El verano se presenta para muchos adolescentes como una época perfecta para pasar tiempo junto a sus amigos. Aumentan las horas libres ante la ausencia de trabajos escolares y deberes, así como el estudio para superar exámenes. Son muchas las opciones que se presentan ante estos jóvenes para ocupar estas jornadas estivales donde buscan diversión.
Sin embargo no todas estas actividades se presentan como beneficiosas para los adolescentes. En la búsqueda de sentirse integrados dentro del grupo de amigos y llevados por la presión de grupos, el botellón y el consumo de alcohol en algunas fiestas veraniegas, se presentan como una opción nada recomendable para los jóvenes durante los meses de verano. Y a los padres corresponde brindar alternativas más recomendadas para sus hijos.
El origen de las conductas de riesgo
No han sido pocas las campañas de sensibilización contra el consumo de alcohol que pretenden alertar a los adolescentes de los riesgos de estas bebidas. ¿Por qué entonces los jóvenes siguen realizando estas prácticas? Desde la Asociación Española de Pediatría, 6 maneras de conectar a tope con tus hijos, se recogen algunas afirmaciones relacionadas con este tipo de actividades:
«No es sólo un acto para beber alcohol, sino una forma de encuentro social sin distinción económica ni exclusión.»
«Es una alternativa barata a los altos precios de los locales. No hay normas para entrar (no es necesario ser de tal ideología o vestir de una forma concreta).»
«En muchas celebraciones familiares y fiestas populares también hay alcohol.»
«Es necesaria la aprobación de una zona para el botellón, para usarlo de forma responsable, controlada y cívica.»
Además AEP también recalca que en la adolescencia se siente «inquietud y ganas de probar sensaciones nuevas». Una búsqueda que hace que los jóvenes no valoren el riesgo y sientan que por probar una vez no puede pasar nada. Por otro lado, el alcohol es para muchos jóvenes una «ayuda» para poder relacionarse e integrarse dentro de un grupo de compañeros. El problema surge cuando esas «ayudas» pasan a ser la única opción que encuentran los jóvenes para relacionarse y después de un tiempo ya no se puede actuar sin ellas.
Planes alternativos y divertidos
Como ya se ha dicho a los padres les toca plantear alternativas al consumo de alcohol en los jóvenes y estas son algunas ideas divertidas para este fin:
– Cine. Durante el verano son muchos los estrenos que se realizan en las salas de cine. Aprovechar las vacaciones para dejarse caer por estos lugares y disfrutar del séptimo arte junto a un cucurucho de palomitas se postula como una de las mejores alternativas, en especial para los jóvenes más cinéfilos.
– Dar un paseo. Una vez hayan pasado las horas de mayor riesgo por altas temperaturas, encontrarse con los amigos para salir a dar un paseo es una de las mejores opciones. En estos encuentros los adolescentes se pueden poner al día, contar algún que otro chiste y seguir estrechando vínculos.
– Ir a un museo. Hay tantas historias encerradas en los museos que quizás un solo verano no baste. Los adolescentes pueden descubrir lo mucho que tienen que ofrecer estas localizaciones dejándose caer por ellas, desde salas llenas de arte hasta piezas que nos trasportan a otras épocas.
Damián Montero
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