Inscribir a un niño en una actividad extraescolar deportiva nunca es una mala idea. Decir adiós al sedentarismo y hola al movimiento reportará grandes beneficios a los más pequeños de la casa. Pero esta decisión no es tan sencilla como atarse las zapatillas deportivas, ponerse ropa cómoda y lanzarse a la actividad física. Hay muchos elementos a tener en cuenta.
Desde la adquisición del material específico para la práctica deportiva hasta tener en cuenta el estado de salud de los más pequeños. En este sentido, una revisión médica antes de inscribir a un niño en una de estas actividades nunca está de más. Así lo indica el Hospital Sant Joan de Déu que destaca la importancia de estas pruebas para prevenir diversos problemas derivados de la mala praxis en estas actividades.
Prevención y seguridad
Este hospital destaca que la finalidad de estos exámenes previos a la práctica deportiva tiene como objetivo preservar la seguridad del niño durante la actividad física. Para ello se detectarán enfermedades o alteraciones físicas que pudieran convertir estas extraescolares en un riesgo para su salud.
Cuando un niño practica cualquier deporte se ponen en marcha y se coordinan, en mayor o menor medida, todos los sistemas del cuerpo. Para ello se requiere un buen funcionamiento de cada parte del cuerpo para facilitar el desarrollo óptimo de todo el organismo, incluyéndose la mente del pequeño, para tener éxito en estas actividades físicas.
Pero si en el organismo del niño hay presencia de anomalías o alteraciones, la práctica de ejercicio físico supone un riesgo de lesión o alteración funcional, en especial cuando se realiza de forma rutinaria, estas actividades pueden ser perjudiciales para el desarrollo y crecimiento del niño y adolescente. No solo los deportistas de alto nivel precisan estas pruebas, cualquier individuo que participe en estas prácticas las precisan, incluso cuando parecen sanos.
Pruebas recomendadas
¿Pensando en que tu hijo se inicie en una actividad física de forma habitual? Este hospital recomienda realizar las siguientes pruebas:
– Declaración jurada de antecedentes, es decir, recordatorio del historial del niño y sus familiares en donde se revisarán patologías cardiorrespiratorias y circulatorias, y presencia de afecciones crónicas o hereditarias.
– La exploración física completa para detectar malformaciones óseas, malas posturas que puedan provocar una lesión en los niños
– Un electrocardiograma de reposo con doce derivaciones.
Todas estas pruebas persiguen estos objetivos:
– Prevenir lesiones y detectar factores de riesgo, mediante identificación y tratamiento de alteraciones músculoesqueléticas, en especial lesiones no detectadas o que no cumplieron con una buena rehabilitación.
– Establecer una terapia o planificar la rehabilitación de procesos concretos.
– Dar información a la familia sobre qué actividades puede o debe realizar el niño, con el objeto de preservar su salud y mejorar su rendimiento.
– Identificar procesos que impiden o limitan el rendimiento o la participación deportiva.
– Diagnosticar patologías que puedan tener tratamiento.
Damián Montero
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