Categorías:

Nomofobia, vamping y phubbing: del problema a la cura

Tabla de contenidos

Entre las nuevas formas de adicción, hay una muy sutil, que socava nuestra vida diaria y se convierte en parte integral de cada una de nuestras acciones. Es la nomofobia. El nombre tiene origen inglés, «no mobile phone phobia» o fobia que surge a causa de la ausencia del móvil.

Pero la nomofobia no es la única adicción al móvil. El nivel de dependencia de los móviles sigue creciendo y adoptando diferentes formas entre las que se cuentan también el vamping y el phubbing y es necesario ofrecer soluciones para tomar un descanso de la tecnología y de esta continua estimulación digital.

¿Qué es la nomofobia?

La nomofobia, neologismo derivado del inglés – no mobile phobia – es ese estado de angustia que impregna al individuo ante la idea de perder su smartphone, quedarse sin batería, es el control continuo del teléfono para verificar si hay notificaciones, mantenerlo encendido las 24 horas del día, llevarlo a la cama, usarlo en la mesa o en el trabajo.

La nomofobia va de la mano con el Internet Addiction Disorder (IAD), o uso compulsivo de Internet y es suficiente una rápida observación social para darse cuenta de que la situación ya está fuera de control, porque independientemente del contexto, el uso de estos dispositivos ha ganado el sentido común y las reglas de la convivencia civil.

La ansiedad y el nerviosismo generados por el móvil son la base de importantes consecuencias en la vida cotidiana y en las relaciones sociales. Aumenta el número de padres que se quejan del uso imprudente y patológico del teléfono por parte de los niños, por ejemplo, informan de episodios en los que ellos se comunican a través del chat mientras están sentados uno al lado del otro.

El ‘vamping’ y sus consecuencias en los adolescentes

Una práctica común, particularmente extendida entre los niños en edad escolar, es el uso del móvil durante toda la noche. Las actividades principales son el chat, pero también juegos: lo que cuenta es seguir conectado hasta las tantas. Este fenómeno se llama vamping.

Los jóvenes actúan como si fueran vampiros, activándose por la noche y luego encontrándose sin fuerzas durante el día. El vamping es un proceso cíclico que los lleva a perder la capacidad de conciliar el sueño de acuerdo con los horarios tradicionales, saludables para quienes van al cole por la mañana y por la tarde se divide entre deberes, amigos y actividades extracurriculares. El móvil es parte de la vida de los adolescentes, que nunca se separan de él. Una conexión continua que los lleva a estar cada vez menos presentes al mundo circundante.

El ‘phubbing’ y su repercusión en la pareja

Otro fenómeno en aumento, esta vez relacionado con la pareja, es el phubbing, otro neologismo inglés que proviene de la fusión de phone y snubbing, ignorar. De hecho, es la actitud típica de quienes ignoran a las personas que los rodean por estar demasiado ocupados con el control obsesivo de su móvil.

Dentro de la pareja hay una nueva razón de disputa, causada por el uso patológico de las tecnologías, hasta el punto de excluir a la otra persona. Una actitud individualista que fomenta estados de frustración e insatisfacción que pueden convertirse en problemas importantes.

Entre las consecuencias de la hiperconexión, además de la exclusión del otro, también está la ansiedad generada por la falta de respuesta oportuna y un control patológico de las comunicaciones y los desplazamientos.

Consejos para superar la nomofobia, el ‘vamping’ y el ‘phubbing’

1. Separarse del teléfono: estar físicamente distante del móvil ayuda a reducir la necesidad de verificar las notificaciones. Eliminar la tentación es el primer paso para tomar las distancias.

2. Modo silencioso: el móvil es una fuente continua de estímulos. Elimina las notificaciones: no es necesario ver y responder enseguida a todo. Estas distracciones continuas pueden crear serios problemas en términos de atención y memoria.

3. Regreso al mundo real: basta con la búsqueda continua de aprobaciones y satisfacciones en me gusta y notificaciones que abarrotan la pantalla. Piensa en lo que hacías antes de tener el móvil y recupera todas esas actividades que dejaste de lado: amigos, lectura, deportes. Difícilmente echarás de menos las redes sociales.

4. Fuera las apps inútiles: tomar el teléfono sin razón y meterse en aplicaciones inútiles. Eliminar todas las apps que no hacen más que robar el tiempo es fundamental para deshacerse de la adicción al móvil.

5. Establecer límites: no uses el móvil en situaciones que claramente no son apropiadas o después de ciertos momentos e intenta aumentar progresivamente el tiempo de separación. Intenta salir sin teléfono y mirar el mundo, como lo habrías hecho hasta hace unos años.

6. Reducir el tiempo de uso: hay ejercicios reales: treinta minutos sin teléfono, luego 45 y luego una hora. Sólo es cuestión de hábito, y de reemplazar una práctica dañina con una positiva.

7. Tiempos límite: establece horarios en que el uso de móvil esté prohibido. Especialmente por las noches, ya que el teléfono es enemigo del sueño. Estar siempre conectado no es necesario, si deseas descansar y evitar estrés innecesario, ¡apágalo!

Claudia Loiacono. Mundopsicólogos.com

Te puede interesar: 

Phubbing, cuando el smartphone afecta a la relación de pareja

La ciberdependencia: la adicción al móvil

Vamping, cuando las nuevas tecnologías quitan el sueño a los jóvenes

Otros artículos interesantes