Los smartphones se han convertido en compañeros inseparables de las nuevas generaciones. Antes los teléfonos móviles servían para hacer llamadas, o mandar mensajes de texto. Pero con la llegada de los dispositivos inteligentes, se incorporan nuevas funcionalidades que abarcan desde juegos hasta aplicaciones de que permiten charlar de forma automática con los amigos.
De hecho muchos jóvenes incluso hacen uso de estos dispositivos cuando no deberían, como durante las comidas en familia o en la cama en los momentos previos a dormir. Muchos padres han manifestado su preocupación sobre la influencia del smartphone en el suelos de sus hijos, tal y como refleja la encuesta de la Asociación Española de Pediatría, AEP.
Smartphones y sueño
Los profesionales de AEP lanzaron la siguiente pregunta en su web: «¿Cree que el uso de dispositivos electrónicos puede interferir con el sueño?» Los resultados fueron los siguientes: SI (1403 votos – 84% del total), NO (276 votos – 16% del total). Datos que evidencian la postura de los pediatras que recuerdan que el uso de estos dispositivos en el dormitorio dificulta la conciliación del sueño.
Se recomienda no usar estas tecnologías una hora antes de acostarse e incluso se debería desaconsejar la presencia de estos dispositivos en la habitación de los niños. Algo difícil si se tiene en cuenta que estos dispositivos multimedia forman parte de la vida de todas las personas y, en especial, de los niños (nativos digitales).
Buena higiene de sueño
Junto con la restricción del smartphone en los momentos previos a irse a dormir, estas son otras recomendaciones:
– Evitar tomar bebidas estimulantes, sobre todo por la tarde y noche.
– Hacer ejercicio físico de forma regular puede ayudar a conciliar el sueño nocturno, aunque no es recomendable en las horas previas a irse a la cama.
– Evitar las actividades que mantienen alerta (videojuegos, móvil) una hora antes de dormir. Las pantallas luminosas del móvil, la tableta o el televisor dificultan la conciliación del sueño y disminuyen su profundidad . Lo mejor es mantenerlos fuera del dormitorio cuando se vaya a dormir.
– La siesta debe ser corta (30-45 minutos) y a primera hora de la tarde.
– Es bueno promover un ambiente favorable para el sueño en el hogar al final de la tarde y en las primeras horas de la noche. Bajar la intensidad de las luces antes de ir a dormir y controlar la temperatura en los dormitorios puede ayudar.
– Enseñar a los niños a relajarse y a expresar sus emociones ayudará también durante esta etapa de la vida.
Damián Montero
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