Ese ataque repentino de apetito es algo que todos han sentido en mayor o menor medida. Ya sea por nervios, gula, o tan solo ver un dulce o algo que ha entrado por el ojo, son varios los motivos. Se puede pensar que lo mejor es responder a esta sensación comiendo algo para no quedarse con hambre. Algo que se hace más evidente en los más pequeños.
Al estar en fase de desarrollo, se tiende a pensar que los niños nunca deben quedarse con hambre. Si bien es verdad que hay que asegurar una buena alimentación, dejar que los más pequeños de la casa pasen un poco de hambre no es mala decisión. Algo que se hace evidente en los casos donde los más pequeños quieren picar algo entre horas.
Nada de picar
Sally Kuzemchak, dietista centrada en niños, destaca que cuando un niño indica tener hambre el primer paso es recordar lo que ha comido y lo que falta para la siguiente comida. La regla es la de distribuir cinco comidas a lo largo del día, con este número no debería haber problemas ni caer en la tentación de picar entre horas. A medida que se va acercando la hora del siguiente plato no es extraño ir sintiendo esta sensación.
En estos casos siempre se recomienda esperar a la hora del almuerzo. Un ejemplo es el regreso de la escuela y llegada a casa, el niño tiene hambre y se le da algún alimento para que se sacie antes de sentarse en la mesa. En estos casos incluso puede iniciarse el proceso de digestión, haciendo que el menor experimente molestias a la hora de almorzar.
Otro ejemplo en el que hay que dejar al niño con hambre es cuando esta responde al deseo y no a la necesidad. Si el niño va al supermercado y ve una bolsa de patatas fritas es posible que indique a sus padres que tiene apetito y sugiera este producto para saciarse. Una opción para nada recomendable.
En el caso del hambre producida por la ansiedad o los nervios es posible que en época de exámenes los más jóvenes sientan hambre derivado del estrés. Para estas situaciones nada mejor que recurrir a técnicas de relajación que permitan que aliviar esta sensación sin recurrir a la comida.
Superar el constante apetito
David S. Ludwig, nutricionista de Harvard ofrece los siguientes consejos para enfrentar esa constante sensación de apetito:
– Superar los antojos. El primer paso se opone a recomendado en una dieta baja en grasas estándar. Durante esta primera fase hay que comer una proporción elevada de grasas, 50% de las calorías ingeridas, y una cantidad más baja de carbohidratos, 25%. También debe incluirse algo más de proteína de lo que a lo mejor estás acostumbrada la persona, 25% restante. En este tiempo deben mantenerse lejos los productos con azúcar añadido
En esta dieta deben mantenerse los frutos secos, los lácteos y otros alimentos ricos en grasas que con las dietas de restricción
– Reprogramación celular. A partir de esta fase habrá que reducir la cantidad de grasas hasta el 40% del total de las calorías y compensarlo con un aumento de los carbohidratos, que pasarán a ocupar el 35%. Para ello se puede empezar a consumir una mayor cantidad de cereales integrales mínimamente procesados. El objetivo de esta etapa es «reentrenar a las células adiposas».
– Alcanzar el peso ideal. Una vez que las células se han acostumbrado a este nuevo ritmo, la persona podrá empezar a incluir una dieta equilibrada en su día a día teniendo en cuenta la periodicidad con la que se deben comer algunos grupos alimenticios. Ludwing explica que el objetivo de esta fase es reeducar el cuerpo en lugar de depender de recomendaciones arbitrarias.
Damián Montero
Te puede interesar:
– 12 trucos para salir a comer con niños
– Los 7 grandes errores para enseñar a los niños a comer