Todas las familias están atravesando una dura situación durante el confinamiento en casa con motivo del coronavirus. Es cierto que pasar más tiempo en familia parece un escenario idílico. Sin embargo, las posibilidades de actividades se contraen ante la prohibición de hacer vida en la calle. Algo que se vuelve especialmente difícil para grupos de población acostumbrados a una vida social, como es el caso de los adolescentes.
Además, tanto tiempo en casa durante esta etapa de rebeldía puede dar lugar a rifirrafes y discusiones entre los distintos miembros del hogar. Padres e hijos pueden verse peleando más de lo habitual. Sin embargo, este confinamiento por culpa del coronavirus puede ser la ocasión perfecta para estrechar vínculos con estos jóvenes, consiguiendo el tan necesario entendimiento generacional.
Hacerles entender la situación
La primera pregunta que pueden hacerse los adolescentes, tal y como indican desde el Child Mind Institute, es «¿Por qué tengo que permanecer en casa si los jóvenes no somos grupo de riesgo?» Esta pregunta debe dar lugar a un debate entre padres e hijos en donde los mayores aclaren a los mismos que esa información es falsa y que igualmente pueden contraer el coronavirus y sufrir sus efectos.
David Anderson, PhD, psicólogo clínico del Child Mind Institute, señala que durante la adolescencia el pensamiento habitual es el de invencibilidad. «El hecho de que los datos señalen que el coronavirus es menos grave para ellos, es un problema para hacerlos seguir las recomendaciones. Quieren ver a sus amigos y no entienden por qué el distanciamiento social debería aplicarse a ellos», concluye el especialista.
Los padres deben hacerles ver que la exposición y el riesgo de este virus es algo exponencial. Partiendo de la base de que incluso ellos podrían sufrir las consecuencias del coronavirus, hay que hacerles ver el peligro de que pase la puerta de casa. La posibilidad de que todos los miembros del hogar se contagien es un riesgo real y que podría suceder si se saliera a la calle y se estuviera en contacto con algún infectado.
Distanciamiento de los amigos
La adolescencia es sinónimo de vida social, de salidas constantes a la calle y de quedadas con los amigos. El confinamiento en casa puede derivar en frustración para los jóvenes que derive en mal humor y discusiones con los padres (algo habitual durante estas edades). Los adultos deben entender esta situación en sus hijos, y no hacerlos sentir mal por estas sensaciones.
Hay, por tanto, que intentar establecer un pacto en lo que al uso de redes sociales se refiere. Estas plataformas son una vía de contacto entre los amigos del adolescente y que, por tanto, se vuelven más necesarias durante el confinamiento. Si bien hay que imponer límites en esta utilización, tampoco se les debe privar al completo.
Por otro lado, los padres deben proponer otras actividades en casa. Rutinas con las que acercarse a los adolescentes y compartir este tiempo en el hogar. Hay que tener en cuenta los gustos de los jóvenes en este tiempo. Un buen ejemplo es permitirles a ellos elegir las películas que se verán, series, etc.
También hay que mantener un horario de sueño constante, con tiempos predecibles para despertarse y acostarse, es especialmente importante para mantener un estado de ánimo positivo y su capacidad para cumplir con las expectativas académicas. También habrá que dejar espacio para que los hijos hablen de sus sentimientos y, si se sienten tristes, que hablen de ello.
Damián Montero
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