Los problemas para inculcar en los niños el hábito del orden pueden llegar a parecer insalvables a más de una madre: trozos de juguete que aparecen en las macetas, piezas de construcciones por los rincones, puzzles incompletos, la zapatilla que no aparece… La solución, sin embargo, no siempre es tan complicada: basta con hacer del hábito del orden, un juego.
¿Qué es orden y qué no? No es orden…
– Recoger la habitación sólo a las 21,15 de la noche, cuando el caos ha llegado a tal extremo que ni nosotros -y mucho menos el niño- somos capaces de afrontarlo.
– Quitar todas las cosas de la vista, pero no para colocarlas en el sitio que corresponde a cada una, sino para distribuirlas al tun-tun por cajones y cestos, creando un desorden que -aunque no se vea- es aún mayor.
– Poner en su sitio los lápices sin afilar, colocar en el armario la ropa sucia o guardar en la caja juguetes rotos. Al recoger, hay que revisar las cosas, para retirar lo que hay que limpiar, arreglar o tirar.
– Guardar las piezas del mecano cuando aún hay un hermano que no ha terminado su construcción. Cada cosa tiene su momento, y ordenar también. No podemos convertirlo en obsesión.
¿Quieres hijos ordenados? Consejos para enseñar el gusto por el orden
Para disfrutar del orden de las cosas a nuestro alrededor, hay que vivirlo y sentirlo. Hay una gran diferencia entre ponerse a estudiar en una mesa llena de libros y papeles revueltos, que sentarse ante una mesa limpia para concentrarnos solo en el libro que tenemos delante. Lo mismo ocurre con el dormitorio, el cuarto de baño, etc. Intentar mantener todo ordenado es una labor que requiere poco tiempo si colocamos un poco y ordenamos todos días. Ideas para enseñar el gusto por el dorden a los niños, evitar el caos y que se acumule el desorden en casa.
1. Para que les resulte más fácil ordenar, podemos decorar la habitación del niño con baúles de colores, cestos, cajas forradas y baldas. Cada uno estará destinado a un tipo de juego.
2. Cada caja con su pegatina. Le resultará más divertido y fácil de identificar si cada una lleva una pegatina con un dibujo, según sea ese el lugar de los muñecos, los rompezabezas o los coches.
3. Ordenar es un juego «colofón» para todos los juegos. Después de montar el puzzle, hay que desmontarlo, contar las piezas para comprobar que están todas, meterlas en la bolsa y ésta en la caja. No hacerlo es dejar el juego a medias.
4. El orden rige también para las personas, su vestimenta y aseo: las camisas deben tener todos sus botones, los cordones de los zapatos han de ir atados, y no cabe sentarse a comer sin haberse lavado las manos.
5. Empieza por ordenar cosas sencillas. Comienza exigiéndole actos sencillos y muy concretos, como llevar la camisa sucia al cesto. Pronto será capaz de guardar todas las piezas del tente antes de sacar los coches.
6. El orden es una virtud accesible a todos… luego las baldas para colocar los peluches también han de estarlo. Sobre todo para los cortos brazos de nuestro hijo.
7. Paciencia. Este juego es demasiado divertido para aprender a jugarlo de la noche a la mañana. No os desaniméis si al principio él recoge un muñeco y vosotros 50, porque poco a poco irá variando la proporción.
8. Puntos para ordenar más y mejor. En un corcho que colguéis en el pasillo, podéis pinchar una cartulina con el nombre de cada hijo. Cada vez que uno de ellos realice un acto de orden por su propia iniciativa, le apuntaréis dos puntos positivos. Cuando tengáis que recordárselo, porque se le ha olvidado, y obedezca, sólo le apuntaréis uno. Si sigue sin ordenar, perderá un punto. Cada diez positivos, el niño podrá elegir un postre, la película de vídeo del sábado, o decidir si invitáis a los primos a jugar.
María Moll
Asesoramiento: Manoli Manso. Bachelor of Education por la Universidad de Gales. Profesora de niños entre 4 y 7 años.
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