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Pautas para educar la fuerza de voluntad de los adolescentes

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Existen tres pilares que marcan la fuerza de voluntad de cualquier persona. La ventaja de que existan reside en que la fuerza de voluntad se puede educar, no es algo con lo que se nace, sino que hay que trabajarla. El orden, la constancia y la motivación constituyen los tres pilares fundamentales para conseguir tener voluntad.

Tanto el orden como la constancia tienen como meta conseguir objetivos concretos, pero el tercero, la motivación, es lo que mueve la verdadera fuerza de voluntad. Así, El orden en general, no solo en el dormitorio, sino también en el horario, en lo que tienen, en sus cosas es uno de los tres pilares en los que se asienta la voluntad de una persona.

La constancia es el segundo pilar importante y se define como la tenacidad sin desaliento, firmeza y perseverancia en los objetivos que uno se ha marcado. Es no darse por vencido, crecerse ante las dificultades que surjan. Así se edifica un ser humano fuerte.

En cuanto a la motivación, se puede decir que es ilusión. Una persona sin motivación no puede levantarse todos los días y hacerse fuerte a sí mismo para conseguir aquello que realmente no quiere.

Pautas para padres de adolescentes

Estos consejos pueden ayudar a los padres a trabajar con sus hijos adolescentes la fuerza de voluntad.

– Proponerse metas que no sean demasiado complicadas, pero tampoco excesivamente fáciles. Cuando son las metas son difíciles de conseguir es más fácil tardar poco tiempo en tirar la toalla y dejar de intentarlo de nuevo. Los objetivos que queremos cumplir deben ser sencillos y asumibles, deben establecerse con la cabeza y evitar que sean generalistas para cambiarlos por cosas concretas.

– Establecer un horario para cumplir las metas. Tener un horario diario, un plan semanal y un objetivo mensual evitará dejar las cosas para mañana. Establecer una rutina es fundamental para conseguir efectividad en la fuerza de voluntad.

– Ser disciplinado. Para tener voluntad hay que organizarse para evitar sucumbir a lo que más nos apetece. Si quiero sacar buenas notas, no me puedo quedar en el sofa,  que «es lo que me apetece», tengo que proponerme ponerme a estudiar todos los días a la misma hora, pase lo que pase. 

– Volver a intentarlo. Cuando la meta es costosa es posible que el fracaso aparezca tras los primeros intentos, pero lo importante no es la caída o cómo nos  hayamos caído, sino cómo te levantes. Si lo haces y resurges una y otra vez, conseguirás el objetivo.

– Alimentar la motivación. La ilusión por conseguir lo que nos hemos propuesto es lo que nutre realmente la fuerza de voluntad. 

Trucos sencillos para desarrollar la voluntad

A raíz de la realización de un encargo en casa por parte de un hijo adolescente (por ejemplo, dar ‘clase particular’ a un hermano pequeño), podemos aprovechar para desarrollar mejor algunos aspectos de su voluntad:

– Explicarle por qué y para qué hacer -y hacer bien- ese encargo

– Evitar resolverle todas las dificultades que se le presenten (pedirle que las intente resolver él mismo)

– Proponerle cada semana que cuide un detalle concreto de su trabajo: la puntualidad, el orden, la paciencia, etc.

Isabel Rojas-Estapé. Psicóloga 

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