El confinamiento está llevando a las familias a pasar 24 horas de manera conjunta. Si ya en el día a día es difícil evitar que aparezcan conflictos, tras tanto tiempo en compañía las pequeñas riñas están aseguradas. Ninguna convivencia es perfecta, y cuando los malos momentos aparecen, hay que ponerse a trabajar para solventar estas situaciones y conseguir aliviar la tensión creada.
Para este fin, desde la Universitat Oberta de Catalunya, se brindan consejos para aprender a sobrellevar los conflictos originados en casa durante el confinamiento. Lo que sucede de puertas para afuera escapa de las posibilidades de la familia. Pero, por suerte, lo que ocurre en el hogar sí que puede controlarse y hacerlo es la clave para que el confinamiento sea más llevadero.
Aceptar los conflictos
Ya lo hemos dicho, ninguna convivencia es perfecta. El conflicto está presente en toda relación interpersonal. Será inevitable que este aparezca durante el confinamiento, ya sea en la pareja o entre padres e hijos. Aunque a priori se vea como algo negativo y se relacione con el caos, esta no es la realidad. La valoración del mismo dependerá de la forma en la que se gestione.
Hay que aceptar esta realidad, y tener en cuenta que la inversión del tiempo será imprescindible. También será necesario construir una relación empática, ya que será más fácil gestionar estos conflictos si se mantiene una buena relación con la otra persona. Aprender a ponerse en el lugar del otro y no recordar únicamente lo negativo será imprescindible.
Los expertos de la Universitat Oberta de Catalunya ponen como ejemplo de conflicto la presencia de ruidos o comportamientos desmesurados originados por el estrés y la ansiedad del confinamiento. Estas situaciones que antes podían pasar desapercibido, ahora pueden originar que hagan estallar las riñas en el hogar.
Intentar normalizar la situación
Los expertos indican que lo mejor durante estos días es intentar hacer vida normal, en la medida de lo posible. Mantener ciertas rutinas ayuda a reducir el estrés y la ansiedad, ya que la concentración estará puesta en estas ocupaciones. Hay que evitar que estas situaciones también den lugar a conflictos por olvidarse de pasar tiempo en familia y dar lugar a reclamos.
Cuando finalmente aparezca el conflicto, hay que evitar gritar, culpabilizar a la otra persona, ni mostrar agresividad. Hay que controlar qué y cómo se dicen las cosas, mostrando amabilidad con la otra persona, sin dar a entender que este problema no preocupa también. No hay que tener miedo a mostrar la propia posición y punto de vista a la otra persona.
Damián Montero
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