¿Qué padre no desea lo mejor para sus hijos? Preocuparse ante cualquier síntoma de que algo va mal es algo natural, sin embargo, hay que saber en qué situaciones merece la pena poner la atención y perder el sueño, y en cuáles hay que mantener la calma y esperar que este momento de angustia pase por sí solo.
Cuando los niños son mayores, es fácil preguntarles y quedarse tranquilos con una respuesta por su parte. Pero, ¿y cuando no pueden hablar? Los bebés pueden angustiar a los padres en situaciones que no deberían tener mayor importancia. Es el caso de los espasmos del sollozo,
¿Son comunes estos espasmos del sollozo?
Tal y como indican los datos de la Asociación Española de Pediatría, AEP, los espasmos del sollozo no son muy comunes entre los bebés. Son una situación que ocurre en algunos niños sanos (cerca del 5%), entre los 6 meses y los 5 años de edad. Este organismo también indica que no hay que preocuparse ya que no son síntoma de ningún problema grave, aunque su intensidad indique lo contrario.
Pero, en concreto, ¿qué son los espasmos del sollozo? Son episodios desencadenados por un enfado, una regañina, un susto o una emoción importante, en los que el niño deja de respirar bruscamente. Su origen no ha sido descubierto, ni se sabe por qué los tienen algunos pequeños y otros no.
Los datos demuestran que son más propensos los hijos de padres que han tenido espasmos del sollozo de pequeños. A pesar de ser muy alarmantes, su naturaleza es totalmente benigna sin ningún riesgo para la salud. Por lo que si se reconocen estos síntomas, hay que tranquilizarse y esperar a que esta situación finalice por si misma sin temer por las secuelas.
Suelen aparecer tras una caída, un golpe, una contrariedad o un enfado, el niño llora o intenta llorar. Después, de repente, deja de respirar y comienza a ponerse poco a poco morado y rígido (espasmo del sollozo cianótico). Si el episodio se alarga más de 10-15 segundos pueden producirse algunas sacudidas, como convulsiones. Finalmente, el niño rompe a llorar o pierde la conciencia brevemente.
Hay otro tipo de espasmos del sollozo, menos frecuentes, en los que los niños se quedan pálidos, no morados. Suelen ocurrir después de un susto o un sobresalto.
Consecuencias y prevención de los espasmos del sollozo
Como ya se ha dicho, no hay ninguna consecuencia que deba preocupar a los padres, más allá del susto que puede suponer ver a los hijos realizar estos movimientos. Además, los niños se recuperan por completo en cada episodio y no existe asociación con ninguna enfermedad. Aquellos con espasmos del sollozo tampoco tienen más riesgo de desarrollar epilepsia, aunque en algunos episodios puedan producirse sacudidas (convulsiones), como en estas crisis.
¿Y pueden prevenirse, y de esta forma evitar el susto? La respuesta es negativa. Ya que se desencaden porque se ha reprendido al niño cuando ha hecho algo mal o se le lleva la contraria, hay padres que intentan evitar estos episodios, no regañando a sus hijos. Es importante continuar corrigiendo su comportamiento y no ceder ante las rabietas. Los límites y las normas siguen siendo necesarios para que los niños se sientan seguros.
Damián Montero
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