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Factores que violan los Derechos fundamentales de los niños

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Cuando hablamos de los Derechos fundamentales de los niños, todos conocemos algunas obviedades como que los niños tienen derecho a la salud, la educación y la protección, independientemente del lugar del mundo en el que hayan nacido. Sin embargo, no tenemos que ir muy lejos, ni encontrarnos en casos extremos de pobreza, acceso restringido a la educación, exclusión social, abandono y un triste y largo etcétera para que estos derechos fundamentales del niño no sean respetados, atendidos o cuidados.

Más cerca de lo que nosotros pensamos existen vulneraciones de los Derechos del Niño, esas leyes fundamentales que cuando se vulneran atentan contra su bienestar. En muchos casos somos las propias familias, los propios padres, los que no nos damos cuenta del daño que estamos haciendo a nuestros hijos cuando les sobreprotegemos en exceso, por ejemplo.

Factores que violan los derechos fundamentales de los niños

En los últimos años, los expertos en psicología y educación están poniendo de relieve que además de la alerta de pobreza, conflictos bélicos, falta de educación, negligencias y descuidos, exposición frecuente o prolongada a situaciones de estrés extremo o incertidumbre sobre el futuro existen otros factores de riesgo más sutiles, y que pasan más desapercibidos, pero que violan los Derechos del Niño porque dejan huella de por vida en la existencia, en la salud y en el bienestar de los niños que los han sufrido.

Estamos hablando de realidades al alcance de nuestra mano, de violaciones de los derechos de la infancia de manera insconciente, en ocasiones no voluntaria, que se reiteran en las familias porque su origen está en conflictos paternos.

Por tanto, no hay que ir a países lejanos donde los niños vivan en situaciones extremas. Cada vez que los padres caemos alguna de estas dinámicas estamos vulnerando los Derechos del Niño:

Sobreprotección.
– Incoherencias de los mensajes.
– Sentido de la propiedad en la figura del menor.
– Responsabilidad inadecuada.
– Expectativas irreales acerca del niño.
– Transmisión de deudas personales.
– Manipulaciones.
– Dificultades de la pareja de padres o divorcios mal resueltos.
– Duelos familiares abiertos.
– Enfermedad mental o adicción no tratada.
– Comunicación y escucha inadecuada.

Convivir con alguna de estas situaciones para un menor, asegura la psicóloga María Bustamante del Instituto Centta, «supone una violación de los derechos del niño fundamentales, afectando gravemente a su desarrollo físico, psíquico, mental y social, conduciéndoles a: sufrimiento individual, inseguridades, miedos, dificultades de aprendizaje, carencias en la adquisición de habilidades sociales, problemas en la regulación emocional, rigidez cognitiva, etc».

Consecuencias de la vulneración de los Derechos del Niño

Al mismo tiempo, añade esta psicóloga infantil que «el efecto irremediable de estas graves consecuencias es un futuro de jóvenes dañados, inseguros, problemáticos, que no están preparados para reconocer y desarrollar sus capacidades potenciales y creativas, para obtener ingresos cuando llegan a la edad adulta… Contribuyendo de esta manera a perpetuar los ciclos intergeneracionales de negligencia, porque sus derechos han sido violados».

Ya que los niños son el futuro social y económico, es necesaria una revisión del trato que reciben en cada hogar, centro educativo, interacción,.. Implicando, por lo tanto, no sólo a padres, sino a educadores, profesionales y sociedades, reguladas por el sistema político que esté al frente con su Gobierno y las decisiones que tome.

Un niño infeliz es un futuro problema para la sociedad

La psicóloga nos recuerda que «si cada adulto que interactúa con el niño ha cuidado de sí mismo y ha resuelto sus propias dificultades o es consciente de éstas, no las transmitirá al menor y será capaz de respetar los derechos del niño, favoreciendo una convivencia basada en la atención, respeto, protección, cariño y estimulación». Como decía Albert Einstein: «El progreso no es posible mientras haya niños infelices».

El objetivo del Día Universal del Niño es recordarnos, que los niños son el colectivo más vulnerable y, por tanto, que más sufre las crisis y los problemas del mundo. Según la psicóloga infantil de Institituto Centta, María Bustamante: «gracias a la mayor conciencia que vamos adquiriendo a lo largo de los tiempos, podemos ver y atender a la infancia desde otro punto de vista, reconociendo la dignidad del niño y la necesidad de garantizar su protección y desarrollo, siendo la base para promover y proteger los derechos del niño y, por lo tanto, implicándonos más en lo que debe ser y no en lo que siempre ha sido».

Ya es reconocido por la comunidad científica que el desarrollo cerebral adecuado del niño necesita nutrición, protección y estimulación a través de la comunicación, el juego y la atención receptiva de sus cuidadores. Sin embargo, demasiados niños y niñas se ven privados de estos tres elementos esenciales para su desarrollo cerebral: comer, jugar y sentirse queridos.

Cualquier violación de esas tres áreas fundamentales va a afectar a su desarrollo sano global, generando efectos indeseables tanto para sí mismos como para las relaciones que mantenga a lo largo de su ciclo vital, interfiriendo en la autonomía y posterior aporte a la sociedad. «Un niño infeliz es un futuro problema para la humanidad», asegura la psicóloga.

Marisol Nuevo Espín
Asesoramiento: María Bustamante, psicóloga infantil del Institituto Centta

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