Las nuevas tecnologías llegaron hace unos cuantos años y han pasado a formar parte del día a día de toda la familia. Abuelos, padres, nietos, todos utilizan a su modo los distintos dispositivos que tratan de hacer el día a día más fácil ya sea ofreciendo una fuente de información en tiempo real o haciendo posible la comunicación a distancia entre dos personas alejadas.
Pero también es conocido el riesgo que suponen las nuevas tecnologías, en especial para los nativos digitales. Vivir rodeados de pantallas hace más posible que la persona termine dependiendo de las mismas. Ordenadores, videoconsolas, smartphones o tablets ofrecen una forma de ocio que puede terminar convirtiéndose en una peligrosa adicción para los más jóvenes de la casa.
Sistema de recompensas
Tal y como informan desde el Hospital Sant Joan de Déu de Barcelona, la sobreexposición a las pantallas puede terminar generando una dependencia a las mismas por culpa del sistema de recompensas que se genera en el cerebro de los más jóvenes. Un buen ejemplo es la sensación de bienestar que deja en los más pequeños el hecho de completar una misión en un videojuego.
Esta liberación de dopamina hace que los más jóvenes vuelvan a buscar esta misma sensación en las pantallas. Una agradable charla a través de una aplicación de mensajería instantánea o ver vídeos sobre una temática que guste son otros dos ejemplos de cómo las nuevas tecnologías pueden terminar provocando una dependencia en los nativos digitales.
También se advierte que desde pequeños, los hijos tienen frente a ellos distintas pantallas como smartphones con aplicaciones que inician el desarrollo e esta dependencia. La presencia de colores, sonidos y otros juegos hacen que los niños relacionen estos dispositivos con diversión y ocio que busquen repetir una y otra vez para sentir lo mismo.
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Mismas sensaciones que en otras adicciones
La dependencia de las pantallas puede compararse con otras adicciones como por ejemplo el alcohol. Un ejemplo es la sensación de irritabilidad que muestran los más pequeños de la casa cuando les retiran uno de estos dispositivos o la necesidad de utilizarlos para experimentar la misma felicidad. No se valora otra posibilidad para pasarlo bien que no sea el uso de estas tecnologías.
El hecho de que esta relación entre nuevas tecnologías y felicidad comience en las etapas más tempranas de los niños hace más posible que los padres puedan acompañar la presencia de las pantallas de importantes enseñanzas digitales:
– Mostrar otras opciones de ocio. La misión de los padres debe ser la de que los niños conozcan otras opciones lúdicas además del smartphone o tablet. Por ello, en lugar de dejar el móvil al pequeño para que se distraiga, lo mejor es jugar con él.
– Poner límites y cumplirlos. Tarde o temprano toda persona acaba teniendo acceso a las nuevas tecnologías. La misión de los padres es la de poner límites tanto en tiempo de uso como en el modo en que se utiliza, también hay que asegurarse de que se cumplen estas reglas y no ceder ante rabietas.
– Compartir el uso de nuevas tecnologías. Los padres deben acompañar a sus pequeños mientras estos se inician en el uso de estas tecnologías. De esta forma los niños tendrán una figura adulta que les marque el camino y los adultos podrán vigilar el manejo que los menores tienen.
Damián Montero
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