El ser humano es social por naturaleza. Vivimos junto al resto de personas y desde la infancia los más pequeños se relacionan con otros, por lo que educar para desarrollar habilidades que favorezcan la convivencia es una buena idea desde la infancia. De esta forma se podrán prevenir problemas derivados de la falta de estas destrezas como por ejemplo el acoso escolar.
¿Qué habilidades potenciar, cómo hacerlo? Ellen McGinnis y Arnold P. Goldstein, expertos en educación, señalan las siguientes técnicas para desarrollar las habilidades sociales desde las etapas preescolares. Una fórmula de prevenir la violencia entre los más pequeños y la promoción de patrones de convivencia pacífica en los niños desde las edades más tempranas.
Importancia de estas enseñanzas
Las habilidades sociales brindan a los más pequeños otras habilidades. No solo sirven para poder relacionarse con otros de su edad. También hacen que los más pequeños de la casa desarrollen destrezas como:
– Cortesía. La enseñanza de habilidades sociales hace que los más pequeños conozcan técnicas para poder relacionarse con otros de forma cortés. Algo tan sencillo como decir «buenos días» puede favorecer la integración de los más pequeños en grupos.
– Asertividad. Cuando un niño carece de este tipo de destrezas y no manifiesta sus deseos termina por alejarse de sus compañeros al no ser capaz de mostrarse tal y como es. Por último los niños sin asertividad terminan por asumir el papel de víctima.
– Manejo de conflictos. Saber cómo responder de manera pacífica ante una situación de conflicto ayuda a que los más pequeños puedan resolver sus problemas pidiendo ayuda a profesores o contándolos a sus padres en lugar de aumentar la dureza de las mismas.</p
Beneficios de la enseñanza en edades tempranas
Enseñar estas habilidades desde edades tempranas es una gran decisión, estos son algunos de los motivos para ello:
– La edad de los niños hace que no hayan adquirido un número significativo de las destrezas sociales, por lo que será menos probable que se entre en conflicto. El trabajo con los niños pequeños en torno a las habilidades prosociales en el ámbito escolar constituye, entonces, un gran aporte a su crecimiento.
– A estas edades los más pequeños empiezan la escuela, por lo que podrán poner en práctica estas habilidades sociales e interiorizarlas de forma temprana. De esta forma se afianzará su desenvolvimiento social y personal.
– Finalmente, la enseñanza de las habilidades sociales contribuye también al desarrollo de la personalidad y las habilidades cognitivas e intelectuales del niño.
Damián Montero
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