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La leche y las modas

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En unos años, en el lineal del supermercado destinado a la leche han aparecido toda una serie de variedades que nos dejan con la boca abierta, desde las clásicas leches desnatadas y sin lactosa, a la leche de soja, arroz, almendras… ¿Qué hay de cierto en la moda de que la leche no es tan buena?

Desde hace algún tiempo, comienza a ser frecuente que, tanto en los cuestionarios de hábitos dietéticos que los profesionales realizamos a nuestros pacientes en la consulta, como en los que cumplimentan los usuarios de servicios de catering o de restauración colectiva esté creciendo en proporción muy elevada el número de quienes prefieren que la leche de vaca sea excluida de su dieta.

Cuando preguntamos por la razón de esta exclusión, casi nunca nos encontramos con que sea debida a una alergia a las proteínas de la leche o a una posible intolerancia a la lactosa. En la mayoría de los casos, la sustitución de la leche de vaca por otros preparados vegetales (la llamada ‘leche’ de soja, de arroz o almendras) surge de la falsa creencia de que tanto su consumo como el de sus derivados acarrea problemas para la salud.

Para los defensores de esta teoría uno de los principales argumentos en favor de la conveniencia de la supresión de la leche de nuestra dieta sería que «somos el único mamífero que, acabado su período de lactancia, sigue tomando leche». No dicen nada falso, aunque siempre que lo escucho no puedo evitar responder que también somos el único mamífero que cultiva los alimentos que consume o el único mamífero que tiene capacidad de procesar esos alimentos.

La leche, un alimento insustituible de la dieta

Para salir al paso de estos falsos mitos que pueden dar lugar a confusión entre la población, acudamos al único criterio válido en esta materia: ¿Qué dice la ciencia sobre el consumo de leche de vaca? En el último Congreso de la Sociedad Española de Nutrición (Santiago de Compostela, 2016) se elaboró un documento para dar a conocer los valores nutricionales de la leche y los productos lácteos para la salud. En él se insiste en el valor de la leche como alimento insustituible de la dieta española actual ya que en su composición entran a formar parte prácticamente todos los nutrientes en cantidades relativamente elevadas.

Además de proveer energía, es una excelente fuentede proteínas de elevado valor biológico y de otros nutrientes como calcio, magnesio, fósforo, zinc, yodo, selenio y de vitaminas del complejo B, así como de vitaminas A y D.

No podemos, sin embargo, proclamar -como se oye frecuentemente- que la leche sea un alimento totalmente completo: por ejemplo, es pobre su contenido en hierro o vitamina C. En cualquier caso, se recomienda una ingesta diaria de leche y derivados lácteos equivalente a entre dos y cuatro raciones en función de la edad y el estado fisiológico.

No puedo, finalmente, dejar de advertir que su consumo no debería implicar la supresión de otros alimentos fundamentales en nuestra dieta, como son las frutas. Adquiramos el hábito de tomar las frutas a media mañana o merienda y como postre del almuerzo. De esta forma dejaríamos el lácteo para el desayuno y a última hora del día.

Pedro J. Toranzos. Licenciado en Farmacia, diplomado en Dietética y Nutrición, máster en Dietética.

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