Cada 5 de enero sus mágicas majestades cargan sus camellos para llevar la ilusión a los hogares de todo el mundo. ¿Cómo saben lo que quieren niños de todo el planeta? La carta que escriben durante los días previos tiene la clave ya que en ella se expresan todos los deseos de los más pequeños de la casa. Sin embargo, hay un reclamo, una necesidad que aunque no esté redactada en esta misiva, es necesaria.
El cariño hacia los hijos, un regalo que la noche de reyes debe estar presente en los hogares y que ha de utilizarse en las restantes jornadas del año. Así lo recuerdan desde la Asociación Española de Pediatría y Atención Primaria, AEPap, quienes animan a los padres a que en esta ocasión, junto a todos los presentes que sus mágicas majestades traigan a sus hijos, ellos pongan la atención y el amor que tan necesario es en el desarrollo de los niños.
Los imprescindibles en la carta a los reyes
Como se ha dicho, AEPap, recomienda la incorporación de varios puntos necesarios para instaurar el cariño como una rutina en el hogar:
Manifestar el cariño.
Los padres deben esforzarse por manifestar el cariño y el apego que necesitan los hijos, tanto a través de muestras físicas (abrazos) como con palabras. De esta forma, los más pequeños se sentirán queridos dentro de su entorno habitual.
Hacerlos sentir únicos.
Los padres deben detectar las características que hacen a sus hijos únicos y especiales, reconociendo estas habilidades y destrezas, aceptándolos tal y como son.
Hablar con los hijos.
Los padres deben establecer un diálogo con los más pequeños, interesarse por sus gustos, conocer sus logros o, simplemente, saber cómo les ha ido el día.
Normas y límites.
Los padres también tendrán que aceptar la responsabilidad de orientar a sus hijos a través de las normas y límites. Estas reglas tendrán que ajustarse a sus características, y tendrán que ser explicadas con respeto y coherencia, sin dejarse llevar por los nervios si se incumplen.
Ser un buen modelo.
Los padres son el espejo en el que se miran los hijos para tomar principios de comportamiento y valores, por ello hay que comportarse de forma ejemplarizante. Por supuesto, también hay que estar dispuesto a ofrecerles consejos cada vez que se sientan desorientados en algún tema.
Apoyarlos siempre.
Los hijos deben sentir que tienen unos padres en los que apoyarse cuando las cosas vayan mal. Esto también pasa por fomentar su autonomía, favoreciendo que ellos tomen decisiones cuando sea necesario, pasando a un segundo plano y ofreciendo consejo cuando sea preciso.
Dedicarles tiempo.
Muchas son las horas de trabajo que los padres pasan fuera de casa, eso por no añadir las horas necesarias para desarrollar labores domésticas con las que favorecer el buen funcionamiento del hogar. Pero, aunque el tiempo sea escaso, hay que encontrar un hueco en el que los niños sean los protagonistas.
Damián Montero
Te puede interesar:
– Crianza con apego: las 8 claves de la crianza natural
– Los beneficios del ‘piel con piel’