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Claves para desestigmatizar la sordera

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Enfrentarse a una pérdida auditiva, tanto en el caso de un adulto como de un niño, puede tener consecuencias emocionales no deseadas. Por un lado, no solo se empieza a perder capacidad de escuchar correctamente aquello que nos dicen, sino que además la persona con pérdida de audición asiste a un proceso en el que por falta de entendimiento tiende a sentirse incomprendido, y hasta a aislarse incluso de su familia y amigos.

Generalmente, es el círculo más cercano el que antes se da cuenta de la existencia de un problema auditivo, porque son los que interactúan frecuentemente con ellos y perciben las dificultades auditivas como una señal de alarma. 

Acudir a un especialista es fundamental para diagnosticar el grado de sordera y poner tratamiento cuanto antes, pero además la familia con paciencia y una correcta vocalización pueden hacer mucho por ayudarles en la etapa de transición hasta corregir su defíct auditivo. Conocer algunas de las claves que debemos aplicar para ayudar a las personas con déficit auditivo a mejorar su calidad de vida puede ayudarles a superar con éxito esta transición.

7 claves para desestigmatizar la sordera

La familia cercana es el grupo de apoyo por excelencia tanto para comenzar con las pruebas diagnósticas como para ejercer de pilares emocionales ante la colocación de su primer audífono, sobre todo, en el caso de los niños sordos. Por este motivo, es importante desmontar algunos mitos y tabúes que circulan en torno a la sordera. Con estas recomendaciones, los familiares de personas con pérdidas auditivas serán capaces de ofrecerles un mayor:

– Sobre aviso. Es muy habitual que los primeros en darse cuenta de que existe un problema auditivo sean las personas que le rodean. Ellos son los primeros que ven que la persona con pérdida auditiva pide que les repitan las frases con asiduidad, se pierde en conversaciones con varios interlocutores o simplemente desconecta en entornos ruidosos. Lo recomendable es trasladarle esta observación con tranquilidad, recomendándole acudir al médico.

– Atraer la atención. Los gritos nunca son la alternativa para entenderse con nadie, y menos con una persona con pérdida auditiva. Cuando se quiera hablar con ella lo primero que hay que hacer es captar su atención, para que nos mire y, una vez lo haga, pueda atender a aquello que se le dice.

– Vocalización. No se trata solo de pronunciar correctamente, sino de evitar taparnos la boca, masticar o fumar mientras se habla con una persona con pérdida auditiva. De esta manera le resultará más sencillo captar el mensaje.

– Evitar las repeticiones. Lleve audífono o no, si la persona nos pide que le repitamos una frase, siempre es más recomendable cambiar las palabras, es decir, no repetir literalmente lo dicho. Muchas veces la incomprensión de este mensaje supone más una dificultad en captar el sonido que un problema en la audición propiamente dicha. Por ello, decirle lo mismo, con otras palabras, ayudará a que el mensaje llegue al cerebro de manera más sencilla.

– No al ruido. Si bien los audífonos de última generación permiten captar el sonido pese a encontrarse en entornos con ruido elevado y varios interlocutores, lo cierto es que siempre es más recomendable, sobre todo en el inicio del proceso, facilitarle esta labor. No se trata de no salir de casa, pero sí de controlar el ruido externo que puede haber e intentar limitarlo en la medida de lo posible, sobre todo en la época de adaptación.

– Control de la frustración. Finalmente, no hay que olvidar que este periodo de adaptación puede conllevar momentos de desánimo, por lo que las palabras de apoyo deben formar parte de nuestro vocabulario en todo momento. La audición perdida es imposible de recuperar, pero la calidad de vida, sí, por lo que poco a poco volverá a sentirse uno más en el grupo.

Paciencia. Para quienes empiezan a utilizar un audífono, es importante tener en cuenta que los primeros días pueden resultar estresantes. Por ese motivo, su entorno debe mostrarse cercano y sobre todo, apoyarle. De nada sirve exigirle que oiga bien desde el primer momento, ya que los primeros días requieren adaptación y acostumbrarse a llevar un dispositivo que hasta el momento no existía en su oído.

A pesar de estas recomendaciones, hay una indudable, y es que sea cual sea el estado auditivo de nuestros familiares y amigos, lo cierto es que será imprescindible ofrecerles siempre nuestra mejor cara.

Laura Paredes
Asesoramiento: Oticom

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