La Educación Infantil abarca en el colegio una edad muy importante en los niños, de los 3 a los 6 años. En el colegio, los primeros días o meses, según el curso, se dedica mucho tiempo para que los alumnos adquieran las rutinas necesarias para que sepan desenvolverse en el espacio escolar.
Se establece el orden de trabajo para que todos lo conozcan y se sientan seguros y cómodos. A partir de aquí, se lleva a cabo la programación prevista, de tal manera que los alumnos aprendan haciendo, experimentando y tocando. En la fase más temprana, cuando solo funcionan las áreas cerebrales primarias, la estimulación debe ser sensorial porque son los sentidos los que actúan como ventanas al cerebro.
Una vez que los alumnos adquieren las rutinas se pueden llevar a cabo las diferentes actividades de aprendizaje mediante el juego, por eso, en esta etapa parece que sólo juegan, pero se trata de un juego estratégico. Ahora lo que precisan son modelos para aprender jugando, porque su mente está por estrenar y está receptiva para percibir todo un mundo de sensaciones y tenemos que aprovechar ese potencial al máximo.
Aprender jugando en Educación Infantil
Para un niño su herramienta de trabajo es el juego y disfruta con él a la vez que aprende, imita conductas, acciones, entrena nuevos modos de atender a otras personas, relacionarse con ellas, anticipa problemas y los resuelve. Mediante el juego explora sus límites y los límites del mundo, conoce que existen reglas y también las inventa, aprende la importancia de esos límites, todo su organismo se pone en acción y con ello su cerebro entra en actividad, se implica en él totalmente.
Cuantos menos elementos tenga el juego más necesidad de implicarse en él requiere del niño y por tanto se potencia un mayor desarrollo. Con el juego aprende a aprender. «No se concibe la vida del niño sin el juego. El que de niño no juega de mayor tendrá un organismo débil y poca personalidad», apunta J.M. Batllori.
No podemos dejar para más adelante adquisición de hábitos y el desarrollo de una buena autonomía porque pensamos que ya lo aprenderán cuando llegue el momento o empiece Primaria, que parece que es la etapa donde creemos que comienza el colegio. En esta etapa comienza la obligatoriedad de la escolarización, las distintas reformas educativas marcan ya unos objetivos y, si los niños no llegan bien preparados, comienzan las dificultades de aprendizaje.
La educación preventiva, al igual que la medicina preventiva, es fundamental. En Infantil se pueden detectar y observar una serie de deficiencias a las que se les puede poner remedio de manera inmediata para no se conviertan en un problema. La sorprendente organización del cerebro humano, su alta potencialidad y su plasticidad hacen fundamental la Educación Infantil. En ella no sólo se ponen las bases del futuro del niño, sino que además la clave para prevenir el fracaso escolar reside en esta etapa de la vida.
El camino de la autonomía
Es importante conocer la trascendencia que tiene dejar a nuestros hijos que hagan las cosas por sí mismos. La autonomía es la base del aprendizaje durante toda la vida. Si el niño es capaz de llevar a cabo un proceso tan complejo como el de la cognición, se debe a que ha ido adquiriendo progresivamente una autonomía. Es fundamental darle la oportunidad de asimilar diferentes rutinas que serán las que hagan posible la adquisición de hábitos.
La regla de oro es que todo lo que puedan hacer por sí mismos, lo hagan solos. Ellos quieren intentarlo, pero pensamos que son pequeños y no les dejamos. El poder hacer solos una serie de actividades les ayuda a desarrollar, además de su autonomía, el sentido de la responsabilidad y les proporciona la alegría de saberse capaces de muchos logros y el deseo de conseguir nuevas metas.
Solo con que les digamos qué contentos estamos con algo que han hecho bien, al día siguiente les va a faltar tiempo para repetirlo y esperan con gran ilusión que les digamos lo bien que lo han hecho. Debemos darles oportunidades para que prueben, se esfuercen, acierten y se equivoquen, pero nosotros de espectadores, porque es la manera que ellos adquieren seguridad.
Cuando los padres vamos al colegio a realizar la tutoría y nos cuentan los grandes avances que llevan a cabo nuestros hijos nos sentimos satisfechos y felices porque nos hablan de cómo es nuestro hijo, todo lo que está aprendiendo, cómo se relaciona con sus compañeros, qué fortalezas tiene para apoyarnos en ellas y nos sugieren acciones de mejora para fortalecer las debilidades a través de pequeñas acciones repetitivas.
Y todo ello hace que nos ayuden a conocer a nuestro hijo para que nosotros podamos ayudarle a que se conozca él mismo, de tal manera que se pueda aceptar cómo es, se quiera y se pueda gobernar para que, poco a poco, pueda ir tomando pequeñas decisiones que le ayuden a ir adquiriendo confianza en sí mismo. Infantil hace crecer las raíces del árbol para que mañana sea robusto y fuerte.
Patricia Cigarran. Directora de NClic
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