Los hogares en todo el mundo afrontan una situación que nunca imaginaron. Un confinamiento que les supone permanecer día a día en casa, sin posibilidad de salir para hacer actividades tan simples como pudiera ser ir a hacer ejercicio o tomarse un refresco en una terraza. En el caso de los niños, esto supone dejar de lado actividades tan divertidas como las visitas al parque para jugar con sus amigos.
Fruto de esta situación pueden surgir distintas consecuencias emocionales que los más pequeños de la casa no saben gestionar al no tener la madurez necesaria. A los padres les corresponde identificar estas situaciones para ayudarles a afrontarlas y poner en marcha los mecanismos necesarios para que no creen secuelas a la larga en los más pequeños.
Efectos del confinamiento en niños
Desde el Hospital Sant Joan de Déu de Barcelona se señalan varios ejemplos de cómo el confinamiento puede afectar a los más pequeños de la casa:
– Los niños están en proceso de desarrollo y el entorno tiene una gran importancia a la hora de regular sus emociones y sus conductas. Cuando este ambiente cambia, como es en el caso del confinamiento, se podrá detectar con mayor probabilidad dificultades en la gestión de las emociones y del comportamiento.
– La necesidad de hábitos y rutinas. Rutinas y hábitos ayudan a los niños a regularse, siendo especialmente sensibles a los cambios en los mismos. Ni que decir tiene que el confinamiento conlleva un cambio significativo en estos aspectos y tendrá un impacto superior en los niños.
– Necesidad de actividad motriz al aire libre. Durante el desarrollo infantil el movimiento es imprescindible para el desarrollo de los niños y es de gran ayuda para regular sus emociones.
– Los niños necesitan interactuar con sus iguales, la relación con otros niños es un elemento central en su día a día. Estos momentos de socialización primaria quedan limitados al máximo durante el confinamiento.
– La necesidad de situaciones de estabilidad y certeza. Para el correcto desarrollo de los niños es importante limitar las situaciones de inestabilidad y de incertidumbre, ya que les genera intranquilidad y desconfianza. La situación de confinamiento tiene estos componentes de incertidumbre que pueden provocar malestar en los más pequeños.
Prevención de las consecuencias
Los expertos de este hospital también indican varios consejos con los que prevenir la aparición de estas consecuencias en los más pequeños:
– Los padres deben hacer valer los aspectos positivos del confinamiento: mayor tiempo a sus hijos, lo que les permitirá más momentos de ocio y un fortalecimiento del vínculo con los pequeños y entre hermanos. Hay que pensar en divertidas actividades con las que pasar estas jornadas.
– Mantener la estabilidad en los hábitos básicos, asegurando las necesidades en el sueño y la alimentación. También se deben incluir determinadas rutinas de ejercicio que aseguren movimiento en los más pequeños.
– Establecer un horario y rutinas diarias que permitan a los niños mantener el ritmo del día a día con los menores cambios posibles respecto a lo que hacían antes del confinamiento. Los padres deben mantener un equilibrio entre obligaciones (tareas académicas, ayudar en las labores del hogar, etc.) y el ocio. Todo ello con el objetivo de distraer la mente.
– En relación con el punto anterior, se debe evitar el uso excesivo de pantallas y ajustarlo a la edad del niño.
– Con el fin de fomentar el área social en los más pequeños, hay que intentar mantener el contacto con otros familiares y con los amigos. Las llamadas y las videoconferencias son dos grandes aliadas en estos tiempos de confinamiento.
– La situación de confinamiento también tiene efectos sobre las emociones de los padres que pueden terminar afectando a su relación con los hijos.
Damián Montero
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