Desde hace unos años se habla mucho de disciplina positiva como el mejor método de educación para un niño, sin embargo, son muchos los padres que realmente no saben qué es la disciplina positiva o cómo llevarla a cabo. Y es que la disciplina positiva no tiene nada que ver con dejar a los hijos hacer lo que quieran, sino en educarles con firmeza y cariño, sin gritos ni castigos.
El concepto de disciplina positiva nace en Estados Unidos a finales de los años 80 de la mano de Jane Nelsen y Lynn Lott, ambas psicólogas y madres. No es una pedagogía educativa en sí, sino una forma de entender las relaciones humanas, sean del tipo que sean, basándose en el amor, la empatía, la comunicación y el respeto mutuo.
Y es que los hijos aprenden a comportarse mirando a sus padres, por lo que si queremos que no griten, nunca debemos gritarles. O si queremos que sean pacientes, también debemos serlo nosotros. Eso significa que el primer cambio para llevar a cabo la disciplina positiva debe darse en nosotros.
También es importante entender las diferentes etapas por las que pasan los niños y cómo evolucionan, así como saber cómo funciona su cerebro, ya que no se puede pretender que un niño de 2 años se porte como un adulto.
Principios básicos de la disciplina positiva
1. Respetar y entender al niño
2. Fomentar la comunicación
3. Ser un buen ejemplo
4. No gritar ni castigar a los niños
Y es que está demostrado que los gritos y los castigos son contraproducentes en los niños.
Son efectivos a corto plazo, sí, pero los estudios muestran que pueden afectar al desarrollo emocional y social de los niños. Además, no enseña al niño a portarse bien o ser bueno, sino solo a evitar que le «pillen».
¿Qué hacer para evitar perder la paciencia con los niños y gritarles?
Por desgracia, el estrés y las prisas pueden hacer que muchas veces perdamos la paciencia y acabemos gritando a nuestros hijos, algo contraproducente y negativo para su desarrollo. Para evitarlo, podemos seguir estos consejos:
1. Tómate un respiro y márchate unos segundos a otra habitación para calmarte. También puedes decirles a los niños que necesitas unos segundos porque te estás poniendo nervioso. Es una buena manera de enseñarles a ellos a calmarse cuando se pongan nerviosos.
2. Cuenta hasta 10, o 100, o lo que necesites. Respira hondo y ponte a contar hasta que notes que tu respiración y tu pulso se calman.
3. Intenta comprender por qué te estás poniendo tan nervioso y qué le pasa a tu hijo para poder examinar la situación desde otra perspectiva y buscar una solución positiva para todos.
4. Ten paciencia y recuerda que los resultados de la disciplina positiva se ven a largo plazo. No se trata de conseguir que nuestros hijos obedezcan al momento sin rechistar siempre, sino que aprendan un serie de valores y comportamientos positivos que les ayuden a ser mejor personas.
5. El respeto y la comunicación son la clave para establecer una relación positiva con tus hijos y conseguir la mejor versión de nosotros mismos y de ellos. Recuerda que debes ser un buen modelo a seguir, por lo que deberás analizar primero lo que debes cambiar de ti para que tu hijo tenga un buen modelo en el que fijarse.
Por lo tanto, si queremos educar a nuestros hijos siguiendo los dictados de la disciplina positiva debemos tener en cuenta siempre los sentimientos de nuestros hijos y tratarlos con el máximo respeto. Asimismo, para conseguir que nuestros hijos se porten bien, sean tranquilos y no griten o peguen, debemos ser su modelo a seguir.
Irene García, coautora de Crianza con Ciencia
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