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Los WhatsApp de padres no son la agenda del colegio

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¿Por qué no ayudarles si podemos echarles una mano? ¿Qué sentido tiene que mañana les regañe el profesor por no entregar la tarea cuando nosotros podemos resolverlo? Los grupos de WhatsApp de padres son muy útiles para facilitar una valiosa comunicación, pero corremos el riesgo de no permitir a nuestros hijos que maduren de la única manera posible: equivocándose.

La sociedad tiene un inaudito miedo al error. El fracaso parece el peor de los escenarios en el que se puede acabar. Sin embargo, los expertos sitúan en ese punto, el más bajo de aquella trayectoria que estuviéramos siguiendo, el momento crucial en el que arranca nuestro crecimiento personal.

Pero a los niños de este siglo, hijos de ‘padres helicóptero‘, de ‘padres superprotectores’ que están constantemente vigilando que no sufran, no se les permite caer, ni física ni psicológicamente. Están hiperprotegidos en sus actividades cotidianas: los parques infantiles tienen las aristas redondeadas, las tijeras no tienen punta, los alimentos son blandos… Y también se les protege en exceso en su desarrollo psicológico.

¿Por qué evitar ayudar a los hijos con los grupos de WhatsApp del cole?

Así, muchos padres intervienen constantemente en las relaciones de sus hijos con otros niños de su edad sin dejar que las situaciones de tensión propias del juego sirvan para desarrollar sus imprescindibles destrezas emocionales. La consecuencia es que tienen niños con carencias de comunicación entre iguales que verán acrecentadas al llegar a la adolescencia, cuando los comportamientos tienden a exagerarse en todos los sentidos.

Los grupos de WhatsApp de padres se han convertido en una suerte de agenda móvil que sustituye a la de los hijos

El mismo problema de hiperprotección se traslada también al plano académico. Los padres confunden el papel de la escuela, que es el lugar donde se va a aprender, con el de un juez de un concurso de talentos en el que sus hijos deben quedar los primeros. Lo importante deja de ser si están aprendiendo y pasa a convertirse en la calificación que obtienen por parte del profesor. Nuestro reto es hacerlos responsables.

La hiperprotección no les hace responsables

De entre las pocas responsabilidades que tienen nuestros hijos en su vida, recordar el material escolar que tienen que utilizar, apuntar los deberes, las fechas de entrega y los exámenes y organizar su tiempo son algunas de las primordiales. Pero los grupos de WhatsApp de padres se han convertido en una suerte de agenda móvil que sustituye a la de los hijos. Tan pronto como ellos descubran que no tienen que esforzarse por tomar nota de los deberes o recordar traer el libro, porque sus padres resuelven el problema con una foto de WhatsApp, dejarán de hacerlo. En ese momento habrán perdido la oportunidad del hábito que hace virtud.

Además, como no les permitiremos experimentar el error -que olviden algo y sean reprendidos por ello-, no les permitiremos buscar con más ahínco el acierto. Y, en último término, acabarán por entender que tienen ‘derecho’ a disponer de esa ‘agenda’ de WhatsApp, de modo que nos costará mucho reconducir la situación.

Alicia Gadea

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