En la educación de todo niño deben existir ciertos límites. Normas que indiquen a los más pequeños lo que deben o no deben hacer, por este motivo en algunos casos las sentencias negativas deben estar presentes en la vida de los más pequeños. Por este motivo la palabra «no» debe utilizarse por los adultos a la hora de establecer normas de conducta en sus hijos.
Si bien no se puede decir no a todo, ya que hay que brindar a los niños cierta autonomía y permitir que se equivoquen para que aprendan de sus errores, hay otras ocasiones en donde hay donde hay que oponerse a que los hijos realicen determinadas actividades. Laura Markham, psicóloga infantil, propone algunos contextos donde los padres deben imponer estos límites a sus padres.
Cuándo decir que no
Estas son algunas situaciones donde el «no» debe estar presente en la vida de los más pequeños de la casa:
– No puedes seguir jugando. ¿El niño no ha terminado sus tareas? ¿Quiere dar preferencia a su diversión antes que a la obligación? En estos casos los padres deben decir a sus hijos que no puede seguir jugando, debe asumir sus responsabilidades antes.
– No debes responder con violencia. ¿Ha recibido el niño algún golpe por parte de su hermano o de un compañero? Si la respuesta que el hijo quiere dar es devolver este golpe, hay que responder que no puede contestar con más violencia a esta situación.
– No puedes ver la televisión a esta hora. ¿Debería el niño estar estudiando o en la cama? ¿Hay alguna serie que quiera ver a una hora en la que no debe estar frente al televisor? Los padres deben ser inflexibles ante este requerimiento y contestar que no.
– El no también debe estar presente en las rabietas mientras los niños no se detengan y sigan manifestando comportamientos nerviosos, hay que hacer ver que estas actitudes no van a ser consentidas.
– No a requerimientos sobre peticiones relacionadas con comportamientos que previamente se les dijo que no podían hacer. Los niños deben entender que no por más pedirlo, van a tener éxito.
Cómo decir que no
Al mismo tiempo, Markham también da una serie de consejos sobre cuándo y cómo decir que no a los más pequeños de la casa (y a los no tan pequeños):
– Perder el miedo al no. Decir «no» a los hijos no es hacerles daño, es marcar un límite y una oportunidad de que los hijos aprendan lo que está bien y lo que está mal.
– No es algo personal. Ante el «no» los niños pueden tomárselo como algo personal, los padres deben hacer ver a sus hijos que no es así. Que es una lección y que en el fondo quieren ayudarles.
– Dejar abierta la puerta al «sí». En algunas situaciones los padres pueden hacer ver a sus hijos que el «sí» es posible aunque escuchen un «no». Por ejemplo, si cumplen con sus responsabilidades, podrán ver la televisión (y no es demasiado tarde).
Damián Montero
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