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La desescalada de los adolescentes: cómo prevenir conductas de riesgo

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Las conductas de determinados grupos de adolescentes en esta desescalada, (se han saltado la normativa de la distancia de seguridad principalmente), han sido las más reprochadas por las autoridades sanitarias. Su necesidad de socializar con su grupo de iguales se ha visto comprometida por el confinamiento en esta pandemia de coronavirus y son el grupo a los que, probablemente, más les cuesta adaptarse.

A la hora de prevenir conductas de riesgo en adolescentes, la familia es clave. Es fundamental una comunicación continua y frecuente con ellos, practicando la escucha activa, no abusando de los imperativos y órdenes, y negociando con ellos. Usar el «estar» en lugar del «ser, por ejemplo cambiar el mensaje «eres un desordenado» por «la habitación está desordenada», no debemos etiquetar ni comparar.

Al estar más tiempo en casa y ser las redes sociales su principal vía de comunicación con los amigos, es importante estar atentos al tiempo diario que dedican a jugar a videojuegos, o al uso del móvil, ya que pueden engancharse más fácilmente que en otros momentos.

Limitar el tiempo de uso de los aparatos electrónicos y un control parental en el los dispositivos son cuestiones fundamentales que los padres deben tener en cuenta. No se trata de imponer, si no de pactar y acordar con ellos un uso razonable, tampoco de entrar en su intimidad, puesto que poco a poco se van haciendo adultos y hay que respetar su espacio y depositar la confianza suficiente para que sean personas autónomas.

Por último, a esta edad son suficientemente autónomos para seguir las rutinas escolares establecidas. Sin embargo, podemos ayudarles a organizar su agenda semanal, y a resolver sus dudas. Solo si ellos nos lo piden, ayudarles a repasar y a estudiar. Es un momento importante en el que pueden desarrollar la capacidad de gestionarse en relación a los estudios.

La labor de los padres aquí, es de supervisión y acompañamiento y solo en aquellos casos en los que nuestro hijo demuestre que no es capaz de organizarse y está faltando a la entrega de tareas, es necesario intervenir y supervisar sus trabajos.

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En esta etapa, por norma general, les cuesta asumir las normas impuestas y suelen cuestionar las decisiones. Pero también es una etapa en la que se pueden mantener conversaciones más adultas y compartir información de una manera enriquecedora para ambos.

La necesidad del grupo social, la limitación de todos aquellos «privilegios» que habían ganado con la edad, pueden llevarlos a un «permanente estado de enfado». En esta etapa se hace esencial la escucha activa, sin juzgar. Es importante que se sientan escuchados y valorados, que participen en las decisiones familiares.

Debemos aceptarles tal y como son y ayudarles en la toma de decisiones, intentar aconsejarles pero no abusar de la imposición. Hay que mostrarles afecto, pero al mismo tiempo fijarles normas y límites claros. Hacerles sentir que son importantes para nosotros y que puede contar con nuestra ayuda.

Durante estas edades hay que hablar con ellos sobre sus sentimientos, interesarse en su día a día, vigilar los cambios de humor o comportamiento y no menospreciar sus problemas ya que para ellos son importantes.

Consejos para que cumplan el distanciamiento social

Para los padres, puede ser un desafío lograr que sus hijos cumplan el distanciamiento social. Por ello, es necesario trasmitirles la idea de que no se trata tanto de ellos, como de que cualquier persona puede contagiarse y ser portadora, contagiando a otras personas que sí pueden sufrir efectos muy negativos en su salud. Resulta conveniente:

– Compartir información sobre la nueva situación, probablemente ellos sepan incluso más que nosotros.

– Respetar ciertos momentos en los que deseen estar solos, darles su espacio y su tiempo, con cuidado de que no se asilen.

– Establecer conversaciones periódicas con nuestros hijos, interesándonos por cómo se sienten, preguntando directamente sus preocupaciones y sus necesidades actuales.

– Invitar a nuevos espacios de reunión familiar, sin obligarles. Crear un momento para hablar, jugar, o simplemente estar todos en familia.

– En esta etapa los amigos son muy importantes, los vínculos que establecen con sus compañeros es uno de los aspectos fundamentales de su desarrollo personal y social. Ahora que ese contacto se ha reducido, debemos ser algo más flexibles en cuanto al uso de móviles y nuevas tecnologías, pero estableciendo siempre unos horarios y unas normas de uso.

– Interesarnos por sus gustos, sus hobbies, es un buen momento para conocer sus gustos y participar en ellos.

Ana Ciruelos y Natalia Guijarro. Psicólogas de TEMS, The English Montessori School

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