Llegaron las vacaciones y con ellas el tiempo libre para los hijos. ¿Cómo ocupar las horas que hasta hace no mucho se dedicaban al estudio? ¿En qué se invierten las calurosas tardes? Muchos jóvenes optan por acudir a dispositivos con conexión a internet como smartphones, tablets, ordenadores o videojuegos se convierten en la principal distracción.
Estas actividades pueden causar el distanciamiento entre los distintos miembros de la familia ya que los jóvenes queden sumergidos en este mundo digital. En este sentido el verano puede convertirse en la época perfecta para enseñar a los más pequeños a utilizar estas tecnologías de forma correcta sin tener olvidarse de la cercanía de su familia.
El smartphone
Las altas temperaturas hacen que los jóvenes no puedan pasar tanto tiempo junto con sus amigos y realizar actividades para ocupar el tiempo. Por ello, muchos de ellos recurren a sus smartphones para interactuar a través de aplicaciones de mensajería instantánea u otras herramientas como juegos en línea, así como visualización de vídeos en plataformas de streaming.
Estos son algunos consejos para que los padres enseñen un uso correcto de estas tecnologías:
– Diferenciar entre la necesidad y el abuso. Quizás no esté mal concertar una cita con sus amigos a través del smartphone, pero estas plataformas no deben sustituir a las relaciones interpersonales entre amigos.
– Limitar su uso. Los padres deben proponer otras actividades que limiten el uso del smartphone, como por ejemplo una tarde de lectura en familia.
– Prohibir su uso en reuniones familiares. Aprovechando el verano y las vacaciones muchos parientes aprovechan para reunirse. En estos encuentros debe dejarse de lado estas pantallas e interactuar entre los familiares.
– En viajes en familia deben dejarse de lado los smartphones y sólo recurrir a ellos para realizar fotografías o emergencias como perder de vista a los padres.
Videojuegos
Los videojuegos son otra herramienta de distracción utilizada por los jóvenes en esta época de tiempo libre. Estos son algunos consejos para que esta fórmula de ocio no termine por incidir en las relaciones interfamiliares:
– Conocer el sistema PEGI. Los padres deben saber qué producto están facilitando a sus hijos y el contenido del videojuego al que juegan. El sistema PEGI ayuda a reconocer esta información con tan solo mirar la carátula.
– No usar las videoconsolas como recompensa o castigo. No hay que ceder si el niño ha sacado buenas notas y permitirle un mayor tiempo de juego con la videoconsola.
– Limitar el tiempo de uso. Aunque haya acabado el año escolar, la videoconsola debe seguir siendo utilizada de forma limitada.
– Utilizar controles parentales. Las videoconsolas ofrecen instalar controles parentales que permiten a los padres ejercer un control total sobre la máquina. También es interesante recurrir a herramientas como contraseñas para evitar que sean los hijos quienes puedan hacer uso de estos aparatos sin el permiso de sus padres.
– Incentivar otras formas de ocio. ¿Hay una nueva película que los hijos quieran ver? Acompañarlos al cine siempre es una mejor alternativa de ocio.
Damián Montero
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