Invierno, época de bajas temperaturas, de lluvia y, por desgracia, de resfriados y otros invitados tan poco deseados como el virus de la gripe. Y, en ocasiones, estos problemas afectan a los más pequeños de la casa. Los datos ofrecidos por la Asociación Española de Pediatría, AEP, indican que la mayoría de los bebés en las guarderías tienen de 8 a 12 resfriados al año.
¿Qué hacer en estos casos? ¿Se recomienda llevar al niño a clase o que quede en casa? Desde AEP se explica que cuando el catarro, la gripe o cualquier otro virus común en estas edades hagan acto de presencia, los pequeños queden en casa por dos motivos. El primero de ellos es que el descanso es una parte importante dentro de su cuidado, el segundo es que así se evitará el contagio a otros compañeros.
Inmadurez en las defensas de los niños
¿Por qué los niños que acuden a guarderías suelen presentar mayores índices de infecciones y de otro tipo de malestares? Desde AEP lo tienen claro, es porque a estas edades su sistema inmunológico no se ha desarrollado y al ser expuestos a estas afecciones, terminan enfermando.
Entre las afecciones más comunes entre los más pequeños de la casa, los resfriados y otras complicaciones respiratorias aparecen en los primeros puestos de la lista. Junto a ellas, virus como la gastroenteritis que provoca vómitos y diarreas. Infecciones de piel y conjuntivitis también se propagan entre los niños de edades tempranas. Por último también destacar las afecciones que causan fiebre.
¿Cuándo dejar al niño en casa para asegurar su descanso y evitar que lo que le sucede pueda transmitirse a otros niños?
– Cuando lo aconseje el sentido común. Si el estado de salud del niño recomienda que se quede en casa, es mejor así en lugar de empeorar su situación
– En los casos en que el niño precise un tipo de cuidados que no puedan ofrecerse en la guardería o quede incapacitado para participar aceptablemente en las actividades normales del centro
– Si tiene síntomas de afectación de su estado general, como fiebre, dificultad respiratoria, irritabilidad, etc. o bien síntomas poco definidos y potencialmente peligrosos, como, por ejemplo, vómitos sin una causa que lo explique.
– Cuando el niño tenga una enfermedad que puede afectar a los demás.
– En enfermedades como catarros, gripe, los niños pueden ir a la guardería cuando se encuentren bien y sin fiebre. En el caso de algunas enfermedades como el megaloeritema, la enfermedad boca, mano, culo y pie, el exantema súbito, o lesiones en la boca, puede acudir a la guardería si se encuentra bien.
– En el caso de gastroenteritis sin fiebre, no deben acudir mientras las deposiciones sean líquidas y puedan rebasar el pañal.
Prevención de las enfermedades infantiles
Si, suena a tópico. Pero es realidad, la mejor forma de evitar estas situaciones es prevenirlas. ¿Cuáles son las claves para esta finalidad? AEP aconseja a los padres:
– Vacunación correcta de los niños y los adultos cuidadores.
– Evitar la transmisión. El lavado de manos es el factor más importante en la reducción de la transmisión de enfermedades en las escuelas infantiles. En estos centros deberán existir instalaciones adecuadas y rutinas o procedimientos claros sobre cómo y dónde se cambia a los niños, e igualmente en relación a la preparación de sus alimentos. Los juguetes de uso común deben lavarse a menudo y los paños de cocina y toallas a diario. En ciertos casos deberán excluirse temporalmente (o separarse a otra habitación, según los casos) a los niños y adultos enfermos cuando esté probado que este tipo de medida reduzca la aparición de casos secundarios.
– Vigilancia y declaración inmediata de las enfermedades transmisibles susceptibles de aplicación de medidas preventivas (antibióticos, vacunas, etc.) a los contactos y también de cualquier otra que las autoridades sanitarias estimen conveniente para evitar otros casos.
Damián Montero
Te puede interesar:
– Enfermedades infantiles: ¿cuáles hay que comunicar en la escuela?
– Niños en la guardería: 10 procesos febriles al año