Cuando, por las razones que sean, tenemos que mudarnos de casa, de barrio, de país… es inevitable que nos asalten las dudas, e incluso el miedo a lo desconocido, sobre todo cuando el cambio es inesperado o traumático. Un momento particularmente delicado en el proceso es el de comunicar la mudanza a nuestros hijos. ¿Lo aceptarán bien? ¿Se adaptarán con facilidad o les costará mucho?
No es raro que sientan aún más dudas y miedos que nosotros, pues carecen de mucha información previa sobre los motivos de la mudanza y tampoco conocen lo que les espera en el nuevo hogar. Por ello, es importante mantener una actitud positiva delante de ellos, por mucho que nos cueste, y transmitirles mensajes de tranquilidad y seguridad cuando expliquemos a los niños… que nos mudamos.
Ideas para explicar a los hijos que nos mudamos
En función de la edad de los hijos:
– Cuando los hijos son bebés, aunque son capaces de percibir el cambio, lógicamente no tienen referencias previas para valorar su importancia y por ello la adaptación será normalmente muy sencilla.
– Cuando los hijos están en edad preescolar les cuesta más el cambio de rutina. En esta etapa os recomiendo que les expliquéis la mudanza a través de un cuento o de una historia. Conviene evitar que este cambio coincida con otros necesarios pero difíciles para el hijo (quitarle el pañal, pasarle de la cuna a la cama*)
– Cuando los hijos están en edad escolar lo que más les cuesta es separarse y dejar a las personas y las cosas a las que están acostumbrados y les transmiten seguridad.
– Cuando los hijos son adolescentes los cambios suelen suponer una amenaza. Se encuentran con que tienen que dejar una de los elementos más importantes para ellos en esta etapa, su grupo de amigos. Es necesario que los padres les preguntemos y conozcamos cuáles son sus miedos y sus preocupaciones.
A la hora de dar la noticia:
1. Es recomendable que hablemos con nuestros hijos lo antes posible, cuando el cambio esté decidido y cerrado. Es conveniente que adaptemos el lenguaje a su edad y madurez, sin mentirles, pero sin darles más información de la necesaria.
2. Tenemos que crear un clima de confianza y diálogo donde nuestros hijos puedan expresar lo que piensan y sienten al respecto. Debemos estar muy pendientes de su comunicación, tanto verbal como no verbal, y de sus conductas, siempre dispuestos a escucharles, ayudarles y acompañarles.
3. Aunque en general a los niños no les gustan los cambios, suelen adaptarse más rápidamente que los adultos y están más abiertos a nuevas experiencias y entornos. Pero necesitan tiempo.
Si os cambiáis de país:
4. Si el país de destino tiene un idioma diferente, es recomendable familiarizarse previamente con él a través de películas, cursos, etc.
5. Si la comida es muy diferente, podéis leer con ellos libros de cocina o buscar recetas en Internet e incluso enseñarles platos e intentar cocinarlos con ellos.
6. Para acercar a vuestros hijos a la cultura del nuevo país y que puedan hacerse una idea de su gente, sus lugares y sus costumbres, podéis ver con ellos un documental, una guía, o ir a alguna exposición.
Cuando llega el momento de la mudanza:
7. A la hora de hacer las maletas y preparar las cajas, es bueno que participen de una forma activa. Las mudanzas siempre son un buen momento para deshacerse de todo aquello que ya no se usa.
8. El cambio que más les cuesta a los niños es tener que separarse de las personas cercanas que quieren, por eso es importante cuidar que antes del viaje puedan pasar tiempo con ellos y despedirse.
En el nuevo destino:
9. Después de la mudanza es recomendable organizar primero la habitación de los hijos, mantener las rutinas habituales para facilitar la adaptación y sacar algo de tiempo para salir con ellos a que conozcan el lugar y se vayan familiarizando con su nuevo hogar. Este suele ser un buen momento para resaltar los aspectos positivos.
10. Cuando les vayáis a hablar del nuevo colegio, llevadles antes de empezar las clases para que lo conozcan. Para poder tener expectativas reales, es importante que tengamos en cuenta que los niños tardan semanas en adaptarse a un nuevo centro escolar.
11. A la hora de hacer nuevas amistades, podemos invitar a casa a los hijos de los vecinos, ir al parque, o apuntarnos a planes con otras familias del colegio.
12. Mantener el contacto con familiares y amigos nos acerca a los nuestros y hace que nos cueste menos la distancia. Podemos buscar momentos para ponernos en contacto con ellos a través del teléfono o por vídeoconferencia. Esa vinculación ayuda a que los hijos se sientan cerca de los que en ese momento están lejos y a que no asocien el cambio con la pérdida.
Cualquier cambio supone una crisis que puede ser vivida y compartida como una oportunidad para crecer como familia y en familia. Tenemos que ser capaces de ver nosotros y de hacer ver a nuestros hijos los cambios como una etapa más, como parte de la vida, que nos recuerdan que estamos de paso y que la existencia es dinámica.
Más aún, podemos ver el lado positivo de tener que afrontar situaciones nuevas y difíciles. En el caso de la mudanza, es una magnífica oportunidad para avanzar en la virtud del desprendimiento. Tanto a la hora de hacer cajas, como a la hora de despedirse de pequeñas cosas que nos tenían seguramente apegados a un lugar y a un entorno seguro y conocido.
La mudanza nos brinda la oportunidad de aprender a ser desprendidos y abrirnos a nuevas realidades. Esto, según la edad de nuestros hijos, es posible explicárselo de palabra y sobre todo, con nuestro ejemplo.
El hogar está donde se tiene el corazón, y al final, allí donde tengamos nuestro corazón (desprendido) estará nuestra felicidad.
Paloma De Cendra. Psicóloga y terapeuta
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