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Pensar en positivo: el secreto del éxito

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¿Qué es pensar en positivo? Es pensar en realista, es encontrar alternativas a las dificultades, es no permanecer inmóvil y pasivo ante lo que ocurre, es buscar soluciones. 

Ciertamente, hay situaciones irremediables, como los fenómenos naturales (la presión atmosférica, la lluvia o la nieve), una enfermedad incurable… y algunas otras más que debemos aceptar con serenidad, sencillamente porque no se nos ofrece otra alternativa razonable que soportarlas de la forma más estoica posible, sin perder ni un solo minuto en lamentaciones que a nada conducen.

Si pretendemos ser siempre la reina de la fiesta tenemos muchas posibilidades de deprimirnos por no alcanzar nuestro objetivo.

Pero en las demás situaciones y problemas, la clave del pensamiento positivo y de la felicidad reside en la adecuación de las expectativas; es decir, hay que tener proyectos e ilusiones realistas pero, sobre todo, capacidad adaptativa para saber dirigirse a ellos, cambiar de marcha y rodear los obstáculos.

El secreto del éxito: cambiar

El secreto del éxito está en la firme disposición de cambiar los pensamientos negativos por creencias positivas que nos permitan encontrar alternativas válidas a nuestros problemas y dificultades.

El cambio debemos hacerlo, pues, aquí y ahora, en nuestra propia mente, fijándonos en lo mejor de nosotros mismos, valorándonos, para desde la autoestima encontrar alternativas, soluciones, posibilidades, pues como decía Ortega: «Un hombre es un horizonte siempre abierto a cualquier posibilidad de cambio».

Trucos para mejorar la autoestima

Para cambiar, debemos fijarnos en nuestras cualidades y aptitudes más relevantes, es decir, alentando pensamientos y sentimientos positivos sobre nosotros mismos. Por este motivo, para que este cambio sea realmente positivo para nosotros mismos y para los demás es necesario:

1. Elogiar y no ridiculizar. Todos necesitamos que nos reconozcan las pequeñas cosas que hacemos diariamente y que a veces pasan desapercibidas para los demás, para nuestros hijos o nuestra pareja. El refuerzo debe ser sincero, sin exageraciones y de acuerdo con los comportamientos que deseamos aumentar.

2. Descubrir las cualidades personales. Conocerse es fundamenal para valorar las cosas que sabemos hacer bien, y las cualidades y habilidades que tenemos. Es importante contar con oportunidades para poderlo demostrar con frecuencia.

3. Mejorar su imagen corporal. La apariencia personal es muy importante para estar a gusto con uno mismo. Seguir unas normas sobre higiene personal, limpieza, vestido, aseo, aspecto externo, etc. es necesario para tener éxito en las relaciones sociales.

4. Identificar emociones y sentimientos. Las emociones a veces nos impiden actuar empleando la razón. En numerosas ocasiones, el problema es que no sabemos gestionarlas. Todos sabemos qué es la felicidad, la tristeza, la alegría, el enfado, la decepción, etc. Sin embargo, reconocer que actuamos bajo la influencia de estas emociones resulta un poco más difícil.

5. Valorar y respetar opiniones. Los adolescentes no deberían pensar: «lo que digo yo no cuenta». Las opiniones o las ideas que él expresa deben ser tenidas en consideración, de acuerdo con la edad, pero siempre valorando su aportación y su participación. Los adolescentes tienen sus propias ideas y opiniones sobre todos los temas. Habrá que enseñarles las maneras más adecuadas de expresar esas opiniones.

6. Hacer que se sienta un miembro importante de su familia. Los hijos son miembros importantes de la familia y ello se debe hacer notar escuchándoles, haciéndoles participar en los asuntos importantes para la familia. Podemos consultarles algunas cosas para que nos digan su opinión, lo que piensan al respecto, valorando sus aportaciones, más por el hecho en sí de participar y aportar, que por la validez o no de lo que expresen.

7. Comunicación fluida. La buena comunicación es la base fundamental de la convivencia. Deberíamos buscar los momentos más adecuados para interesarse por las cosas y los problemas de los hijos, manteniendo conversaciones afectuosas con ellos, debatiendo y comentando temas de intereses comunes o personales. Con ello se pretende animarles a que expresen ideas, aunque sean muy diferentes a las de los padres, pero es importante que a esta edad se comuniquen y se sientan arropados por la ayuda afectiva.

8. Celebrar sus éxitos. Aprobar un examen, hacer un trabajo limpio y bien hecho, ser felicitado por el profesor, obtener un meritorio puesto en una competición deportiva, hacer nuevos amigos, ir de excursión, etc. Todos ellos son ejemplos de pequeños éxitos que los chicos experimentan y que necesita compartirlos con los demás para que les sean reconocidos sus méritos. Es una buena ocasión para felicitarles, con comentarios sobre su capacidad, su imaginación, esfuerzo e interés. Estos elogios tienen un poderoso efecto sobre la autoestima: la eleva, la fortalece y, sobre todo, les hace muy felices.

Marina Berrio
Asesoramiento: Manuel Álvarez Romero. Director del Centro Médico Psicosomático de Sevilla

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