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Adiós pañales… adiós ¿Está preparado tu bebé?

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Aprender a realizar sus necesidades en un orinal es un reto importantísimo para la mayoría de los bebés y niños de corta edad. Según la mayoría de los pediatras de los 22 a los 30 meses los bebés se encuentran en la etapa ideal para aprender a decir adiós a los pañales. Pero, ¿cómo saber si está preparado/a tu bebé?

Evidentemente, este avance es el resultado final de todo un complejo proceso de aprendizaje sin el cual al niño le resultaría prácticamente imposible adaptarse al orinal. Y es que, de nada nos serviría sentar todos los días al niño en su «patito» si antes no le hemos enseñado a distinguir cuáles son los signos corporales que le indican que su vejiga o intestinos están llenos, por ejemplo.

¿Está realmente preparado tu bebé para dejar el pañal?

Existen algunos indicios que nos pondrán sobre la pista de si nuestro pequeño se encuentra o no preparado para decir adiós a sus pañales porque no se puede quitar el pañal antes de tiempo. Así, por ejemplo, la primera señal para quitar el pañal a tu bebé será cuando el niño comience a avisar con su lengua de trapo que está mojado o que necesita hacer pis.

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También suele ser importante que nuestro hijo sepa señalar y nombrar las partes de su cuerpo. Otro síntoma puede ser su deseo de emular. Cuando los niños comienzan a sentir curiosidad por lo que hacen sus padres y hermanos en el cuarto de baño… es que comienzan a adentrarse en esa etapa en la que es mucho más sencillo enseñarle a no ensuciar los pañales.

Además, su cuerpo se ha desarrollado lo suficiente para ser consciente de sus movimientos intestinales y de la relación que existe entre ellos y la suciedad. Estos movimientos suelen tener cierta regularidad y el niño ya sabe que puede controlarlos de alguna manera.

Primero hay que familiarizarse con el orinal

Aunque hay quien defiende el uso del retrete frente al orinal, lo cierto es que siempre es preferible que los niños se inicien con este sucedáneo.

Para que nuestro hijo acepte de buen grado este cambio en su vida siempre podemos recurrir a unos cuantos trucos. Así, por ejemplo, podemos animarle a que sea él el que elija su propio orinal. Además, antes de sentarle en su animalito preferido por primera vez, podemos dejar pasar unos días para que puedan acostumbrarse lentamente el uno al otro.

Del mismo modo, durante estos días, le podemos indicar con gestos y muchísima paciencia que «esas cosas» corresponden al orinal y no a los engorrosos pañales.

Captar el momento de necesidad de ir al baño

Una vez superada la fase de adaptación, el primer paso que tendremos que dar será instantáneo: cazar al niño en el momento en que sienta necesidad de hacer pis o caca para sentarlo en el orinal. Otro método igualmente efectivo es sentarlo después de la comidas y justo antes de acostarle por la noche.

En ambos casos, tendremos que esperar entre seis y siete minutos antes de levantarle. Esperar más sería completamente inútil pues los niños de esta edad suelen ponerse nerviosos cuando se les obliga a estar quietos demasiado tiempo. En estas ocasiones, podemos estimular a nuestro hijo, abriendo el grifo del lavabo o narrándole algunas historietas para que esté entretenido.

Su primera ‘proeza’: aplausos y premios

Y cuando el niño realice su primera «proeza»… Entonces, tendremos que iniciar la «gran guerra». Tras unos cuantos aplausos por su gran éxito, volveremos a ponerle los pañales durante tres o cuatro horas, siempre procurando no prolongarnos más, pues es lógico que el niño aún no pueda aguantar mucho tiempo. También prestaremos especial atención a no reducir demasiado estos intervalos pues podríamos terminar obsesionándole con el orinal.

Varios días después (no más de tres o cuatro) le quitaremos el pañal diurno definitivamente aún a riesgo de que nos encontremos algún que otro escape en cualquier rincón de la casa. Como en días anteriores seguiremos premiándole con un caramelito o galleta cada vez que consiga aguantar y realizar sus necesidades en el orinal.

Reducir los premios poco a poco

A medida que pase el tiempo iremos distanciándole los premios (sólo cuando haga caquita, por ejemplo) hasta quitárselos definitivamente.

Una vez que no moje durante la siesta procederemos a quitarle el pañal correspondiente.
Y en cuanto a la protección nocturna, no tengamos prisa. Más vale que el niño continúe unas semanas más con sus pañalitos a que, por un descuido, el pequeño termine enfriándose por culpa de un inevitable escape.

Consejos para que los niños digan adiós a los pañales

1. Si tiene escapes, no le regañes. Durante los primeros días, es normal que a el niño se le escape algún que otro pis. No le regañemos pues podríamos conseguir el efecto contrario. Lo mejor en esta etapa son los elogios y apoyo de papá y mamá.

2. Pequeñas pantomimas. Un buen truco para que el niño aprenda a utilizar su orinal es realizar pequeñas pantomimas en casa. Su peluche preferido o nosotros nos sentaremos antes y después él. De este modo, nuestro pequeño comenzará a contemplar su «patito» con mucha más normalidad.

3. Una rutina para ir al baño. Tanto si cuidamos nosotros al niño como si habitualmente lo hace otra persona, tenemos que procurar que el niño se siente en su orinal cada tres o cuatro horas. Aunque parezca mentira, la rutina, suele ser la mejor amiga a la hora de que los niños asimilen un hábito.

4. Sigue adelante. Una vez que hayamos decidido quitarles los pañales no demos marcha a tras. Precisamente por ello, tendremos especial cuidado en elegir el mejor momento. Si coincidiese con un viaje o cualquier otro evento podría resultarnos mucho más difícil inculcar al niño el sistema del orinal.

5. Primero el pañal diurno, luego el nocturno. Hasta que nuestro pequeño lleve varias siestas sin hacerse pis entre las sábanas no le quitemos el pañal por la noche. Éste será el mejor aviso que tendremos de que el niño ya está preparado.

Para que el niño se encuentre más cómodo a la hora de sentarse en su orinal es imprescindible que le quites la ropa de cintura para abajo, de modo que pueda abrir bien las piernas. Pero, eso sí, no le quitemos los calcetines pues la sensación de frío podría provocar que el niño intente levantarse antes de tiempo.

Marisol Nuevo Espín

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