El fracaso escolar se ha convertido en uno de los problemas más graves a los que se enfrenta el sistema educativo en España. Son muchas las propuestas que hay para solventar esta situación. Entre todas estas medidas contra este contexto se propone la educación emocional como solución.
Una propuesta que realizan organismos como la Junta de Andalucía. Desde la Consejería de Educación de esta comunidad autónoma se indica que la educación emocional puede ser una herramienta que ayudará al alumno tanto dentro como fuera del aula.
Qué es la educación emocional
Son varias definiciones las que tiene la educación emocional. Un ejemplo es la de William James, quien indica que este concepto se refiere a la consecuencia de distintos cambios corporales, o respuestas fisiológicas, que se dan como reacciones ante hechos excitantes. Su pensamiento quedaría reflejado en la famosa frase. En resumen: «no lloramos porque estamos tristes, sino que estamos tristes porque lloramos».
Otra definición es aquella que sugiere que el término de inteligencia emocional es la capacidad de aplicar la conciencia y la sensibilidad para discernir los sentimientos y subyacentes de la comunicación interpersonal, para resistir la tentación que mueve a reaccionar de una manera impulsiva irreflexiva, obrando en vez de ello con receptividad, autenticidad y sinceridad.
En definitiva, la inteligencia emocional supone tomar conciencia de las propias emociones es la competencia emocional fundamental sobre la cual se construyen las demás. En la medida en que uno percibe que tiene sentimientos negativos que le desestabilizan tiende a actuar para cambiarlas. Para desarrollar esta conciencia es imprescindible disponer de palabras para denominar las emociones.
La carencia de esta habilidad impide tomar conciencia de nuestras emociones y, por consiguiente, controlarlas. De esto se deriva la importancia de potenciar el desarrollo del vocabulario emocional desde el sistema educativo.
Educación emocional y fracaso escolar
¿Cómo se relaciona la educación emocional con el fracaso escolar? Un buen ejemplo es el estrés que generan los exámenes, abandono en los estudios universitarios y otros fenómenos relacionados con el fracaso escolar. Pensar en esas consecuencias provoca estados emocionales negativos como la apatía, la depresión, la falta de motivación, la disminución de la autoestima.
Esta situación no es la más propicia para encarar un examen. Alcanzar la madurez y el equilibrio emocional ayudará a que el alumno enfrente los miedos que provoca la idea de un posible fracaso. En definitiva, un alumno que aprende este dominio consigue:
– Poseer un buen nivel de autoestima que ayudará a que encare de mejor manera sus exámenes
– Aprender más y mejor.
– Presentar menos problemas de conducta y una mejor actitud en el aula.
– Sentirse bien consigo mismos.
– Ser personas positivas y optimistas.
– Tener la capacidad de entender los sentimientos de los demás.
– Resistir mejor la presión de sus compañeros.
– Superar sin dificultad las frustraciones.
– Resolver bien los conflictos.
– Ser felices, saludables y tener más éxito.
Damián Montero
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