A pesar de los múltiples estudios y cifras que hay sobre la lectura, hay una en particular que es extraordinariamente llamativa y que puede ser la respuesta a la pregunta que se hacen muchos padres ¿por qué tu hijo lee y el mío no?
Conocida como la catástrofe temprana, la cifra de palabras que conocen los niños de tres años, basado en sus interacciones familiares, es abismal. Esta diferencia, de hasta 30 millones de palabras, tiene su origen en las interacciones verbales desde la infancia entre padres e hijos.
Tanto el vocabulario utilizado, como la complejidad de mensajes en las interacciones, producen discrepancias significativas en el conocimiento de los niños, así como en sus habilidades y experiencias. De esta manera, ocurre que algunos niños empiezan preescolar con un vocabulario mucho más limitado, el cual no son capaces de compensar.
Léele en alto un cuento cada día
Se ha demostrado que estos efectos tienen consecuencias a largo plazo.
De hecho, la capacidad lectora que tienen los niños en tercero de primaria es uno de los mejores predictores de éxito en secundaria y posteriormente profesional.
Leer en alto a niños pequeños es una de las maneras más efectivas de enriquecer el lenguaje y potenciar habilidades literarias necesarias para empezar el colegio en un nivel óptimo.
Leer a nuestros hijos en la etapa de Educación Infantil está asociado a una mayor capacidad lingüística y una perfecta adquisición literaria. Incluso controlando el nivel educativo familiar y status socio-económico, las cualidades lingüísticas del hogar de los niños es el factor de mayor peso en el desarrollo de habilidades lingüísticas.
Las experiencias en la infancia establecen los hábitos de búsqueda, de interés, y de incorporación de experiencias nuevas y más complejas como de esquemas para categorizar y pensar sobre estas experiencias.
Desde un punto de vista neurológico, la infancia es una edad crítica porque es cuando ocurre el desarrollo cortical. Este desarrollo esta directamente afectado por la cantidad de activación del sistema nervioso, debido a estimulación por experiencias.
Desde un punto de vista comportamental, la infancia es una etapa única donde las experiencias del niño están mediadas por adultos en interacciones caladas de cariño y afecto de uno a uno. Una vez que los niños se vuelven mas independientes y empiezan a hablar por sí mismos, tienen más acceso a oportunidades para adquirir experiencias. Pero la cantidad y diversidad de experiencias pasadas en la infancia influye en las nuevas oportunidades para adquirir experiencias que elijan y que les parecerán dignas de atención.
Potencia su hábito de lectura desde la cuna
Procurar un hábito de lectura en la infancia entre padres e hijos es productivo en más de un sentido. Hacer esto fortalecerá las habilidades lingüísticas, el desarrollo literario y la relación padre e hijo. De hecho, en un primer momento el interés por la lectura en niños se limitaba sólo a potenciar el impacto lingüístico y literario, pero varios estudios han demostrado que leer de manera regular a niños pequeños estimula un patrón óptimo de desarrollo cerebral y fortalece la relación padre-hijo en un momento crítico del desarrollo, aparte de construir lenguaje, habilidad lectora y habilidades socio-emocionales que durarán una vida.
Así, las diferencias en el vocabulario de niños entre 8 y 9 años se explican por la exposición a familias muy habladoras o familias poco interactivas. Una alta capacidad lectora en adultos correlaciona incluso con un potencial económico mayor, con una interrupción en los ciclos de pobreza, una mejor salud e independencia a lo largo de la vida.
Un programa para aumentar la conciencia de la importancia de la lectura en voz alta a niños pequeños, consiguió que los padres leyeran a sus hijos en alto con regularidad. Como resultado, los niños de este mismo programa mejoraron su desarrollo lingüístico significativamente antes de los 24 meses, comparado con el grupo control del estudio.
La Asociación Americana de Pediatría tiene publicado un documento con recomendaciones para que los padres lean a sus hijos en voz alta y les hablen sobre las imágenes en estos libros apropiados para dichas edades.
Consejos para que tus hijos lean
1. Lee en voz alta a tus hijos. A diferencia de los alimentos, nunca es demasiado pronto para empezar a leer a los bebés. No importa si es un libro de Barrio Sésamo, o la columna de política en el periódico, lo importante es leer en voz alta y compartir tiempo entre padres e hijos.
2. Anima los gustos de tus hijos. De los seis a los doce meses los niños empiezan a adquirir gustos propios. Es muy patente, por ejemplo, en los alimentos. Durante estos meses se puede observar cómo hay comidas que parece apetecerles mucho y otras que rechazan sin pensarlo dos veces. Asímismo ocurre con los libros, personajes y juguetes. Durante estos meses los niños ya empiezan a ser capaces de sentarse en tu regazo, coger libros ellos mismos e incluso mostrar su interés por coger libros y pasar sus páginas. El uso de libros de cartón o páginas gruesas son los mejores para estos meses.
3. Fomenta el uso de los libros. A partir del primer año hasta los dos años los niños ya tienen un sentido del uso de los libros. Entienden que no es un juguete al que mordisquear. Empiezan a interaccionar con los libros de manera apropiada, como cogiéndolos en el sentido correcto, pasando las páginas de principio a fin y observando las imágenes con inquisición. A estas edades incluso ya responden a preguntas sencillas sobre las imágenes del libro como: «¿Dónde esta el gato en esta pagina? ¿Lo puedes encontrar?». Poco a poco, los niños empezarán a completar el final de las oraciones leídas y posteriormente serán capaces de recitarte los libros que les lees.
4. Establece rutinas de lectura. A esta edad los niños ya tienen una rutina establecida. Ya saben a qué horas se come, a qué horas aproximadamente se les pondrá a dormir, etc. Asimismo, si se hace de la lectura algo regular, sabrán también cuándo es el momento de leer y compartir tiempo con sus padres. Al igual que al comer, no se puede esperar que estén inmersos en el libro por mucho tiempo, su capacidad de prestar atención aún es limitada.
Ideas prácticas para crear afición de lectura
1. Léele a tu hijo todos los días, aunque sean sólo un par de minutos. Lo importante es ese tiempo, por más breve que sea, de compartir un momento de lectura juntos.
2. La lectura debe ser algo divertido y no aburrido. Por ello, no hace falta acabar los libros de una sentada. Sabemos que su atención es de corta duración, por lo que no tiene sentido terminar los libros cuando la lectura deja de ser una actividad grata.
3. Permite que tus hijos escojan el libro que quieren que les leas. Esto puede significar la lectura del mismo cuento mil veces. Mientras el pequeño disfrute del libro y tú seas capaz de leerlo con voz de interés, la novedad del contenido es irrelevante.
4. Impulsa a tu hijo a que te «lea» él de algún libro con el que esté familiarizado, o que le leas con frecuencia. Será, muy probablemente, una mezcla de balbuceos y palabras, pero es un ejercicio cognitivo fenomenal para el pequeño.
5. Sé creativo. Pregúntale a tu hijo sobre las imágenes o sobre qué cree que va a suceder después en la historia. Tu motivación a que sea creativo producirá, sin duda, algunas respuestas muy simpáticas.
6. Ofrécele a tu hijo una variedad de posibilidades de lectura entre libros para niños de su edad, cuentos y fábulas, poesía y nanas.
7. Procura seguir los gustos de tus hijos. Hay muchos libros de no-ficción que les puede resultar muy interesantes, como libros del océano, el espacio, animales, etc.
8. Recompensa los triunfos lectores de tus hijos. Anímales con elogios cuando acaben las frases de los libros de memoria, o cuando se esfuercen por leerte.
Maite Balda Aspiazu. Psicóloga y Máster en Neurociencias Cognitivas
Te puede interesar:
– 10 libros para que los niños se enamoren de la lectura
– Niños lectores: ¿existen fórmulas mágicas?
– 10 libros para padres que debes conocer
– Dejar que los hijos elijan qué quieren leer mejora sus habilidades de lectura