Entramos en el aula de nuestros hijos muy pequeños, antes incluso de llegar a Primaria, y descubrimos que hay muchos cuentos. En las librerías, hay apartados específicos dedicados a los más pequeños: los llaman ‘prelectores’, ni siquiera ‘primeros lectores’. ¿Tiene sentido que los niños manejen libros cuando todavía no saben leer y aún les faltan varios años?
Algo que es más que sabido en el mundo educativo, y que los profesionales de la educación estamos constantemente resaltando, es el ejemplo como método educativo. Los niños hacen lo que ven y como mejor aprenden es a partir de la experiencia y de lo que consiguen vivenciar y visualizar.
La lectura, como cualquier otro aprendizaje que tengan que desarrollar, también va depender mucho su adquisición de los ejemplos y modelos con los que cuenten. Si cuentan con buenos modelos será más fácil que se motiven hacia ese hábito y lo acaben adquiriendo. Por esto, es muy importante leer a los bebés desde la cuna.
Cómo ser un buen ejemplo para motivar a la lectura
Para establecer unos buenos modelos debemos tener en cuenta las siguientes pautas:
– Los niños deben ver a sus padres y a otros adultos leer: es muy positivo que los niños vean a sus padres con un libro en las manos. Para ello hay que ser capaces de organizar en casa momentos y espacios para cada uno. Esto significa que no siempre que estamos todos juntos debemos hacer todos la misma actividad sino que debemos saber compartir tiempo juntos mientras cada uno practica sus propias aficiones.
Generalmente, suele suceder que en edades tempranas los padres dedican todo su tiempo a los hijos y renuncian a sus pequeños placeres el tiempo que están con ellos. En este caso dejar de leer para estar con ellos supone dejar de darles un buen modelo. Es por ello, que lo recomendable es realizar algunos de los hábitos que los padres poseen delante de los niños para que estos les vean y aprendan.
– Leer relajados: la lectura es una actividad placentera y que sirve para entretener, además, de aportar un desarrollo cultural y enriquecimiento humano. Para mostrar a los hijos que leer es agradable, satisfactorio y relajante hay que realizar la actividad de este modo. Propiciar un ambiente, clima y tiempo especial para ello. No tiene sentido ponerse a leer de pie, mientras se llama la atención constante a los niños o haciendo cualquier otra cosa a la vez.
Esto significa que no es bueno cualquier momento para leer. Podemos aprovechar a hacerlo en el tiempo en el que los niños están haciendo sus hobbies que le hagan estar más relajados, centrados y tranquilos. Ellos tendrán un ambiente propicio para su afición y también nosotros. Podrán percibir cómo disfrutamos con lo que estamos haciendo y ello les puede invitar también a querer hacerlo.
– Mostrar interés por lo que cuenta el libro y despertar en ellos ese interés: para que los niños encuentren sentido a la lectura puede ser interesante, en ciertos momentos, leer en voz alta parte de lo que estamos leyendo, o hacer alguna pregunta al respecto del tipo: «¡Qué divertido!», «A ver qué pone aquí*», «¿Esto qué querrá decir?», etc. Los niños tienen una gran curiosidad por saber y descubrir. Cuando perciben que algo puede ser interesante o hay cierta intriga van a querer estar ahí y averiguar qué hay detrás de esa pregunta que realicemos o ese gesto de curiosidad que mostremos.
– Tener acceso fácil a los libros: es importante que los libros estén bien cuidados, ordenados y en su sitio, pero eso no implica que sean intocables e inalcanzables. Desde muy pequeños debemos darles la oportunidad de poder abrirlos, curiosear y mostrar interés por ellos enseñándoles, claramente, que no es un juego y ayudándoles a que hagan un buen uso de ellos.
Cómo introducir el hábito de lectura en los niños
A partir de un buen ejemplo será más fácil introducir el hábito de lectura, pero para iniciarles en ello es recomendable:
– Leerles desde muy pequeños cuentos, fábulas o historias: esto les ayudará a tener un rico vocabulario y desarrollar estructuras lingüísticas muy completas. Además, se potenciará en ellos el interés por querer descubrir lo que pone en los libros y por lo tanto querer aprender a leer.
– Facilitarles el contacto con los libros: es importante que tengan sus propios libros y que tengan la oportunidad de elegir aquellos que le puedan gustar o motivar más. Esto le va a generar interés por mirar los libros aunque no sepan leer y manipularlos.
– Visitar la biblioteca de manera habitual: las bibliotecas están cada vez más preparadas para niños, incluso cuentan con espacios propios, cómodos e insonorizados. Se puede pasar un tiempo agradable con ellos ayudándoles a descubrir libros interesantes
– Crear tarjetas con palabras sencillas (su nombre, el de sus hermanos, amigos, etc) escritas en mayúsculas para que puedan verlas a menudo (colgarlas en la habitación, darles la oportunidad de que las manipulen, etc).
– Utilizar letras tridimensionales o magnéticas para que puedan comenzar a identificarlas y sensibilizarse con ellas. Inicialmente, como un juego para pasar más adelante a potenciar el aprendizaje. Al ser tridimensionales resulta más sencillo para el niño aprender las letras e interiorizarlas.
María Campo. Asesora pedagógica de Eduka&Nature
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