Cada persona es distinta de las demás. Todo individuo posee sus propias características que lo hace único y diferente. Estos tips que definen a cada uno de nosotros conforman la personalidad y hacen que cada persona sea más o menos interesante a ojos de aquellos que lo rodean. Saber potenciar los mejores detalles de esta imagen propia abrirá las puertas tanto de grupos sociales como de ambientes laborales.
Un trabajo que puede comenzar desde que los hijos son pequeños, potenciando las mejores características de los niños mientras se construye su personalidad. ¿Cómo tener éxito en esta misión? Drew Gilpin Faust, presidenta de la Universidad de Harvard, dio algunas claves para conquistar esta meta durante su participación en el Festival de Ideas de Aspen.
Hacer a los hijos interesantes
Por todos es conocida la fama que posee la Universidad de Harvard. Muchos alumnos de renombre han pasado por sus aulas, ¿qué caracteriza a los estudiantes de este centro estadounidense? ¿Qué pueden hacer los padres durante la crianza para conseguir que sus hijos se parezcan a estos individuos? Gilpin Faust lo dejó claro durante su paso por este evento.
«Haga a su hijo interesante», con esta sencilla frase la presidenta resumió, lo que a su entender, puede diferenciar a un alumno de éxito de otro. En su opinión la clave es reconocer las pasiones de cada niño y potenciarlas, de manera que la personalidad de los más pequeños se construya en torno a aquello que lo motiva.
Según Gilpin Faust, la mejor forma de construir una personalidad interesante es alentar a que los niños descubran, en primer lugar, aquello que les motiva y que les apasiona. El siguiente paso es que los más pequeños de la casa no dejen de lado estos aspectos y trabajen en este sentido. También la misión de los padres es la de hacer que los hijos estén atentos a aquello que pueden recoger de quienes los rodean.
Gilpin Faust señala que la creación de la personalidad es un trabajo con estas dos bases. Por un lado, reconocer qué pueden aprender de aquellos con quienes conviven. Es decir, saber qué características de otros individuos se combinan con sus pasiones e interiorizarlas. En segundo lugar tienen que conocerse bien, tomar nota de sus motivaciones y de cómo pueden compartirlas con el resto de personas.
Proceso genético y social
La formación de la personalidad es un proceso en donde intervienen tanto elementos externos como internos. Entre los segundos destacan las características genéticas de cada persona y que se heredan a lo largo de las generaciones. Esto hace que cada individuo reacciones de manera distinta ante los estímulos que los rodean y que afectan en el día a día y es aquí en donde entra en juego el segundo mecanismo por el cual se crea la propia imagen del niño.
Tal y como indica el texto elaborado por el Equipo Pedagógico de la Asociación Mundial de Educadores Infantiles (AMEI-WAECE), con la asesoría de Marisol Justo de la Rosa, el niño crea su personalidad a partir de los estímulos que recibe del exterior. Proceso que comienza con las reacciones que sus padres muestran ante determinados comportamientos.
La misión de los padres debe ser la de reforzar aquellos comportamientos positivos y la de reducir los negativos. En este sentido, las palabras de Gilpin Faust vuelven a ser interesantes. Reconocer las pasiones y talentos de los más pequeños es muy importante desde edades tempranas para que los niños no pierdan la motivación de seguir trabajando para potenciar estas destrezas.
Si se tiene en cuenta la perspectiva social en la construcción de la personalidad, hacer que el niño se rodee de personas similares ayudará a potenciar estas características en su personalidad. En este sentido la elección de actividades extraescolares es un método excelente para saber cómo desarrollar estas habilidades.
Damián Montero
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