El espíritu crítico es un tipo de pensamiento basado en los juicios de evaluación. Motiva a los niños a cuestionar la información poniendo en tela de juicio las conclusiones y argumentos que reciben, sin dar nada por sentado.
El pensamiento crítico mueve a las personas a mostrarse escépticos y sirve analizar la información antes de extraer conclusiones o juicios. En la práctica consiste en que los niños se pregunten el “por qué” de la información que han recibido. De este modo, los niños no se limitan a asimilar la información sin más, sino que son capaces de extraer sus juicios y valoraciones.
Gracias a esta gestión y análisis, una vez tengan su propio juicio podrán argumentar su punto de vista. Por tanto, es muy importante tanto para los niños como para los adolescentes sentirse capaces de exponer su postura y de expresar los argumentos que prueben su valoración o punto de vista.
Motivar el pensamiento crítico es enseñar a pensar
A partir de los 8 y 9 años, los niños entran de lleno en la etapa de mayor desarrollo del criterio moral, que se caracteriza por el progreso cognitivo, por el creciente poder de interiorización y por el gran número de oportunidades de participación y desempeño de papeles nuevos en todos los ambientes donde se desenvuelven.
Gracias a su desarrollo intelectual están preparados para aprender a pensar y realizar sus propios juicios morales, pero es necesario trabajarlo tanto en casa como en clase para que su pensamiento analítico les ayude a diferenciar el bien del mal tanto en su propia conducta como en la ajena.
Y es que el fomento del pensamiento critíco es especialmente importante en nuestros nativos digitales, que viven una época de sobresaturación de información a través de Internet en sus dispositivos digitales. Así, según algunos estudios como el elaborado por la consultora Nielsen Norman sólo el 2 por ciento de los alumnos sabe seleccionar contenido relevante en Internet, es decir, solamente ese 2% son los que demuestran tener pensamiento crítico, y la mayoría de los niños tienen graves dificultades para diferenciar los contenidos informativos y de entretenimiento de los “banners” publicitarios cuando navegan por Internet.
Otro estudio realizado en la Universidad de Stanford reveló que los nativos digitales no saben juzgar la credibilidad de una fuente, identificar la autoría de una información o comprobar si el perfil de Facebook o Twitter que publica un mensaje está verificado o es una ‘fake news’.
La crítica constructiva
Entre los principales éxitos de la innovación educativa destaca precisamente la crítica constructiva, que parte del desarrollo filosófico de la opinión de los demás. Aunque es frecuente considerar la crítica como algo negativo porque destruye, existe también una crítica positiva que nos ayuda a mejorar, a cambiar las cosas y a no caer en los mismos errores.
La crítica constructiva consiste en primer lugar en mostrar respeto hacia aquello que estamos juzgando o valorando, y en segundo lugar, tolerancia hacia los errores de los demás. La crítica constructiva enfatiza lo positivo, sin etiquetar personas o actitudes, cuida las formas y ayuda a tomar mejores decisiones en el futuro.
Marisol Nuevo Espín
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