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Sueño, el descanso del cuerpo y de la mente

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¿Cómo conseguir que el sueño, uno de los factores de salud más importantes y también menos reconocidos, pueda ser todo lo reparador que todos necesitamos? La respuesta está en aprender a descansar para que sueño no solo repare nuestro cuerpo sino también nuestra mente.

El sueño no es una pérdida de tiempo, como mucha gente cree. Caer en las garras de Morfeo es necesario para gozar de una buena salud. Conseguir un sueño reparador y conciliar el sueño con normalidad es una cuestión de hábitos.

Dormir, necesario para el cuerpo y la mente

Con estas claves para mejorar la salud, conseguirás convertir tu sueño en un buen descanso del cuerpo y de la mente. Toma nota y… ¡dulces sueños!

1. El descanso del cuerpo

Restar horas al sueño debido al rítmo frenético al que estamos acostumbrados con jornadas de trabajo interminables, reuniones, cenas hasta altas horas de la noche… limita nuestro descanso y el equilibrio natural del cuerpo se altera. Estos cambios se notan en el debilitamiento del sistema inmunológico y en la aceleración del proceso de envejecimiento. Por este motivo, después de un día duro de trabajo, entrenamiento o actividad mental intensa compensa relajarse antes de ir a dormir con un masaje o un baño de agua caliente.

La relajación del cuerpo antes de dormir también sirve para calmar los dolores o contracturas que van a apareciendo a lo largo del día debido a malas posturas en cervicales y resto de espalda o al calzado, que produce dolor de pies. Respecto a los tiempos, dormir 8 horas es fundamental para al descanso el tiempo que el cuerpo necesita.

2. El descanso de la mente

Darle vueltas una y otra vez al mismo tema, o pasar constantemente de un pensamiento a otro genera mucho estrés mental. De hecho, según datos del estudio elaborado por Cinfasalud el año pasado, 9 de cada 10 españoles han sufrido estrés en algún momento y casi la mitad de los trabajadores están padeciéndolo de forma constante. Los psicólogos afirman que no somos conscientes de la importancia de no hacer nada ni pensar en nada. Vaciar la mente de pensamientos, sobre todo de aquellos que son tóxicos, puede convertirse en una práctica complicada al principio, pero muy beneficiosa para nuestra salud. La mente también merece relajarse así que, cuando llega la noche, salir con los amigos, leer, ver una película y hacer lo que sea necesario para desconectar es una tarea obligatoria. 

3. Controlar los malos hábitos

A parte de restar horas de sueño para realizar otras actividades, existen otros hábitos desaconsejables que también afectan a nuestro correcto descanso. Una ingesta excesiva de alcohol, café más allá de las cinco de la tarde, comidas copiosas y cenas fuertes, son algunos de elementos que pueden interferir en el descanso. Se trata también de poder ser conscientes de los tiempos, autoimponerse una rutina para poder acostumbrar al cuerpo a desconectar con puntualidad, y crear una atmósfera relajante favorable para ello: en la habitación no debe hacer mucho frío o mucho calor, lo ideal es una temperatura en torno a los 20 grados, sin luces o luz tenue y sin  aparatos electrónicos que exciten al sistema nervioso. 

4. La rutina del descanso

Proporcionarse un ambiente agradable para ir a dormir es fundamental. Una rutina previa antes de ir a la cama prepara al cuerpo y a la mente para conciliar el sueño. Para conseguirlo, es muy importante desconectarse de la tecnología al menos media hora antes de intentar conciliar el sueño, porque la luz azul de las pantallas nos pone en estado de alerta. Cada persona puede establecer su ritual: un baño o una ducha caliente, una infusión relajante, un ejercicio suave, un rato de meditación, una música tranquila… son algunos de los rituales que junto con un colchón de calidad y una almohada al gusto te pueden ofrecer garantías para un buen descanso.  

Marisol Nuevo Espín

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