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La educación ya es tecnológica: 6 mitos que la alejan de las aulas

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El debate ‘tecnología sí o no’ hace años que ha quedado superado ya que el paso del tiempo ha demostrado que la realidad ya es tecnológica. Sin embargo, ciertas falsas creencias unidas a una falta de conocimiento sobre el tema han alejado los dispositivos de las aulas e incluso han provocado su prohibición definitiva en las aulas de algunas comunidades autónomas, la última la Comunidad de Madrid.

Esta prohibición puede dar lugar a una gran confusión en las familias si se considera que el lugar que les debe formar para ser ciudadanos plenos, es decir, el colegiio o la escuela, les prohíbe algo que ya han incorporado como normal en sus vidas, en lugar de enseñarles a usarlo de manera correcta y beneficiosa para ellos.

Según datos del informe ‘Hábitos seguros en el uso de smartphones por los niños y adolescentes españoles‘ de Inteco y Orange, recogidos por Edutech, tan solo el 38,5% de los padres piensan que los centros escolares deben completar su labor a la hora de enseñar a los niños a hacer un buen uso de la tecnología, mientras que más de la mitad consideran que es responsabilidad de los operadores de telecomunicaciones, cuando estas empresas no tienen la función de educar.

Y es que, como señalan esos datos, los padres todavía no consideran que sea en el colegio el lugar donde sus hijos deben aprender las competencias digitales que serán claves para su futuro.

6 mitos que alejan los dispositivos digitales de las aulas

Estas son las reticencias que existen todavía en torno a la aplicación de la tecnología en el sistema de enseñanza por su supuesta influencia negativa en los más pequeños:

1. La tecnología en el aula no lastra los resultados académicos
Ante el temor a que por el uso de la tecnología se resienta el rendimiento escolar, el programa Reinvent the Classroom de HP Education demuestra que, integrando la tecnología en la dinámica de aprendizaje de los adolescentes en un espacio innovador en el que se potencien las diferentes habilidades de cada uno, sus resultados académicos mejoran en un 30% en las competencias de Matemáticas, Ciencias y Escritura.

2. La tecnología no es un fin en sí mismo sino un medio
Leer en el calendario de clases de la semana la asignatura de ‘Tecnología’ y preguntarse «¿qué les enseñarán aquí a mis hijos?» es algo que a más de un padre le habrá pasado. El error es concebir la competencia digital como una materia más, separada y descontextualizada, cuando lo realmente efectivo y beneficioso es enseñarla de manera que impregne el método de enseñanza de todas las asignaturas, igual que lo está en la vida real. Así, los alumnos la interiorizan como parte de su formación y aprenden a usarla de manera productiva.

3. La tecnología no distrae en clase
Las cabezas agachadas de los niños mirando las pantallas de los móviles es quizás la primera imagen que teman los profesores y padres cuando se habla de tecnología. Sin embargo, incluyendo el uso de estos dispositivos en clase para fines pedagógicos y guiados por un docente, los niños no sienten la necesidad de evadirse de la clase para disfrutar de su gadget favorito, pues ya están haciendo uso de él, de manera formativa.

4. La tecnología no resta capacidad de observación y concentración
El miedo a que la multitud de estímulos que emanan de los dispositivos electrónicos les haga ser menos observadores y les reste concentración se desvanece cuando se hace un uso de la tecnología guiado y enfocado a la adquisición de habilidades y conocimientos. Con ella, los niños fomentan su aprendizaje experiencial, el debate, la puesta en común de conocimientos, así como la reflexión y la investigación, pero, sobre todo, esta les ayuda a desarrollar las competencias que exige el mundo profesional y personal actual, como la capacidad de adaptarse a los cambios, de resolver problemas y de ser flexibles ante los entornos cambiantes.

5. La tecnología en el aula no crea adicción
No podemos evitar que los adolescentes y niños vivan rodeados de tecnología y con acceso a Internet. Según datos de la agencia Adglow, recogidos por Edutech, la mitad de los niños con 11 años ya posee teléfono propio, lo que aumenta hasta el 75% para los de 12. Sin embargo, cuando entran en el centro educativo, se lo prohíben y demonizan, provocándoles un desconcierto y rechazo ante su educación, que deriva en desmotivación y bajos resultados académicos, a la vez que una mayor necesidad de emplear sus dispositivos digitales cuando salen de clase. Revirtiendo esta situación e integrando la tecnología en su aprendizaje en las horas lectivas, no tienen la necesidad de usarlo durante tanto tiempo cuando salen del aula, haciendo que utilicen ese tiempo libre en otras actividades, como las deportivas.

6. La tecnología no discrimina ni potencia el individualismo
Tener acceso a la tecnología no aísla a los niños del mundo y de la sociedad, es más, les sitúa en el centro y les aporta el conocimiento y las herramientas necesarias para entenderlo y vivir en él. Además, al tener todos acceso a ella en el aula, sin discriminación por mayor o menor poder adquisitivo, les hace sentirse iguales unos a otros por el mero hecho de contar con ella. A todo ello se une también la capacidad integradora de los alumnos con necesidades especiales ya que pueden disponer de unidades didácticas especialmente diseñadas para ellos, siguiendo así el ritmo de la clase sin necesidad de que el profesor les dedique más tiempo del que dispone para la totalidad de los alumnos.

Marina Berrio
Asesoramiento: Edutech 

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