Tras más de 40 días encerrados en casa, muchos niños han visto por fin cumplido su deseo de salir de paseo. Algo que antes era habitual, se ha converitido durante las últimas semanas en el mayor deseo para los niños. Y no solo para ellos, también para los padres que reconocen, ahora más que nunca porque han contemplado ciertas regresiones, las ventajas de crecer con los estímulos del exterior.
Salir de paseo a la calle, jugar al aire libre, crecer bajo la luz del sol… tiene muchos beneficios saludables para los niños como explican los pediatras. Las consecuencias del confinamiento pueden ser mayores en los niños que en los que en los adultos. «Los niños no son adultos en pequeño. Los dos factores que diferencian fundamentalmente a los niños de los adultos son el crecimiento y el desarrollo. En el confinamiento, se ven mermados. De ahí que la autorización para que los niños salgan de sus casas una hora al día sea una magnífica noticia», puntualiza el doctor Javier Miranda, responsable junto con el doctor Salvador Martínez del Servicio de Pediatría en los hospitales Vithas de Valencia y Castellón.
Beneficios de crecer bajo la luz del sol
La vitamina D, que se sintetiza por tras la exposición solar, es fundamental para el crecimiento óseo y la adecuada mineralización del hueso. En este sentido, explica el doctor Javier Miranda, «esta vitamina D se sintetiza por el organismo tras la exposición solar, aunque puede ser suplementada por vía oral». Sólo hacen falta 10 minutos diarios de exposición solar para asimilar la cantidad de vitamina D necesaria, pero además jugar un rato bajo el sol ayuda a elevar el estado de ánimo y a solucionar otros desórdenes de tipo psicológico y emocional como estados de ansiedad infantil y estrés, que se han disparado en los niños como consecuencia del confinamiento.
«Consecuencias similares tiene el sedentarismo», añade el doctor Miranda. Esto es debido a que los niños no han tenido oportunidad de liberar adrenalina durante el confinamiento al no poder correr, saltar, y jugar como lo venían haciendo habitualmente.
No obstante, la tendencia actual en la infancia y la adolescencia es a moverse cada vez menos. Diversas organizaciones, entre ellas la Asociación Española de Pediatría, recomiendan la realización de actividad física moderada o intensa durante al menos 60 minutos diarios. «En niños este objetivo puede verse comprometido si no pueden salir a la calle a correr durante el confinamiento», reconoce Javier Miranda.
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Estímulos externos: necesarios para el desarrollo
El desarrollo en los niños hace que dependan en mayor grado que los adultos de la relación con el entorno para regular sus emociones y sus conductas. Los estímulos externos son necesarios para el desarrollo físico, cognitivo y psicológico de los niños. El doctor Miranda reconoce que «sabemos que el aislamiento prolongado o la falta de estimulación persistente puede tener consecuencias tanto psicológicas como cognitivas e incluso físicas, pudiendo afectar al desarrollo. Un niño aislado puede presentar ansiedad, irritabilidad, insomnio, miedo a enfermar, y otras manifestaciones derivadas de la falta de estímulos externos, la disminución de la interactuación con niños de su misma edad o los cambios de horario en sus actividades básicas».
La salida a la calle permite la actividad física. «El hecho de poder andar, correr, ir en bicicleta, jugar o columpiarse es de gran ayuda para mantener unos músculos fuertes y unos huesos sanos, algo importante en cualquier época de la vida, pero fundamental en la edad pediátrica», afirma el doctor. Miranda.
Cuidado de la visión
La visión de lejos puede verse comprometida tras periodos largos de confinamiento. Pintar, jugar con juegos de mesa, usar los dispositivos móviles, ver la televisión… son algunas de las actividades de los niños en el confinamiento que trabajan mucho la vista de cerca. Y muy poco de lejos.
«Es poco probable que la utilización de dispositivos móviles, televisión o en general el hecho de tener que fijar la vista sólo en objetos cercanos tenga consecuencias a largo plazo en la salud visual. Pero sí puede tener consecuencias a corto plazo, ya que el hecho de fijar la vista en teléfonos o tablets conlleva una menor frecuencia de parpadeo», explica el doctor Miranda. Y añade que «así, disminuye la producción lacrimal, y puede aparecer desde irritación ocular a problemas corneales más importantes. Además, la fatiga ocular por mantener la mirada fija en estos dispositivos durante un tiempo prolongado puede producir visión borrosa o dolor de cabeza».
Para minimizar estos efectos, de forma paralela a la actividad física, «es conveniente realizar ejercicios oculares cuando se salga de casa, enfocando en objetos lejanos, o jugando a juegos como el clásico «veo-veo», donde de forma involuntaria se ejercitan los músculos que controlan el movimiento del ojo», recomienda el Dr. Miranda. Y puntualiza, «no hay que esperar al fin del confinamiento para estos ejercicios, ya que se pueden hacer en muchas ocasiones desde los balcones o las ventanas de las casas».
Prevención al volver a casa
En términos de seguridad y prevención de contagio frente al Covid-19, el doctor Javier Miranda aconseja que «una vez finalizado el paseo, las recomendaciones serían las mismas que para cualquier persona que salga al exterior durante la época del confinamiento: evitar que los niños toquen pomos y tiradores de puertas, barandillas, buzones o los botones del ascensor. Al entrar en casa, hay que lavarse las manos con agua y jabón, o incluso aprovechar para hacerlo coincidir con el momento del baño, y si es posible cambio de ropa y de calzado (por uno que sólo utilicemos dentro de casa)».
Mascarillas y niños
Conociendo a los niños y su comportamiento en general, «que lleven mascarillas sería adecuado, pero con los niños tenemos que ser realistas», reconoce el doctor. Miranda. Es difícil que un niño que sale a correr y jugar pueda mantener una mascarilla facial durante el tiempo de juegos. ¡Si hasta en invierno nos cuesta que se pongan una bufanda! «Si no se puede, por la edad o por la actitud del niño, es importante mantener una distancia de separación suficiente, al menos de 2 metros», matiza Javier Miranda.
Elisa Ferrando Casanova
Asesoramiento: doctor Javier Miranda, coresponsable del Servicio de Pediatría en los hospitales Vithas de Valencia y Castellón.
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