Categorías:

Hiperactivos: plan de choque en casa y en el cole

Tabla de contenidos

Los niños hiperactivos generalmente son niños impulsivos y actúan sin pensar, buscando satisfacer inmediatamente cualquier impulso, tienen poca tolerancia a la frustración y escaso dominio y autocontrol de sí mismos. Al presentar una inmadurez en el lóbulo frontal del cerebro no se detienen a reflexionar, se suelen precipitar en sus respuestas y, a menudo contestan antes de terminar de escuchar la pregunta.

¿Cómo se relacionan los niños con hiperactividad con los demás?

La agresividad es también frecuente, aunque no se produce en todos los casos en el niño hiperactivo. Sus reacciones ante situaciones conflictivas son desmesuradas: rabietas, llantos, estallidos de cólera… En consecuencia, suele presentar problemas en las relaciones con sus compañeros. Su comportamiento provocador hace que habitualmente sus compañeros le rechacen.

Así, con frecuencia, en los niños hiperactivos aparecen problemas de autoestima (se sienten rechazados) y dificultades de aprendizaje a pesar de contar con una capacidad intelectual normal e, incluso, superior a la media.

Artículo relacionado:
 Padres con TDAH: afecta tanto a niños como a adultos

Tratamientos para niños con hiperactividad

Si después de haber analizado todos estos síntomas pensamos que nuestro hijo puede ser un niño hiperactivo, lo primero que tendremos que hacer es consultar con el pediatra todas nuestras dudas. Algunos casos revierten especial gravedad y suelen requerir de la aplicación de un tratamiento farmacológico bajo los cuidados y seguimientos de un especialista.

Pero no todos los niños son hiperactivos (hay niños muy activos que, simplemente, necesitan quemar sus energías) o padecen realmente un problema psíquico. Como tampoco todos los casos de hiperactividad presentan la misma gravedad. En la mayoría de las ocasiones un «plan de choque» puesto en marcha desde la propia familia puede surtir efectos muy beneficiosos.

Plan de choque en casa para niños con hiperactividad

Aunque parezca difícil, el primer paso para convivir con un niño hiperactivo es evitar la violencia, la amenaza o la coacción. Es más, tendremos que intentar aprovechar esa energía que tanto nos preocupa para conseguir pequeñas metas concretas: que aprenda a distinguir los colores mediante juegos de movimiento, por ejemplo, puede ser un buen truco.

También tendremos que invitarle a terminar todo aquello que comience. Pero para conseguirlo deberemos prestar especial atención a que no se embarque en obras excesivamente complicadas que es seguro no terminaría nunca. Además, conviene enseñarle a dominar sus impulsos, a no perder inútilmente sus fuerzas.

La mejor terapia para los niños hiperactivos: reforzar su autoestima

Pero, quizá la mejor terapia de todas sea reforzar su autoestima.

El niño hiperactivo necesita confiar en sí mismo y para conseguirlo será fundamental el papel que nosotros mismos juguemos en el trato diario.

De este modo, cada vez que consiga un pequeño éxito, una ligera mejoría le demostraremos lo orgullosos que estamos de él. Del mismo modo, cada vez que el niño se muestre inquieto, nervioso o no se porte correctamente le animaremos a mejorar ayudándole a recordar lo felices que nos sentimos todos cada vez que se comporta de forma tranquila y correcta: «Pero si tu eres un niño muy bueno, pero si eres capaz de estar tranquilo… ¿por qué estás tan nervioso?».

En estos casos, el cariño suele ser la mejor medicina para la hiperactividad, así que no escatimemos los besos, las sonrisas, los elogios y los abrazos. Con este bálsamo, seguro que consigue mejorar poco a poco. Y todo ello, por su puesto, en un ambiente de calma, serenidad y orden. Para este tipo de niños el entorno suele adquirir una gran relevancia por lo que tendremos que procurar evitar el desorden en casa, los gritos, aunque el niño colme a menudo nuestra paciencia y, por supuesto, los cambios bruscos de rutinas y horarios.

¿Y en el cole? 

También será fundamental la ayuda que nuestro pequeño reciba en el colegio. Podemos hablar con el maestro para acordar las medidas que se podrían tomar para mejorar su comportamiento en clase.

Una terapia sencilla y bastante efectiva es sentar al niño en primera fila, para evitar sus distracciones al mismo tiempo que el profesor se preocupa por mantener su atención haciéndolo colaborar en la marcha de la clase.

Gracias a este pequeño truco, es seguro que nuestro hijo recibirá estímulos muy positivos que le ayudarán a mejorar su capacidad de concentración.

¿Cómo aprenden los niños hiperactivos?

No seríamos los primeros padres que hemos intentado enseñar una actividad nueva a nuestro hijo «especialmente activo» sin llegar a conseguir grandes resultados.

El simple hecho de intentar sentar al niño frente a una cartilla o un libro puede llegar a convertirse en todo un reto en estos casos.

Entonces, ¿cómo es posible enseñar a estos chicos y chicas desbordantes energías? Pues, sencillamente, aprovechando su propia actividad. El niño necesita moverse por lo que debemos utilizar esa necesidad de movimiento para el aprendizaje. Si deseamos enseñarle las letras del abecedario, por ejemplo, adquiramos en cualquier juguetería letras de molde de colorines. Así, lanzándolas por su habitación, podremos instarle a que busque ésta o aquella letra mientras memoriza e identifica cada una de ellas.

Consejos para padres con niños hiperactivos

1. Cuando le pidamos que haga algo, procuraremos sostener su mirada asegurándonos que de que está ateniendo. Sólo así podremos tener la total certeza de que el niño ha comprendido perfectamente nuestras explicaciones.
2. Es importante que le ofrezcas siempre instrucciones precisas y claras. Una explicación excesivamente enrevesada sólo provocara en el niño desánimo y desgana.
3. Procura elogiarle cada vez que cumpla correctamente un encargo o, por lo menos, intente cumplirlo en la medida de sus posibilidades. Con este sencillo gesto, estaremos reforzando su autoestima.
4. Es bueno realizar ejercicios de concentración adaptados a su edad y conocimientos. Unos cuantos minutos al día dedicados a esta tarea podrían llegar a serle de gran utilidad de cara un futuro.
5. Dejémos que se desfogue un ratito todos los días. Las carreras por el parque, deportes como el judo o el patinaje, los juegos con los amigos… le ayudarán a quemar energías y a encontrarse mucho mejor.
6. Procura que en nuestro hogar reine un ambiente sereno y agradable. Así, nuestro hijo se sentirá mucho más tranquilo y calmado.
7. No etiquetemos a nuestro hijo cada vez que no se comporte correctamente. Si le decimos constantemente que es un «trasto», que es un niño muy malo… Lo único que conseguiremos es que nuestro pequeño termine por adquirir esa imagen de sí mismo y no luche por mejorar.

Para que nuestro pequeño comience a desarrollar su capacidad de atención y concentración podemos animarle a aguantar haciendo una determinada actividad durante un periodo de tiempo concreto. Así con un cronómetro en la mano tomaremos nota de sus progresos: el primer día dos minutos, el segundo seis y así, sucesivamente.

Elena López
Asesoramiento: Teresa Artola. Doctora en Psicología y Master en Educación Familiar, con una amplia labor investigadora y docente en el campo de la Psicología Infantil

Te puede interesar:

– Un hiperactivo en casa: incapaz de estar quieto

– Cinco actividades ideales para niños hiperactivos

10 claves para convivir con niños hiperactivos

– Hiperactividad y déficit de atención: TDAH

Otros artículos interesantes