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Cumpleaños feliz: ¿es necesario semejante despliegue?

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Se espera que los más pequeños sientan una gran expectación ante la llegada de una fiesta de cumpleaños. Hay diversión, muchos niños, regalos y chuches, ¿por qué no habrían de disfrutar? Se nos olvida que muchos niños presentan un perfil tímido para nada afín con unas celebraciones cada vez más elaboradas.

Además, las nuevas costumbres llevan a invitar a toda la clase sin distinción, lo que desvirtúa el concepto de amistad. Y como las celebraciones se nos han ido de las manos, se pierde el verdadero sentido de esta fiesta.

La mayoría de los niños cuentan los meses, los días y las horas que faltan para poder celebrar su cumpleaños. Resulta de lo más natural, sobre todo teniendo en cuenta que se trata de ese acontecimiento tan especial en el que son los auténticos protagonistas.

Quizá este sea el motivo por el que no se nos ocurre pensar que es posible que a nuestros hijos no les gusten las fiestas de cumpleaños. Debemos ser conscientes de que no todos los niños tienen un carácter extrovertido, ni se desenvuelven con naturalidad en grandes grupos. Hay quienes presentan un perfil tímido y para nada afín con las celebraciones de cumpleaños.

A todos no les gustan las fiestas de cumpleaños

La timidez puede provocar que determinados niños se bloqueen ante situaciones en las que se ven obligados a socializar cuando, en realidad, se sienten más cómodos pasando desapercibidos.

El miedo a ser juzgado o evaluado por otros también suele afectar a aquellos que sufren una vergüenza muchas veces exagerada e injustificada, pero auténtica para este tipo de niños.

Lo más seguro es que no nos demos cuenta de la angustia que le supone a nuestro hijo acudir a una fiesta de un amigo o compañero de clase hasta que no llega la hora de la verdad. Antes de salir de casa empezarán los nervios y a mostrarse inseguro con la idea de encontrarse sumido en un grupo grande y, según se acerque al lugar del evento, su nivel de ansiedad crecerá hasta tal nivel que nos rogará dar media vuelta y volver a casa.

¿Qué podemos hacer en estos casos?  Celia Rodríguez Ruiz, psicóloga y especialista en pedagogía y psicología infantojuvenil, incide en lo importante que es trabajar en casa la sociabilidad, forzando encuentros con otros niños que tengan edades similares a la del nuestro. Estando en un entorno seguro y en el que nuestro hijo siente que mantiene de alguna forma el control, ganará autonomía y autoestima para relacionarse positiva y eficazmente con los demás.

La timidez y la baja autoestima están relacionadas en aquellos niños que se muestran reticentes a entablar nuevas relaciones, ya sea con otros niños o con adultos. Ante estos comportamientos es necesario exponerles en cierta medida a esas situaciones sociales que tanto temen. En el caso de las celebraciones de cumpleaños, podemos acompañarles y pactar con ellos para que permanezcan cierto tiempo en la fiesta. De esta forma les ofrecemos algo a lo que aferrarse, a la vez que les damos la posibilidad de descubrir si realmente pueden disfrutar o no del ambiente que les rodea.

En eventos como los cumpleaños estas facetas del carácter tímido de los niños suelen potenciarse, sobre todo si tenemos en cuenta los tipos de fiesta que están últimamente de moda. Las piñatas y las piscinas de bolas se han quedado totalmente obsoletas ante los desfiles cual modelos, sesiones de equitación o jornadas en los cars que arrasan en celebraciones cada vez más elaboradas.

¿Es realmente necesario semejante despliegue en los cumpleaños?

Parece que los padres de hoy en día se encuentran en la obligación de superar al anterior cumpleaños con tal de complacer a sus hijos. En estos casos se puede correr el riesgo de entrar en una vorágine festiva que puede hacer que los niños se desliguen del verdadero significado del cumpleaños.

Debemos dejar claro que queremos que disfruten de su día de la forma más entretenida posible, pero sin olvidar que el sentido del cumpleaños va más allá del confeti y los regalos. Se trata de celebrar «que él exista», recalca el profesor y autor de diferentes títulos dedicados a la infancia y adolescencia, Fernando Alberca. Este también señala la importancia de celebrarlo justo el día del cumpleaños, ya que así educamos a nuestros hijos en la aceptación en el tiempo. Si realizamos la fiesta antes o después, le restamos valor a la celebración, como si en realidad estuviésemos festejando otro día.

Cumpleaños feliz: invitaciones multitudinarias

Otras de las nuevas manías que no solo contribuyen a la pérdida de este sentido de la celebración, sino que dispara el nivel de ansiedad de los niños más tímidos, podría definirse como la norma no escrita de invitar a toda la clase a los cumpleaños.

Es comprensible que nos resulte incómoda la idea de excluir a algún compañero de su clase, sin embargo, invitarlos a todos es un gesto poco realista y perjudicial a largo plazo.

Alberca desaconseja las invitaciones multitudinarias ya que con ello no se inculca a los niños en la importancia de elegir a los amigos. Si no les preguntamos a quiénes les hace ilusión invitar a su fiesta o a quiénes prefieren apartar en su día, les estamos sugiriendo una aceptación sin filtros que, en la adolescencia, se puede volver en contra de los padres al querer señalarles qué amistades no les convienen.

Desde que están en la guardería los más pequeños son capaces de sentir afinidad por unos niños más que por otros, asegura este experto. Además, cuando les preguntamos por sus amigos lo normal es que nos digan dos o tres nombres máximo, lo que nos debería dar una idea de quiénes son los niños con los que se sienten más cómodos. Esta característica afecta también a estos niños a los que resulta más complicado desenvolverse en los eventos sociales. Si están seguros de que, tanto al celebrar su propio cumpleaños como al acudir a uno, se van a rodear de amigos con los que se sienten a gusto, se mostrarán menos reacios a asistir a este tipo de fiestas.

Lo más importante es que, a través de los cumpleaños, demostremos a nuestros hijos que les queremos, a pesar de que celebremos su día con una fiesta sencilla, rodeados de sus amigos y familiares más allegados. Hemos de aprender a adaptar las celebraciones al carácter de nuestros hijos y enseñarles a valorar que tengan amigos que quieren acompañarles en este día tan especial.

Ana Cemborain

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