La Navidad es una época en la que la fiesta es una nota común. No solo las celebraciones en familia, sino las salidas nocturnas con las que muchos adolescentes comparten con sus amigos tiempo de ocio. Sin embargo, en muchas ocasiones la línea entre la diversión y las conductas de riesgo puede romperse por la presencia de sustancias de riesgo como el alcohol.
Para prevenir nada mejor que educar. La transmisión de valores a los jóvenes debe ser la apuesta de los padres para esta Navidad. Para ello nada mejor que convertirse en el mejor ejemplo para sus hijos, construyendo un entorno educativo adecuado para la prevención de las conductas de riesgo. Con el fin de ayudar a los adultos, desde la Asociación Española de Pediatría, AEP, se brindan los siguientes consejos para este fin.
¿Cómo ser un ejemplo para los hijos?
Desde que un niño nace, y a lo largo de toda su vida, sus padres son el ejemplo a seguir, el espejo en el que mirarse a la hora de tomar decisiones. Desde AEP se proponen 10 consejos para que los adultos sepan comportarse frente a sus hijos en lo que alcohol se refiere:
1. Hablar con los hijos, en especial en aquellos temas en las que tengan intención de hablar y no solo cuando los padres quieran iniciar el diálogo, de esta forma verán a sus padres como un ser cercano en quien confiar.
2. Fomentar la presencia de actividades de ocio y aficiones realizadas en familia, apostando por forma una diversión conjunta entre todos, en especial durante la Navidad.
3. Tener un proyecto educativo individual para cada hijo, descubriendo qué los hace diferentes y aprendiendo cómo acercarse del mejor modo.
4. Transmitir valores, como una vida sana con escasa presencia del alcohol y en donde las actividades sanas sean la nota predominante.
5. Transmitir los valores propios de la comunidad a la que se pertenece y fomentar la pertenencia a ella.
6. Enseñar el valor de la moderación en general y en el consumo de alcohol en general, para ello los padres deberán evitar el abuso de estas bebidas durante los encuentros familiares y en el día a día.
7. Ofrecer un modelo adecuado con el propio consumo de alcohol. Dar ejemplo de sobriedad en el consumo y no presentar estas bebidas como un elemento divertido.
8. Conocer a sus amigos y ofrecer, en la medida de lo posible, la propia casa para que se reúnan.
9. Mantener unos horarios razonables pero firmes en las salidas. En eventos importantes como los encuentros en estas fechas, los padres deben asegurarse de
10. Reforzar positivamente las conductas que lo merezcan y negativamente las que requieran corrección, señalando estas últimas y explicando la actuación correcta, pero sin descalificar a las personas.
Peligros del consumo de alcohol
«Un día es un día», esta frase que puede ser escuchada en muchos hogares para referirse a las salidas de los jóvenes en Navidad y que resta importancia a las consecuencias del consumo de alcohol. Por ello, no está de más recordar la influencia de estas bebidas:
– El consumo intermitente de alcohol provoca daños cerebrales con alteraciones de la conducta y de la memoria. Estos hechos pueden dar lugar a trastornos del aprendizaje.
– Los niveles de alcohol en sangre son proporcionalmente más altos, a igualdad de consumo, que en otras etapas de la vida. El adolescente muestra antes los signos de la embriaguez y el daño cerebral es, por lo tanto, mayor.
– Los adolescentes son menos sensibles a los efectos sedantes y a los trastornos motores que produce el alcohol, lo que limita su percepción de riesgo ante el consumo de alcohol y da lugar a mayores síntomas de excitación y menores de sedación en caso de embriaguez.
Damián Montero
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