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Secretos de la memoria: lo emocional se recuerda mejor

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¿Qué recordamos mejor o con más intensidad? Nuestros mejores recuerdos, los más claros, los más intensos y que dejan huella en nosotros a lo largo de toda una vida, son los que están asociados a una emoción. Ya sea alegría, miedo, tristeza, felicidad… las emociones marcan un plus en nuestra memoria.

Un factor que influye fuertemente en la codificación como fundamental, o no, de un recuerdo, es la valencia emocional. Entre la variedad de estímulos que codificamos a lo largo de nuestras vidas, hay aquellos que contienen una carga emocional.

La memoria emocional es el resultado del almacenamiento de información codificada por su relevancia al causar un cambio afectivo. Estas memorias suelen ser persistentes y de fácil recuperación. La memoria emocional adquiere así una importancia evolutiva que afecta como se codifica, consolida y evoca.

Emociones que dejan huella en nuestra memoria

Las emociones vinculadas a un estímulos le dan a esa información prioridad de codificación y almacenamiento a nuestra memoria.

Solo hace falta intentar recordar eventos de nuestro pasado para ver que efectivamente son aquellos recuerdos con carga afectiva los que vienen a nuestra mente: tener tres años y un helado que se derretía ensuciándonos más rápido de lo que lo podíamos comer; un regalo especial para un cumpleaños; esa caída y la brecha posterior que dejaron aquella cicatriz en la rodilla.

Está demostrado que aquellos estímulos con una valencia emocional positiva o negativa suelen ser más fácilmente codificados y recordados. Aun así, son susceptibles tanto de ser codificados y no recordados, como de ser recordados a pesar de nunca haber sido codificados, al menos no de la manera en la que se recuerdan. Aquí entramos al terreno de los sueños y confabulaciones.

Las emociones positivas y negativas influyen en los sueños

Todos los sueños están formados de piezas que se encuentran en nuestro inconsciente y que han sido recientemente activadas. Muchas veces estas piezas son recuerdos neutros mientras que muchas otras son recuerdos emocionales. Esto es lo que diferencia un sueño aleatorio de una pesadilla o un buen sueño.

Aquellas veces que los recuerdos recientes o recuerdos asociados son de valencia emocional negativa, suceden las pesadillas. En los niños las asociaciones entre estímulos suelen ser menos racionales y más emocionales o caóticas. Es posible que algún objeto cause un miedo irracional o que tengan asociaciones emocionales a personas o eventos sin motivo aparente.

Mayte Balda. Psicóloga, especialista en Neurociencias cognitivas

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