La leche materna es el primer alimento que toda persona recibe durante sus primeros días y meses de vida. De forma habitual se relaciona con el primer medio año del bebé ya que es éste periodo en el que se recomienda mantener la lactancia de forma exclusiva. A partir de esta fecha otros nutrientes se introducen en la dieta de los más pequeños y el pecho comienza a quedar en segundo plano.
¿Hasta cuándo hay que mantener la lactancia? Desde la Asociación Americana de Pediatría se indican los beneficios que tiene para los más pequeños mantener el pecho más allá del primer año de vida. Si bien con la introducción de los alimentos sólidos la leche materna ya no es tan importante, esto no quiere decir que no existan ventajas en seguir brindando estos nutrientes.
Seguridad y nutrientes
Desde la Asociación Americana de Pediatría se indica que no existen pruebas de que la leche materna deje de ofrecer beneficios a los más pequeños desde algún punto en concreto de su desarrollo. Es decir, aquellos niños que siguen recibiendo el pecho más allá de los 6 meses de lactancia exclusiva también cuentan con ventajas, incluso tras cumplir el primer año de vida.
Entre los beneficios que se destacan aparece la sensación de seguridad que se crea en los más pequeños. La lactancia asegura un fuerte vínculo entre madre e hijo, seguir dando el pecho hará que esta relación se mantenga y que los más pequeños se sientan más seguros en el hogar al trabajarse estas relaciones.
El segundo punto más importante para mantener la lactancia es que los más pequeños se siguen beneficiando de las ventajas inmunológicas y de los nutrientes que aporta la leche materna. Dar el pecho es una manera muy acertada de asegurar un buen estado de salud en los más pequeños y de mantener lejos varios problemas como infecciones.
Desde la Asociación Española de Pediatría, AEP, también se reafirma la idea de que la leche materna no pierde sus propiedades con el paso del tiempo. A partir del primer año tras dar el pecho, la cantidad de grasa en la leche aumenta con respecto a los primeros meses, esto hace que se transforme en un alimento completo y de mayor calidad que la leche de fórmula o de vaca.
Riesgo y destete
AEP indica que hasta la fecha no se han encontrado riesgos físicos ni psicológicos en aquellos niños que toman leche después de su primer año de vida. El destete debe comenzar cuando la madre y el hijo deseen. La mejor estrategia es la de retirar el pecho de manera gradual, sin ofrecer ni negarlo, pudiendo negociar las condiciones con el niño. Durante esta etapa es importante ofrecer alternativas a la necesidad de contacto del niño, ya que la relación que se establece a través de la lactancia es un vínculo muy estrecho que debe ir reorientándose paulatinamente.
Desde la Fundación Nemours se ofrecen los siguientes consejos para reconocer las señales que indican que un niño está preparado para dejar de lado el pecho:
– Parece desinteresado o molesto cuando toman el pecho.
– Tardan menos tiempo que antes en saciarse con la leche materna.
– Se distraen con facilidad mientras toman el pecho, su atención va hacia otros asuntos.
– Toman el pecho para consolarse o distraerse, no succionan y por lo tanto no hay extracción de leche.
Damián Montero
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