El dolor por la pérdida de un ser querido dentro del entorno familiar, puede unir más a sus miembros o, por el contrario, puede ser una causa de separación. Encontrarnos con familiares nos puede recordar el vacío que deja ese tercero ausente con el que ambos teníamos una relación. Este hecho puede ser tan doloroso que haga que acabemos distanciándonos para evitar sentir esas emociones desagradables.
«En ninguna otra situación como en el duelo, el dolor producido es total: es un dolor biológico (duele el cuerpo), psicológico (duele la personalidad), social (duele la sociedad y su forma de ser), familiar (nos duele el dolor de otros) y espiritual (duele el alma). En la pérdida de un ser querido duele el pasado, el presente y especialmente el futuro. Toda la vida, en su conjunto, duele». J. Montoya
El duelo en sí no es una patología, es una reacción emocional natural ante la pérdida irreversible e irreparable de una persona con la que teníamos una relación. Es un proceso normal que se produce en un espacio de tiempo y que suele terminar con la aceptación.
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Cómo salir reforzado de un duelo
La elaboración de un duelo puede fortalecer la madurez y el crecimiento personal puesto que es una experiencia muy intensa, que nos recuerda que todos tenemos un final. Solemos vivir la vida sin tener en cuenta esta realidad, y tenerla en cuenta nos puede llevar a vivir la vida de una manera más intensa, incrementando las ganas de vivir y de pasar tiempo con nuestros seres queridos.
Cuando la pérdida de un ser querido se produce de una forma repentina, como por ejemplo un accidente, la elaboración del duelo se puede complicar por los procesos psicológicos que se ponen en marcha para afrontar la situación. Una persona con un duelo traumático es capaz de darse cuenta racionalmente de lo ocurrido y explicarlo como si se tratase de una noticia en un periódico, pero puede evitar estar con las emociones que acompañan a la perdida por la intensidad de las mismas.
Si las personas tuviéramos que sentir el dolor que nos produce la muerte de un familiar cuando nos dicen que le hemos perdido, seguramente nos desbordaríamos, y no podríamos sostenerlo. Al principio del duelo, se suele producir una huida de esas emociones que puede servirnos de protección para que, con el tiempo, se pueda ir procesando lo que ha sucedido. En el duelo traumático el tiempo es un factor que influye para poder afrontar la situación.
Ideas para ayudar a un familiar en su duelo
Cuando estamos con un familiar que ha perdido a un ser querido es importante tener en cuenta:
1. Apoyos en el tiempo. Al principio cuando se pierde un familiar suele haber apoyos por parte de familiares y no familiares. Según va pasando el tiempo esos apoyos se van a ir retirando. Es importante saber que, en ese momento de retirada, es cuando la persona puede necesitar más apoyo para aprender a vivir sin su familiar cercano.
2. Favorecer la comunicación. Si la persona quiere hablar de la persona fallecida, es importante que pueda tener el espacio para hacerlo. Esto puede facilitar el procesamiento de emociones que a veces se quedan sin expresar. Cuando no se puede hablar del hecho con otros miembros de la familia por miedo a que la emoción les desborde o por miedo a hacerles daño, se pueden generar situaciones en las que no somos capaces de elaborar lo sucedido. A veces esto puede llevar a la negación de lo ocurrido y a complicar más el duelo.
3. Entender que cada persona necesita unos tiempos diferentes para la gestión de las emociones que acompañan al duelo por la muerte de un familiar. Hay personas que no están preparadas para hablar y a veces necesitan un tiempo para que puedan poner en palabras lo que les sucede. Cuando podemos poner en palabras lo que nos está sucediendo, podemos liberar nuestras emociones y sentirnos más tranquilos.
4. No obligar ni esperar que otros miembros de la familia tengan las mismas respuestas que las mías. Cada miembro de la familia puede reaccionar de manera diferente ante una situación tan difícil como la pérdida de un ser querido y, es muy importante, aceptar que somos diferentes y que cada uno puede desarrollar una forma distinta de afrontar la situación.
5. Intentar no juzgar a otros miembros de la familia. Podemos preguntar primero cómo se sienten para intentar entender la manera que están teniendo otros familiares de abordar la situación. Cada persona tiene unos recursos diferentes, ante una situación difícil y cada persona hace lo que puede dependiendo de los recursos de los que dispone.
Reestablecer el equilibrio familiar
Las familias tienen un equilibrio que puede romperse con la muerte de un ser querido, generando una desorganización familiar que puede llegar incluso a romper vínculos. El rol que desempeñaba el familiar que ha fallecido, la comunicación y la expresión emocional, son factores muy importantes a tener en cuenta para evitar estas rupturas que a menudo generan mucho dolor entre los miembros de ese sistema familiar.
Dentro de la familia, la persona fallecida desempeñaba unos roles que tienden a ser asumidos por otros miembros del sistema, generando cierta desorganización que puede acabar en discusiones o conflictos. A algunos miembros de la familia les puede no agradar que otra persona asuma esos roles ya que puede recordarles la ausencia del ser querido. Dependiendo de la aceptación por la pérdida que tenga la familia, se generarán más o menos conflictos hasta volver a encontrar el equilibrio.
La comunicación cuando un ser querido muere es importante porque, por un lado, nos ayuda al procesamiento de las emociones asociadas a la pérdida y, por otro, nos puede ayudar a la resolución de conflictos cuando la familia ha perdido el equilibrio.
Se pueden dar dos situaciones a tener en cuenta:
1. Si antes de la muerte había buena comunicación, aunque existieran conflictos, la familia tiene capacidad para llegar a acuerdos y suele ser más fácil la recolocación ante la nueva situación.
2. Si la comunicación no era buena antes de la pérdida, después puede ser muy compleja la situación familiar. La familia puede tender al distanciamiento para no enfrentarse a los posibles conflictos. Desde este distanciamiento le resultará más difícil llegar a acuerdos. El distanciamiento suele ser un foco de conflictos, porque da lugar a interpretaciones erróneas por parte de los miembros de la familia.
La expresión emocional suele ser clave en la elaboración de pérdidas traumáticas. Poner en palabras lo que sucede nos puede ayudar a sentirnos liberados y acompañados en una situación complicada. Si en la familia se favorece la expresión emocional, el duelo es más fácil, y puede dar lugar a sentirnos más acompañados. La expresión emocional no puede ser algo obligado. Es importante dejar a la persona su espacio para que pueda expresarse con quien quiera y cuando pueda.
Pasar por un duelo, sobre todo cuando es traumático, no es una tarea fácil. La familia puede facilitar o complicar el proceso. Es importante saber que, por muy complicado que parezca, todas las familias tienden al equilibrio y saben utilizar recursos creativos para encontrarlo. Si la vuelta al equilibrio se complica demasiado, es importante recurrir a un profesional que ayude a la familia a enfrentarse al hecho de tener que vivir con la falta de uno de sus miembros.
«Cualquier ser natural y normal, enfrentándose a la pérdida de cualquier tipo, pasará desde el choque hasta la aceptación». Elisabeth Kubler-Ross, psiquiatra suizo-estadounidense.
Noa Sánchez Cabezudo. Psicoterapeuta de Adultos, Pareja y Familia en Psicólogos Pozuelo
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