La felicidad es un estado de ánimo al que todos aspiran llegar. Abuelos, niños, mayores y jóvenes. A todos les gusta sentirse así de bien y son muchas las formas de conseguirlo. Desde crear un entorno agradable para el desarrollo de todos los miembros del hogar, hasta alcanzar un objetivo, una meta fijada. Otra opción es la de alejarse de las pantallas y centrarse más en el mundo real.
Así lo refleja un estudio elaborado por Monitoring Future, que a través de una encuesta longitudinal ha ido midiendo el impacto de la expansión de las nuevas tecnologías en las nuevas generaciones. Una investigación que mostró cómo en la década de los 90 el nivel de autoestima en los más pequeños creció hasta el año 2012, cuando experimentaron una bajada drástica.
Llegada de los smpartphones
¿Qué sucedió para que a partir de 2012 se observara esta bajada en la autoestima de los jóvenes? Los investigadores destacan que en este año el 50% de los estadounidenses, país en el que se realizó este estudio, ya contaban con un smartphone. Algo que hizo que las nuevas generaciones desarrollasen otro tipo de actividades como pasar tiempo en redes sociales, mensajería de texto o aplicaciones de juego.
El aumento de estas actividades derivó en el descenso de otras prácticas como deportes, interacción interpersonal física, realización de deberes o participación en actividades dentro de su comunidad. Los resultados del estudio demostraron que el grupo de adolescentes con mayor nivel de infelicidad era aquel que consumía más de veinte horas de pantallas a la semana.
Por otro lado, el grupo que mayor satisfacción personal demostró fue aquel que tenían una interacción física por encima de la media y un uso de redes sociales por debajo de la media. Los autores de este estudio indican que estos resultados no quieren decir que exista un nexo causa-efecto directa entre la felicidad y el uso de las nuevas tecnologías, pero sí una correlación que debe ser tenida en cuenta por las familias a la hora de organiar las actividades de ocio de sus hijos.
Beneficios de las actividades en exterior
Este estudio vuelve a poner de relieve las ventajas de las actividades al aire libre en lugar de apostar por un estilo de vida más sedentario. Desde el Centro Nacional del Desarrollo Físico se indican los siguientes beneficios:
– Hace que los niños se pongan en forma, lo cual hace que prevengan problemas de salud derivados del sobrepeso y del sedentarismo.
– Su sistema inmunológico se ve favorecido por la exposición a agentes externos, lo que ayuda al desarrollo de anticuerpos que ayudarán a prevenir enfermedades.
– Conocen el mundo que los rodea, lo que ayuda a mejorar su vocabulario (aprenden a nombrar nuevos objetos) y su cultura.
– Reduce los niveles de estrés. Al estar fuera de las cuatro paredes, la ansiedad se rebaja. Un entorno abierto y verde siempre ayuda a rebajar estas tensiones.
Damián Montero
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