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Tortícolis congénita, ¿qué podemos hacer para mejorar su situación?

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La torticolis congénita afecta a aspectos tan importantes como la lactancia

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La salud de los más pequeños es un tema que nunca se puede controlar al completo. Si bien los padres pueden prevenir numerosos problemas cuidando la alimentación de sus hijos, abrigándolos ante el frío o practicando ejercicio, hay otros tantos que simplemente aparecen. Es el caso de la torticolis hereditaria, que aparece por una lesión sucedida dentro del útero.

Un problema que puede dificultar la vida del pequeño en aspectos tan importantes para él como la lactancia y causar un dolor constante. Por este motivo, dicha lesión debe ser atendida y solucionada con el fin de hacer mejor el día a día del bebé, ahorrándole las molestias provocadas y asegurando que pueda recibir esta alimentación que tan importante es para él durante los primeros días.

Postura del feto

Tal y como indica la Asociación Española de Pediatría, AEP, la tortícolis congénita se advierte cuando el bebé tiene la cabeza inclinada hacia un lado y el mentón apunta hacia el contrario. El adjetivo ‘congénita’ hace referencia a los niños que nacen con dicha condición, aunque puede tardar hasta 2 meses en desarrollarse. Es muy frecuente en los recién nacidos y responde a un una lesión del músculo esternocleidomastoideo.

La lesión puede deberse a una mala posición del feto dentro del útero o bien a un parto difícil o en el que se ha requerido el uso de instrumentos como fórceps, ventosa, etc. Hay ocasiones en las que los padres pueden palpar un pequeño nódulo a nivel del esternocleidomastoideo, músculo que se posiciona en el lateral del cuello del bebé.

La principal consecuencia para el niño es la tendencia del bebé a mirar siempre en la misma dirección, al tener una limitación para girar el cuello en el sentido de su lesión. Esta situación puede dificultar la lactancia materna además de provocarle un aplanamiento en el lado de la cabeza donde el bebé se apoya con más frecuencia, lo que se conoce en medicina como plagiocefalia postural.

Hay ocasiones en donde la tortícolis en los recién nacidos se puede asociar a la displasia de cadera, si el pediatra lo sospecha solicitará una ecografía en esta zona del cuerpo. En cualquier caso, si se advierte la proyección de la mirada del bebé en una sola dirección, es importante acudir a un especialista para confirmar el diagnóstico e iniciar el tratamiento correspondiente.

Tratamiento y perspectivas de futuro

El tratamiento dependerá de la edad del niño y de la agudeza de esta lesión. Los ejercicios físicos y las medidas posturales son suficientes en la mayoría de los casos para poner fin a esta situación. El pediatra, el rehabilitador o el fisioterapeuta enseñarán a los padres unas actividades específicas para hacer en casa que consistirán en movilizar el cuello en diversas direcciones. Es importante seguir siempre las pautas marcadas por el profesional.

Aparte de estos ejercicios los padres deben estimular a su bebé para que gire la cabeza hacia el lado lesionado. Un buen truco para este fin es girar la cuna de forma que tenga que mover el cuello hacia la zona afectada para ver a sus padres, enseñándole los juguetes por dicho lado y ofreciéndole las tomas de leche por el sentido que le cuesta más trabajo.

También se aconseja poner al bebé boca abajo mientras esté despierto. De esta manera fortalecerá la musculatura del cuello y de la espalda, evitando el aplanamiento asimétrico de la cabeza. En la gran mayoría de los casos la evolución es buena y se consigue solucionar la lesión de manera total, es decir sin secuelas ni deformidades.

Si la evolución no es la esperada, el pediatra valorará la necesidad de hacer pruebas complementarias o la derivación al especialista oportuno. Cabe mencionar que algunos casos, los que menos, requerirán tratamiento quirúrgico para poder tratar esta lesión de manera efectiva.

Damián Montero

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