Ruinas que suenan a melodías contemporáneas, vida 100% monacal o el esplendor de reinos pasados conforman el día a día en los diferentes monasterios que *salpican* la provincia de Burgos. Joyas arquitectónicas que albergan tesoros escultóricos y pictóricos que admirar. Su atractivo turístico dentro de los viajes culturales con niños han convertido a Burgos en una excelente opción para visitar los fines de semana en familia.
Tanto es así que hoy el interés por rescatar el pasado en algunas de esta *joyas patrimoniales* ha cristalizado en ciertas iniciativas de turismo cultural que generan interés entre todos los públicos.
Una visita a los monasterios más atractivos de Burgos
1. Monasterio de Silos. Sin duda una de las joyas que ha situado a la provincia de Burgos en el plano internacional en cuanto a patrimonio religioso -cultural se refiere es Silos, monasterio que cuenta con dos baluartes principales: su claustro románico (de origen visigodo) y el canto gregoriano de sus monjes. De gran atractivo turístico para turistas y fieles, los monjes de Silos han habilitado un amplio cuadro de horarios de visita para conocer de cerca su liturgia y oficios.
Para consultar horarios: http://www.abadiadesilos.es/visitas.htm. La perfección de las tallas en cada punto de su fachada, sus capiteles con motivos orientales donde se observa la historia de diferentes califas españoles, las escenas de la vida de Jesucristo o del medievo en su artesonado mudéjar del siglo XV en el techo hacen de Silos una joya arquitectónica y patrimonial única.
2. Monasterio de Santa María de la Vid. Otra de las *joyas* de la arquitectura religiosa más singular dentro de esta provincia. En plena Ribera del Duero burgalesa, este monasterio da cobijo a la imagen de la virgen del mismo nombre. Un impresionante baluarte arquitectónico característico por su retablo de la virgen, así como por su fachada de 33 metros de altura. Santa María de la Vid es un monasterio abierto todo el año con visitas guiadas en horario de 10:30 a 13:45 y de 16:00 a 19:45. Su retablo renacentista, la sillería del coro, el claustro y la biblioteca son algunos de los *imprescindibles* para el turista.
3. Monasterio de San Juan de Ortega. Para quienes persigan el misticismo del *espíritu jacobeo*a apenas media hora de Burgos capital. Es un templo del siglo XII caracterizado por su sobriedad, de base románica pero con reformas y decoración gótica claramente visibles. En plena espesura de los Montes de Oca, las escenas de la *Anunciación*, el ábside septentrional, *la Visitación*, *el Nacimiento* y *el Anuncio a los Pastores* son especialmente reseñables.
4. Monasterio de San Pedro de Cardeña. La memoria del Cid se erige como guardiana en otro de los puntos más emblemáticos del patrimonio burgalés. En la localidad de Castrillo de Val se encuentra el Monasterio de San Pedro de Cardeña, la abadía que fue el refugio de Doña Jimena (esposa del Cid) junto a sus hijas cuando Rodrigo Díaz de Vivar tuvo que partir hacia el destierro. Aunque renovada en los siglos XVII-XVIII, la torre y el Claustro de los Mártires son sin embargo antiguos vestigios románicos (siglo XII). Anexa a la iglesia del siglo XVI, compuesta por tres naves, se encuentra la Capilla del Cid, donde el héroe castellano estuvo enterrado junto a varios de sus familiares.
5. Monasterio de San Salvador. En la localidad de Palacios de Benaver encontramos uno de los monasterios de monjas benedictinas más antiguos de España. Patrimonio de la ilustre familia de los Lara, el Monasterio de San Salvador cuenta con una iglesia donde cristalizan diferentes estilos arquitectónicos, aunque su plano general consta del gótico del siglo XIII. Destaca su retablo mayor, del siglo XVIII, con diferentes imágenes de santos en nichos. Asimismo, el presbiterio aloja una característica pintura barroca donde se plasma el martirio de las monjas a manos de los sarracenos.
6. Monasterio de San Pedro de Arlanza. En las inmediaciones del río Arlanza está uno de los monasterios más legendarios de Castilla. Erigido en el año 912, en San Pedro de Arlanza todavía se pueden apreciar los restos de la iglesia construida en 1.080 así como los de la torre (siglo XII). El conde Fernán González y su esposa Sancha estuvieron enterrados aquí hasta que fueron trasladados a la Colegiata de Covarrubias en 1.841.
7. Monasterio de San Salvador de Oña. Panteones de antiguos reyes y condes siguen guardando hoy el gran tesoro patrimonial de San Salvador de Oña. Un monasterio de origen románico pero con clara evolución gótica donde destacan su iglesia, su sacristía, su refectorio y claustro. Sus pinturas góticas de Santa María Egipcíaca así como las del retablo original y las del crucero son algunas de sus joyas más destacadas, así como la talla románica del Cristo Crucificado.
8. Monasterio de Santa María de Bujedo de Candepajares. El clasicismo y la sobriedad son dos puntos básicos en este monasterio. Este baluarte situado cerca de los Montes Obarenes presume de un bello claustro clasicista y de contar con tres ábsides románicos en la cabecera de su iglesia (siglo XII-XIII), reflejo de la prosperidad de sus primeros tiempos. El monasterio fue declarado «dependencia real» por Felipe II y su impresionante coro, del siglo XVI, es hoy uno de sus principales atractivos.
9. Monasterio de Santa María de Bujedo de Juarros. Abadía cisterciense del siglo XIII y hoy propiedad privada. Su iglesia, con planta de cruz latina, es algo anecdótica en la Península Ibérica, existiendo solo una planta similar en la localidad madrileña de San Martín de Valdeiglesias. Su interior, igualmente sobrio, consta de varias bóvedas de crucería y su mínima decoración reside en el suelo, donde hay incrustadas una serie de piedras con motivos ornamentales.
10. Monasterio de Santa María del Espino. Fundación benedictina que data de 1.410 y representante del gótico en la provincia de Burgos. La talla de la Virgen del Espino es una clara representación del mismo, junto con el pórtico de la iglesia. Las bóvedas ojivales son otro de los puntos reseñables del conjunto monástico, cuyo alojamiento solo está disponible para grupos religiosos.
11. Monasterio de Santa María de Rioseco. Este conjunto monacal cisterciense ha sido escenario de grabaciones de temas musicales gracias a su imponente carácter inspirador, digno de guión de película épica. Ubicado en pleno valle de Manzanedo, Santa María de Rioseco estuvo habitado durante siglos por los llamados «monjes blancos» de la orden del Císter, una comunidad que supo dotar a esta joya arquitectónica de la espiritualidad y esplendor que caracterizó a esta orden. Monjes, conversos, novicios y criados habitaron este lugar que fue expoliado y vendido, cuyas ruinas fueron donadas finalmente al Arzobispado de Burgos.
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