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La desescalada infantil: los niños primero

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Ante el anuncio realizado por el Gobierno de que los niños menores de 14 años podrán salir a la calle dentro poco, muchos padres se preguntan cómo abrir la puerta a los niños para salir a pasear -algo que necesitan después de tantos días de confinamiento-, y explicarles cómo deben actuar fuera de casa para evitar riesgos para ellos y para otros colectivos.

Como no podía ser de otra manera se apela a la responsabilidad de los padres para la custodia durante estas salidas a la calle, estos paseos en los que deben respetar una serie de medidas: solo podrán salir durante una hora al día, de 9 de la mañana a 9 de la noche, siempre acompañados de un adulto mayor de edad, podrán llevar un juguete, no deberán jugar en los parques infantiles….

Pero, ¿qué pensarán nuestros hijos cuando vean la calle vacía? ¿Y cuando les digamos que no se pueden acercar al parque infantil ni a otros niños para jugar? La vuelta a esa supuesta normalidad a la que accederán los niños tras la desescalada no será la misma.

La desescalada infantil y el enemigo invisible

Para entender cómo han interpretado los niños todo lo relacionado con la pandemia de coronavirus, Mercedes Bermejo, psicóloga especializada en Infanto-juvenil y familia, directora de Psicólogos Pozuelo y portavoz del Colegio Oficial de la Psicología Madrid, explica que «muchos niños y niñas han tenido la sensación de que de repente su vida se ha visto interrumpida. Han dejado de ir al colegio, han dejado de ver a sus amiguitos, se han quedado como castigados en casa sin poder salir, teniendo que hacer un montón de tarea y sin entender bien que es lo que ocurre, escuchando a los adultos, en ese idioma adulto que muchas veces no entienden: ‘que hay un virus, y que hay gente que está muriendo, que afecta mucho a las personas mayores’.

Hay muchos niños que están muy asustados y no lo están pudiendo expresar, pero si lo están somatizando.

La psicóloga Mercedes Bermejo advierte que «algunos niños están teniendo conductas regresivas, tics, ansiedad, rasgos de alteración de su estado de ánimo… Es importante que a los niños se les de la información de forma clara y sencilla, transmitiendo mucha seguridad y tranquilidad. En muchos casos no se ha hecho así y esto tiene unas consecuencias a nivel psicológico».

Aún así todavía queda asimilar el riesgo y el peligro de ese extraño enemigo invisible cuando los niños salgan a la calle. Incluso para los adultos es difícil entender qué es lo que está pasando. En un mes el coronavirus ha cambiado completamente nuestras vidas, pero hemos demostrado que tenemos una alta capacidad de adaptación e incluso nos hemos sorprendido como sociedad.

Sin embargo, para los niños, el hecho de que haya un enemigo que no vemos, que no entendemos, que no se conoce ni siquiera a nivel científico… genera una gran inestabilidad. «En el caso de los niños es más difícil porque no tienen tanta madurez a nivel psicológico y esto hace que tengan un mayor malestar, y como consecuencia pueden generar miedos, desregulación emocional, estrés y ansiedad. Por eso, es más importante que nunca la figura del adulto como figura contenedora», reconoce Mercedes Bermejo.

El coronavirus y los niños

La calle vacía: ¿por qué no puedo jugar con mis amigos?

Cuando salgan los niños a las calles vacías, ¿les resultará extraño? Seguramente los padres tendrán que verse obligados a responder a muchas preguntas, ¿cómo debemos prepararles? «Cuando salgan a la calle, hay que dar a los niños información clara y sencilla para que puedan entender la realidad que vivimos. Los niños entienden la realidad a través del discurso de los adultos y muchas veces nuestro discurso no está adaptado a la infancia, por eso es muy importante hacerlo desde su lenguaje, que es más simbólico, lúdico y cercano al pensamiento mágico de su etapa evolutiva. Para ello, los cuentos son un gran recurso», reconoce Mercedes Bermejo.

En el caso de la calle vacía, los niños necesitan mensajes anticipatorios que les den seguridad 

Pero evitar sustos, extrañezas y, sobre todo, situaciones imprevistas, Mercedes Bermejo tiene la clave: «en el caso de la calle vacía, los niños necesitan mensajes anticipatorios para tener la seguridad, la calma y la tranquilidad de lo que va a ocurrir. Los mensajes anticipatorios nos ayudan a los adultos, pero a los niños en una mayor medida sobre todo cuando cuentan con la compañía emocional y física de un adulto».

La distancia social funciona también para los niños tras el confinamiento y en desescalada de la cuarentena. ¿Es posible para los niños mantener la distancia social durante sus juegos? Mercedes Bermejo reconoce que «va a ser difícil decirle a los niños -no toques, no hagas, no te acerques, no molestes…- porque al final es ir en contra de su naturaleza. Los niños de manera instintiva necesitan la expresión corporal, la motricidad fina, gruesa, necesitan moverse y correr, y ahora en el día a día no están quemando toda la energía que necesitan. Por eso es importante que asimilen esta nueva distancia social, siguiendo las recomendaciones sanitarias de prevención de contagio, a través de un juego adaptado a su etapa evolutiva. Por ejemplo, se trata de inventar una actividad, un reto: nos vamos a proponer no acercarnos a la gente a menos de dos metros y entre tanto vamos a hacer una prueba, un juego que tenemos que hacer entre todos cuando salgamos de paseo».

Para evitar que toquen las cosas, «si pueden llevar los guantes mejor, y si no pues decirles que hay que intentar no tocar cosas que suele tocar mucho la gente para intentar protegernos. A través de algo mágico, a través del juego, es mucho más fácil que los niños puedan responder a estas normas. Intentemos no meterles todas las normas de golpe de forma impositiva. Hay que comprender que estas medidas sanitarias van en contra de su instinto natural y de sus necesidades porque esto de estar en contacto, explorar, tocar, descubrir… forma parte de su naturaleza y de sus necesidades emocionales y psicológicas».

La vuelta a la supuesta normalidad

Esta vuelta a la normalidad será distinta también en los juegos. ¿Cómo se juega con otros niños sin estar en contacto con ellos? La psicóloga Mercedes Bermejo reconoce que «es difícil pedirles a los niños y a las niñas que jueguen entre ellos sin el contacto. Es muy probable que esto se les pueda olvidar, incluso a los adultos a veces se nos olvida, pero para ellos cuando están jugando en su mundo de pensamiento mágico, que es característico de su edad, es todavía más difícil. Para conseguirlo es fundamental la supervisión por parte del adulto, es importante estar pendiente, promover y motivar juegos donde haya cierta distancia emocional. Se recomienda que en las salidas no haya contacto con otros iguales y creo que los padres debemos seguir estas recomendaciones sanitarias».

En esta situación, ¿la falta de socialización puede frenar el correcto desarrollo emocional de los niños? «Hay que buscar otras vías que prevengan el contagio siguiendo las recomendaciones sanitarias como puede ser a través de la tecnología», apunta la psicóloga Mercedes Bermejo.

Los psicólogos infantiles, durante mucho tiempo, hemos recomendado no abusar de la tecnología, pero en este caso es la única vía de comunicación con el exterior.

Y añade que «los psicólogos infantiles, durante mucho tiempo, hemos recomendado no abusar de la tecnología, pero en este caso es la única vía de comunicación con el exterior. Por ello, a través de las videollamadas se pueden establecer diferentes juegos y actividad con los iguales. Sabemos que no es lo mismo, pero es una forma de seguir promoviendo sus habilidades sociales, de seguir en contacto con sus amigos».

Por otra parte, el clima familiar que se está viviendo en casa durante estos días de confinamiento también es clave para su estabilidad emocional. «Es muy importante para los más pequeños que se sientan cuidados y protegidos acompañados por sus padres y que en casa se respire calma, tranquilidad y seguridad porque los niños son esponjas emocionales. El tema de los amigos, aunque es importante para su desarrollo, no es imprescindible ya que estamos hablando de un periodo de tiempo ‘corto’. Por tanto, hay que buscar otras vías de contacto. Peor sería que no pudieran estar con sus padres, esto sí sería importante y afectaría a su desarrollo emocional. En el caso de los iguales, ya que no se puede, busquemos la vía para hacerlo a través de las videollamadas y a través del teléfono y de la tecnología», concluye Mercedes Bermejo.

Marisol Nuevo Espín
Asesoramiento: Mercedes Bermejo, psicóloga especializada en Infanto-juvenil y familia, directora de Psicólogos Pozuelo y portavoz del Colegio Oficial de la Psicología Madrid

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