Durante el periodo de vacaciones tanto los niños como los padres aprovechan para hacer la desconexión de todas las exigencias del curso escolar. Esta desconexión es necesaria para descansar y cargar pilas de cara a afrontar el nuevo curso pero, en ocasiones, puede llegar a suponer cierto descontrol e incluso la pérdida de algunos hábitos adquiridos con anterioridad, especialmente, en edades tempranas.
La desconexión veraniega puede suponer un mayor esfuerzo para la vuelta al cole y a la rutina. Por eso, es interesante tratar de llegar a un equilibrio en el que busquemos una desconexión mediante actividades muy diferentes a las que se realizan de forma habitual, a la vez que, conforme se acerca la fecha de incorporarse al colegio, comencemos de nuevo a adquirir ciertos hábitos y rutinas más similares a lo que va a ser el ritmo diario del curso.
Consejos la adaptación a la vuelta al cole de los niños
Para ello se debe prestar atención a los siguientes aspectos relacionados con las semanas previas a la vuelta al cole:
– Los horarios de comida: se trata de adaptar el horario de las comidas familiares a los más tarde tendrán durante el curso. Generalmente, en las vacaciones los horarios suelen ser más tardíos. Si amoldamos poco a poco los horarios sufrirán menos el cambio físicamente.
– Los horarios de descanso: este es uno de los aspectos a los que más atención hay que prestar. Los niños suelen acostumbrarse rápidamente a acostarse más tarde durante las vacaciones, por lo que les cuesta conciliar el sueño al comenzar el curso. Además, no son capaces de levantarse a la hora requerida para llegar a las clases. Esta situación suele provocar un estrés familiar, se generan enfrentamientos y, lo que es más importante, los niños no rinden y no son capaces de afrontar con fuerza e ilusión el ritmo escolar. Como consecuencia, les cuesta el desapego. Todavía están menos preparados físicamente para afrontar esa situación y les supone mayor bloqueo o estrés emocional.
– Rutinas académicas: durante el verano, de manera general, los niños habrán realizado ciertas tareas relacionadas con el plano académico del tipo lectura, cuadernos de verano, etc. Esto suele ser positivo porque les hace estar cognitivamente activos y no perder ciertos hábitos de aprendizaje adquiridos. Si se han llevado a cabo ayudarán a que cuando comiencen el curso no se encuentren tan desconectados cognitivamente. En el caso que no se hayan realizado muchas actividades de este tipo durante el verano, durante las últimas semanas de las vacaciones es importante retomar estos hábitos, especialmente lectura, actividades de concentración: juegos de memoria, buscar diferencias, construcciones, puzles…
– Tomar contacto físico con el entorno: en algunas ocasiones los padres, en función de las vacaciones con las que cuenten, tienden a apurarlas mucho y llegan muy a última hora a casa. En la medida de lo posible, es conveniente evitar esta circunstancia o contar con algunos días previos para estar en casa, que los niños puedan estar centrados de nuevo en su habitación, sus juegos, sus cosas, ciertas compañías como amigos o vecinos que les provoquen una estabilidad y confianza de cara a afrontar el curso de nuevo con ilusión.
Es interesante llevar a cabo estas pautas como mínimo la semana previa a empezar el curso escolar y con ello los niños no notarán tanto el cambio, estarán más preparados física y emocionalmente para afrontar con ilusión el año escolar.
Así debemos afrontar los padres la vuelta al cole
A pesar de estas claves, puede haber niños a los que les cueste, los primeros días, la separación de los padres, especialmente, cuando es la primera vez que van al colegio y dejan de estar con ellos. Hay que entender que llevan mucho tiempo conviviendo todas las horas del día con ambos padres o, como mínimo, con uno de ellos. Son su figura de referencia, seguridad y estabilidad, por lo que les supone un desajuste emocional interno comenzar el colegio, a pesar de que es algo positivo para ellos.
En estas situaciones es conveniente motivarles hacia el comienzo del curso, haciéndoles ver situaciones positivas que van a encontrar en el colegio: jugar con otros niños, contarles que se lo van a pasar muy bien y evitar, en todo momento, expresiones o actitudes por nuestra parte de pena o preocupación. No es de extrañar que con los amigos o la familia hablemos sobre la preocupación por cómo se vaya a adaptar o la pena que nos da dejarles en el colegio…
Si ellos escuchan este tipo de comentarios o perciben estas emociones por nuestra parte, les va a provocar miedos y hará que la actitud con la que empiecen el curso no sea la más adecuada.
Una vez hayamos trabajado esa motivación y vayan contentos al colegio, puede ocurrir que en el momento de ‘entrega’ del niño se ponga a llorar, esté serio, se retraiga excesivamente…
Todas estas conductas harán que nos preocupemos, nos entristezcamos, que no reconozcamos a nuestros hijos que de forma habitual no suelen ser así. Todo ello hace que sea muy dura la despedida pero lo que tenemos que tratar de hacer es mantener la compostura, ser fuertes y alargar lo menos posible ese momento de despedida, no pensar que porque nos vamos rápido o les dejemos les estemos abandonando.
Los niños se comportan así en ese momento por desconocimiento, porque nos echan de menos, porque están acostumbrados a estar con nosotros. Pero son situaciones que tienen que pasar y que les harán fuertes para futuras circunstancias de la vida. Son los primeros problemas a los que tienen que enfrentarse en la vida y tratar de evitarles ese sufrimiento no es ayudarles a crecer y a madurar. En la despedida puede ocurrir que no sea adecuada durante varios días pero hay que intentar no flaquear y mantener la misma conducta hasta que el niño sea capaz de quedarse en el colegio sin ninguna dificultad.
Una vez que haya arrancado el curso escolar y les hayamos intentado preparar lo mejor posible, hay que intentar cuidar las rutinas y los hábitos de esos primeros días, adaptar los horarios lo mejor posible al que será el horario habitual del curso, a pesar de que esos días iniciales todavía haga buen tiempo y se siga realizando actividades más veraniegas como ir a la piscina, estar más tiempo en la calle, jugar con otro grupo de amigos, etc.
María Campo. Directora NClic
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