Tienen fama de aburridas y la cultura popular se ha encargado de hacer que las matemáticas sean vistas como una de las asignaturas más temidas por los alumnos. Pero la realidad es muy distinta, esta materia puede ser tan divertida como cualquier juego que ocupa el tiempo de ocio de los más pequeños.
De hecho, matemáticas y juego no están reñidas. Estas actividades lúdicas incluso pueden favorecer la enseñanza de esta asignatura, tan a priori, difícil para los más pequeños. Así lo destaca Adela Salvador, del cuerpo docente de la Universidad Politécnica de Madrid, en uno de sus trabajos.
Juego y aprendizaje
Salvador presenta el juego como un vehículo a través del que permitir a los alumnos comprender diferentes conceptos e interiorizarlos. Estas actividades también permiten afianzar lo que se conoce y procesos ya adquiridos y reforzar los automatismos que conforman el aprendizaje de cualquier materia. ¿Por qué no aplicar estas actividades a las matemáticas?
Entre las ventajas del uso del juego en el aprendizaje de las matemáticas destacan:
– Ayuda a los estudiantes a adquirir altos niveles de destreza en el desarrollo del pensamiento matemático.
– Sirve para enseñar contenidos y estrategias en la resolución de problemas.
– Genera una mayor motivación en los pequeños, favoreciendo el entusiasmo de los mismos por la materia.
– Los juegos ayudan a construir una amplia red de dispositivos que permiten al niño la asimilación de una realidad e incorporarla a su día a día.
Juegos para aprender matemáticas
Estos son algunos ejemplos de juegos que sirven para enseñar el uso de las matemáticas a través de las actividades:
– La pequeña tienda. Gestionar una tienda requiere el uso de pequeñas operaciones matemáticas: sumas y restas, divisiones. Poner al niño en el papel del gerente del comercio y hacer que piense antes de cobrar o recibir una cantidad de dinero favorecerá el desarrollo de esta materia.
– Dividir la tarta. Una forma muy sencilla de enseñar fracciones a los más pequeños es enseñar que la unidad es como una tarta, y los pedazos en los que se divide las fracciones.
– La lista de la compra. Se les asigna un presupuesto a los más pequeños y se les concede una lista de la compra. A continuación se les invita a «comprar» en un supermercado, ofreciendo distintos productos a diferentes precios. El objetivo es que sepa elegir y cuadrar lo que lleva en el monedero con el coste de los artículos.
Damián Montero
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