¿Cómo saber que el alumno está cumpliendo con las expectativas escolares? Las notas son la mejor herramienta para que los padres puedan conocer la marcha de su hijo dentro del aula. Suspenso, aprobado, notable, sobresaliente, o bien un sistema numérico que abarque desde el 0 al 10. Sin embargo, hay quien cree que estos mecanismos ya han quedado obsoletos y proponen su retirada, es el caso del Departamento de Enseñanza del gobierno catalán, quien para el curso 2018-2019 ha eliminado las calificaciones de 0 a 10 en enseñanza secundaria.
Una medida que en opinión de expertos como Anna Espasa, profesora de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación, y Nati Cabrera, subdirectora de Docencia y profesora de los mismos Estudios, no debe ser el centro del debate. Desde su punto de vista lo que de verdad debiera ser relevante es la evaluación continua que siga de cerca el rendimiento y la adquisición de competencias por parte del alumno.
Comunicación con el alumno
Ambas expertas de la Universidad Oberta de Catalunya se preguntan qué significa que el alumno consiga un 3, un 4,7 o un 8,2. Desde su punto de vista hay que cuestionarse qué mensaje se envía al alumno cuando se le da estas calificaciones y cómo puede ayudarle en su éxito académico. En este curso, la enseñanza secundaria en Cataluña ofrecerá a sus alumnos las siguientes notas: logro excelente, logro notable, logro satisfactorio y logro inexistente.
En cualquier caso, el debate debe centrarse en la progresión del alumno y en el acompañamiento que este recibe por parte del profesor. Los docentes deben vigilar cómo está avanzando el estudiante y que es lo que puede hacer distinto para mejorar su situación actual. En definitiva, estar a su lado para que el mensaje que se le transmite permita su desarrollo y no se quede en indicarle qué tal le va en determinada asignatura.
La clave es una evaluación continua y que permita la formación continua a lo largo de la vida estudiantil. Este sistema debe ser capaz de detectar los problemas que presente el alumno y ayudarlo a superarlos. Un feedback que permita el incremento de las capacidades de los jóvenes, un avance consolidado entre el profesorado y sus pupilos en donde se les diga «como está avanzando y qué puede hacer diferente o mejor para seguir avanzando».
Evaluación y calificación
El debate entre evaluación y calificación ya ha aparecido con anterioridad. María del Carmen Ruiz Córdoba, experta en educación, diferencia en una de sus publicaciones entre ambos términos. Desde su punto de vista, la segunda de estas palabras hace referencia a la valoración de la marcha del alumno, es decir, una expresión cualitativa o cuantitativa sobre la actividad del estudiante.
Por su parte, la evaluación ha de centrarse en la recogida de información, acompañada de una posterior interpretación de acuerdo a determinados patrones de deseabilidad. De esta forma, se emite un juicio de valor que permite la orientación que tiene como fin la toma de decisiones sobre el alumno. Una fórmula para tomar decisiones en torno al rendimiento de los estudiantes que permita su mejora.
Ambos procesos deben formar parte de un mismo mecanismo que permita, tanto al alumno como al profesor, saber cómo marcha el alumno en el curso escolar. A partir de las notas que se brinden con la calificación debe ejercerse la evaluación y detectar qué es lo que ha sucedido para que se haya llegado a esta situación. Bien porque el estudiante ha alcanzado los objetivos de forma excelente, y por tanto hay que mantener esta situación, o porque se haya producido la situación contraria y haya que tomar medidas al respecto.
Damián Montero
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