Siempre es mejor mirar la vida con optimismo. El principio de la profecía autocumplidad advierte de que mantener una mentalidad negativa hace que hasta el peor de los planes, termine por hacerse realidad. Por ello, lo mejor es pensar siempre desde una perspectiva positiva, incluso cuando peor cara tenga la situación (de hecho es cuando más se precisa este tipo de visión).
Sin embargo, es fácil decir que hay que pensar siempre desde el positivismo. Pero alcanzar este punto es una labor ardua que requiere de mucho trabajo, en especial en momentos críticos del desarrollo humano como es la adolescencia. Durante esta etapa de cambios es habitual que el negativismo se apodere de los jóvenes al no encontrar dónde encajar ni respuestas a muchas de sus dudas. Por suerte, estos siempre encontrarán el apoyo de sus padres para alcanzar sus objetivos.
Autoestima, la base de una mente positiva
El problema de base, en muchos adolescentes es no contar con suficiente autoestima. Para alcanzar una mentalidad positiva, en primer lugar deben ser capaces de superar sus defectos (en muchos casos fruto de su propia mala imagen) y conseguir verse a sí mismos como capaces. Con el fin de ayudar a los padres a apoyar a sus hijos, desde la Asociación Española de Pediatría y Atención Primaria, AEPap, se dan los siguientes consejos.
¿Cómo reconocer una baja autoestima en los hijos? Estas son algunas señales que no deben pasar por alto:
– Rechazar las actividades de estudio, deportivas o sociales por miedo al fracaso.
– Falta de compromiso, el adolescente no se ve capaz de conseguir nada de lo que se propone y por eso no inicia ningún proyecto.
– Conductas regresivas. El adolescente empieza a comportarse como cuando era niño para que sentirse protegido por sus padres y evitar tener que enfrentarse a los problemas por él mismo.
– Timidez. El adolescente se siente incapaz de encajar en ningún contexto o piensa que será foco de las burlas, por eso evita cualquier tipo de relación.
Frente a estas situaciones, se puede trabajar en su autoestima de la siguiente manera:
– Demostraciones de afecto para que el adolescente vea que siempre tendrá un hombro en el que apoyase cuando todo va bien y que es merecedor de este cariño.
– Escucharlos, en especial cuando atraviesen un momento malo para que puedan contar con alguien a quien acudir si la cosa se tuerce.
– Presentar alternativas, pero nunca tomarlas por ellos. Cuando todo va mal es difícil pensar en un escenario mejor. La misión de los padres debe ser la de mostrar otros futuros más positivos, demostrando al adolescente que se equivoca. Pero deben ser ellos quienes decidan cuál es la mejor opción.
– Los padres deben respetar las singularidades de sus hijos y nunca menospreciar sus puntos de vista, sino intentar entenderlos.
– Contribuir a que encuentren objetivos. Cada adolescente es distinto y, por supuesto, tendrá sus propias metas. Por ello, los padres deben animar a sus hijos a ponerse estos objetivos y nunca permitir que cejen en su empeño para lograrlos.
¿Qué pueden hacer los adolescentes?
Los adolescentes también pueden contribuir a reforzar su mente positiva de la siguiente manera:
– Empezar a destacar aspectos positivos, los adolescentes deben intentar recapacitar y encontrar, al menos, un punto positivo entre todo lo realizado en el día a día.
– Evitar el perfeccionismo. Nada puede aspirar a la perfección, siempre hay que dar lo mejor pero sin obsesionarse con pulir cada detalle.
– Aceptar los errores. Hasta los más grandes se equivocan, lo único que no se permite es no aprender de ellos. A los padres les toca enseñar a gestionar este tipo de situaciones.
– Animarse a probar nuevas cosas. Quizás el adolescente no haya encontrado lo que se le da bien, prueba y error, esa es la clave.
– El poder del cambio. Empezar de cero, trabajar y solucionar lo que se falló. Esa debe ser la mentalidad de los adolescentes: si algo no gusta, hay que empezar a cambiar.
– Hacer ejercicio, un antiestrés natural.
Damián Montero
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