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La psicología detrás del enamoramiento: ‘me gustas’

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El enamoramiento puede durar entre cinco segundos y dos años. Y es que aunque es muy diferente al amor, no se descarta que el amor se origine de él. Pero, ¿está la psicología detrás del enamoramiento? El enamoramiento es independiente a la voluntad y se somete a reflejos instintivos del sistema neuroendocrino, específicamente el hipotálamo, basados en raíces biológicas.

Desde la primera vez que un recién nacido es abrazado por su madre, se crea un vínculo entre ambos. El principal motivo por el que se genera esta conexión se debe a la segregación de oxitocina. Esta reacción biológica es tan antigua como los mamíferos. Hay estudios realizados con perritos de las praderas recién nacidos donde se les priva de oxitocina y se puede observar cómo pasan de ser cariñosos y acurrucarse contra sus madres a ser violentos y solitarios. Así mismo, las madres a las que se privaba de oxitocina, cesaban de ser monógamas y maternales y perdían el concepto de cooperación y responsabilidad parental.

El cerebro humano ha evolucionado para ser sociable y florecer en apego. Diversos científicos han estudiado el comportamiento de monos criados en solitario y con bajos niveles de segregación de oxitocina, y han observado que suelen pegarse atracones de comida y pasan mucho tiempo encogidos en esquinas. Cuando son mezclados con otros monos, son extremadamente violentos e incapaces de integrarse y realizar actividades que suelen surgir de manera natural, como jugar o reproducirse.

Los tres elementos que componen el amor

Cuando pensamos en el amor, encontramos que es un concepto mucho más complejo que cualquier emoción. Las personas suelen asociar tanto palabras positivas como negativas al concepto, mientras que las emociones suelen ser calificadas en positivas, negativas y neutras con facilidad.

Se puede decir que el amor está compuesto de tres principales factores: pasión (atracción física), intimidad (sentimiento de apego y conectividad) y compromiso (la disposición de amar a alguien y comprometerse a la causa). El amor necesita de estos tres pilares para darse, pero el enamoramiento solo requieren de pasión.

Comúnmente conocido como «amor obsesivo o pasional», el antojo o encaprichamiento es una emoción intensa caracterizada por la ‘necesidad’ de la unión de una persona con otra. La reciprocidad de este sentimiento está asociada a sentimientos de éxtasis y realización mientras que cuando no es correspondido, está asociado a sentimientos de vacío, ansiedad y desesperación.

El amor pasional

El amor pasional es un estado emocional intenso en el que las personas viven un continuo vaivén entre júbilo, estremecimiento y terror. Como resultado, el amor pasional se correlaciona tanto con emociones positivas como de angustia. Esta idea está fundada en neuroanatomía y química, que relaciona el amor pasional con la ansiedad.

Varios estudios apuntan a que los niños y adolescentes que puntúan alto en escalas de amor pasional presentan también altos niveles de ansiedad. Esta información tiene particular relevancia ante la evidencia de que los niveles de oxitocina suben sustancialmente en la pubertad. Este cambio neuroendocrino es el responsable de que en la adolescencia se den más enamoramientos que en cualquier otro momento vital.

En la pubertad hay cambios hormonales que afectan enormemente al cerebro. Uno de estos cambios se encuentra en el aumento de la producción de receptores de oxitocina. Esta producción alcanza su máximo nivel alrededor de los 15 años. Es en esta misma edad en la que la corteza prefrontal empieza a evolucionar a ritmo acelerado. Por otra parte, la oxitocina afecta al sistema límbico y aumenta la tendencia a inseguridades en los adolescentes.

La combinación de todos estos cambios hace que nos enfrentemos por primera vez a preguntas como ¿cuál es nuestro lugar en el mundo?, ¿qué será de mí cuando sea mayor y sea una persona independiente?, ¿quién me va a acompañar en esta trayectoria? Es en este punto de la adolescencia en el que aumenta la tendencia a querer formar vínculos de apego amoroso. Nuestra biología empieza a buscar activamente una pareja de vida, no obstante, no deja de ser un periodo de un sinfín de inseguridades.

Dra. Maite J. Balda. Psicóloga y máster en Neurociencias Cognitivas

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